Isabela no podía creer su suerte, las posibilidades de toparse en esa ciudad tan grande después del trabajo las creería nulas, pero aquí esta en sus brazos, con un gato en su regazo.
— En tu currículo no decía nada sobre trepar arboles y rescatar gatos como pasatiempo — dijo con una leve sonrisa en sus labios.
Para Isabela el gesto no paso desapercibido y sus palabras no sonaron sarcásticas como todas las demás veces.
— Estoy empezando a creer que me sigue señor Bruno — dijo Isabela bromeando con él, aunque aun no sabe porque lo está haciendo.
— Yo podría pensar eso de ti, porque aquí es donde vivo — dijo incorporándose para ponerla de pie.
Isabela aún mantenía al gatito en sus brazos que se había quedado dormido, Bruno lo miro por un momento.
— Gracias, pero no, yo no lo estoy siguiendo — dijo acomodando al gatito mejor en sus brazos.
— Pudiste haberte confundido creer que soy Braulio y por eso estar aquí — dijo caminando hacia el árbol.
— ¡Yo jamás he seguido a Brau... al señor Braulio! — dijo molesta — Además que no volverá a ocurrir, ese día me confundí porque había tomado un poco, por el ruido y muchas cosas que no puedo explicar ahora, pero ustedes no se parecen en nada, aunque físicamente sean idénticos hay cosas que los diferencian, la forma que usted mira, mantiene la mirada dura con el ceño fruncido siempre, cuando sonríe y lo hace poco se le forman dos hoyuelos y sus cejas son un poco más pobladas, también camina diferente con una pose mas rígida — se detuvo después de semejante monologo, había dicho demasiadas cosas y comenzaba a sonrojarse al darse cuenta de eso.
Bruno la observaba en silencio, Isabela era la primera persona que decía algo así con tanta facilidad.
— ¿Llevaras al gato al veterinario? — preguntó, haciendo que ella se girara hacia él.
— No lo sé, creo que debería — dijo dudando.
— Vamos entonces — dijo entregándole su bolsa y tomando al gatito. Isabela no opuso resistencia simplemente se lo entregó y camino detrás de él.
Llegaron hasta el automóvil de Bruno que estaba aparcado en la calle, él abrió la puerta para que se subiera, Isabela lo hizo, le entrego el gatito y ella se puso el cinturón de seguridad, Bruno no dijo nada subió al auto y arranco, todo el camino fue en silencio, llegaron hasta un hospital veterinario que era el mas cercano de la zona. El veterinario los atendió rápido, el gatito tenía apenas los dos meses y era macho, les explico su cuadro de vacunas, Isabela le explico las condiciones de como lo encontró.
— Entonces señorita Se quedará con el gato o desea que lo pongamos en el servicio de adopción del hospital — dijo con calma el veterinario. Isabela miro al pequeño que se acurrucaba contra ella.
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Desde aquel momento 🗒🤍
RomansaIsabela vive enamorada de su jefe desde hace cuatro años, un día toma el valor de confesar su amor con la intención de soltar ese sentimiento y por primera vez en años sentirse libre, lo que ella no esperaba es confesarse al hombre equivocado... I...