C10. La calidez de la primavera.

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—Hola.—me saluda Joel y me estremezco por completo cuando sus labios tocan los míos en un beso fugaz.

—Hola.—respondo. Él coloca su mochila encima de la mesa que estoy ocupando en la cafetería, toma asiento a mi lado y lanza un suspiro.—¿Qué te pasa?

—Extraño California.—decide. Mis cejas se fruncen y él me mira un momento tomando mi mano por encima de la mesa.—No me lo tomes a mal.—se apresura a decir.—Es simplemente que creo que los profesores me odian o algo así. No paran de humillarme ante toda la maldita clase y te prometo que todo lo que quiero hacer es desaparecer de una vez por todas...

—Joel.—le espeto.

—No de esa manera.—replica de inmediato.—Sino de otra...desaparecer de la manera en la que puedo huir de ellos y no verlos nunca más...

—Bueno...tal vez es solo cuestión de que termines de acostumbrarte a ellos y eso es todo.—murmuro.

Joel deja escapar un largo suspiro y niega un poco.—Supongo que es eso. ¿Qué haces, eh?

—Nada, estaba leyendo un libro.—respondo encogiéndome de hombros.

—¿Durante el almuerzo...?

—Si.—se ríe.—Es que tengo que leer Shakespeare y eso...

—¿No has leído a Shakespeare?—pregunta enarcando una ceja.

—Pues no.—niego.

—Dios, es lo más aburrido del mundo, no me gusta.—susurra.—Todos en algún momento hemos leído a Shakespeare...sino lo has leído, no eres humano.

—¡Que gracioso!—replico y él se echa a reír.

—Si quieres puedo ayudarte...

—¿A leer...?—me rio.—No, gracias. Estoy leyendo Romeo y Julieta para clase de literatura así que...

—Ellos mueren.—suelta y automáticamente anclo mis ojos en los suyos.—Al final...

—¡Oh, como te odio!—me quejo al tiempo que una carcajada escapa de su garganta. El sonido de la risa de Joel me hace estremecer un momento. Dejo salir el aire de mis pulmones y cuando sus ojos se vuelven a conectar con los míos mi corazón da un respingo.

—¿Vas a ir a la cabaña hoy?—pregunta.

—Sí.

—Estupendo.

—¿Quieres venir...?—cuestiono. Los ojos de Joel me observan un momento y me sonríe.

—No quiero entrometerme en tus asuntos...

—Te estoy invitando.—agrego sin dejar de mirarlo.

Una pequeña sonrisa se forma en sus labios y asiente lentamente.—De acuerdo...

—Podemos comprar una pizza y un par de refrescos para comer allá ¿te apetece la idea?—él asiente de inmediato haciendo que sus pequeños rizos se muevan un poco.

—¿Es...como una cita o algo así?—cuestiona.

—Um...pizza, refrescos...la cabaña, un poco de fuego para darnos calor...si, algo así.—reflexiono y él se vuelve a reír antes de dejar otro beso fugaz sobre mis labios.

—Entonces sí, acepto.

—Entonces sí, acepto

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INVIERNO|Joel Pimentel (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora