Dicen que cuando las personas tienen infancias felices, son dignas de recordar con una sonrisa en los labios mientras tu corazón se llena de nostalgia.
Doce años atrás...
—Solo uno...—supliqué.
—Es tarde.—decidió ella se pie en el umbral de la puerta de mi habitación.
—Por favor, solo uno.—repliqué de inmediato.
Ella soltó una risita por lo bajo y asintió finalmente. Mis hombros se relajaron de inmediato y me acomodé mejor en la cama para poder quedar en una posición que pudiese mirarla a los ojos cuando hablaba.
Porque si había algo que me gustaba en el mundo; era que mi abuela me contara cuentos mientras me miraba a los ojos.
—¿Qué historia quieres ahora?—cuestionó sin dejar de sonreírme.
—Una de amor.—decidí.
—Eres calidez pura, Fernanda...—respondió llevando su mano a mi cabeza para frotarla con cariño. Una extensa sonrisa se formó en mis labios disfrutando de su caricia.
—¡Cuéntamelo, abu!
Ella se volvió a reír antes de inspirar profundamente.
—Hace mucho tiempo, cuando la Tierra llevaba poco tiempo de haber sido creada y el clima era siempre igual a lo largo del año, existían dos personas que se amaban con intensidad. Sus nombres eran Talión y Yoslin, y se habían enamorado el uno del otro apenas se habían visto. Eran probablemente, el hombre y la mujer más felices del mundo. Todos los días amanecían juntos, daban largas caminatas por las fuerzas y se dedicaban palabras cariñosas. Lo que más les gustaba era tumbarse en la hierba para ver las estrellas o andar en la playa para escuchar las olas del mar. Sin embargo, los dioses celosos de que fueran felices con su amor, no soportaban mirarlos. Sentían envidia pues ellos a pesar de todo su poder y sus privilegios, nunca serían capaces de experimentar un sentimiento tan puro. Así que poco después decidieron ponerse todos de acuerdo para conjurar una forma de separar a la feliz pareja. "¡Ya no aguanto más verlos así!" "Todo el tiempo recordándonos lo que nosotros no tenemos" "Si tan solo hubiera una manera de apartarlos el uno del otro para siempre", habló otro. "¡Lo tengo!" "Sé la manera en la que nunca podrán verse." Los malvados descendieron a la Tierra y se presentaron con malicia frente a los enamorados, que en esos momentos estaban tomados de las manos. De pronto, los dioses los maldijeron, convirtiéndolos en estacones diferentes. A Talión le tocó ser el invierno, frío y silencioso, que cubriría el mundo de blanco al final del año. Yoslin en cambio fue la primavera; calurosa y vibrante, que le brindaría un momento de descanso a los seres vivos antes de que los arboles empezaran a secarse. De esta manera, siendo tan distintos, nunca más serían capaces de estar juntos. Los dioses se regocijaron ante la nueva infelicidad de la pareja. Al momento de irse sin embargo, Belasta, la diosa de la caridad; sintió un gran remordimiento por lo que habían hecho, debido a su benevolente don. Sabía que no podía revertir la maldicen creada por sus compañeros. No obstante, sí que podía impedir que los amantes se separaran para siempre. Mientras los otros dioses se marchaban, Belasta aprovechó que no la veían y levantó las manos. El cielo completo vibró mientras ella pronunciaba unas palaras que se volvieron niebla y se perdieron en el horizonte. "A pesar de ahora están separados, cada uno de ustedes tendrá un regalo" Dijo. "Al invierno le concedo la lluvia, para que pueda visitar a la primavera en los días calurosos. Y a la primavera le doy la nieve, para que pueda jugar con el invierno en las afueras. De esta mañanera, podrán seguir estando juntos". Y así ocurrió. Hasta ahora se dice que en los días primaverales Talión regresa para acariciar a Yoslin con su lluvia, refrescándola del intenso calor que ella misma provoca. Y cuando empieza a hacer frío, Yoslin cae sobre la Tierra en forma de nieve para estar una vez más con su amado.
ESTÁS LEYENDO
INVIERNO|Joel Pimentel (Completa)
FanfictionHasta el invierno más crudo se ve opacado por la calidez cuando llega la primavera.