Cuarta Parte: Los Huéspedes

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CAPÍTULO 21: JAY

Luego de salir de la habitación blanca, recorrer la ciudad y acudir a la persona que necesitaba ayuda pero que en realidad estaba muerta, encontré en ésta ciudad a Jess. Resulta que ella también fue convocada de forma similar para realizar el viaje a Alemania solo que tuvimos algunas diferencias, una de ellas a Jess no le mataron a nadie aún, a mí sí.

Antes de encontrar a Jess mientras caminaba por una calle de la ciudad vi a Nicholas de rodillas nuevamente y como caía en el suelo por causa del disparo en su cabeza. Traté de no prestar atención ya que pensé que perdía la cordura al verlo en todo momento, en cada calle, en cada esquina, en cada intersección ahí lo veía una y otra vez cayendo al suelo producto del disparo, solo que al cerrar los ojos ó intentar acercarme ya no lo veía. Fue cuando vi a Jess forcejeando con algo invisible que entendí lo que sucedía. Vemos cosas que nos hacen vulnerables que nos dejan expuestos para matarnos, fue ahí cuando noté la solución... Había que trabajar en equipo, con ayuda sería más fácil que solos ya que no todos vemos lo mismo así que sí uno se apoya en el otro no perderemos la cordura y mejor aún no moriremos cometiendo un error.

Bajamos del edificio con mucha timidez ya que no sabíamos que nos esperaba al salir, Jess estaba muy desorientada lo podía notar aunque se hiciera la fuerte, y yo aún dolido, ahogado con todos los sentimientos a punto de salir todo el tiempo. Llegamos a la calle donde aún seguía el cuerpo de la joven con la cuchilla en su abdomen. Me hice de coraje para quitarla de su cuerpo porque podría sernos de ayuda pero fue la peor sensación del mundo, sentía como el filo cortaba algo en su interior y lo desgarraba, por la herida salía sangre a borbotones de una forma bastante desagradable bañado aún más a la joven en rojo. Miré a Jess la cual tenía una mano en su boca como tratando de evitar la sensación de vomitar la cual yo también sentía pero entiendo que tener un arma puede ser algo útil ó tal vez un gran error considerando las circunstancias.

Jess preguntó un poco desorientada— ¿Cuál es el plan?—. Puso una mueca de estar bastante perdida.

No tenía mucha idea así que respondí— Escapar supongo—. Para ser sincero tampoco sabía qué hacer.

Jess no dejaba de hacerme preguntas a las cuales no tenía respuesta precisas, ni siquiera suposiciones— ¿Por dónde sugieres empezar a buscar?—. Miré todo a mí alrededor y vi que el techo estaba todo cerrado con una especie de muro.

Respondí solo con las dos opciones que tenía— Supongo que sí la ciudad está toda cerrada debe de tener una salida ó puede que haya algún camino subterráneo. Es decir de algún modo nos entraron aquí y por ese mismo lugar saldremos—. Sonaba un poco creíble y a la vez no tan convincente.

Mientras acomodaba un mechón de su cabello detrás de su oreja respondió— Sugiero ir a los límites—. Dijo como sí no quedara otra opción.

Caminamos juntos uno al lado del otro sin hablar ya que teníamos una cuantas (muchas pero muchas) manzanas por delante que caminar. Noté que Jess comenzó a mirar a su alrededor muy nerviosa y se le escapaban unos pequeños grititos ahogados. Miraba en la dirección que ella miraba pero no había nada así que me puse en frente de ella, la tomé fuerte de los hombros mientras miraba sus ojos que estaban perdidos, su respiración acelerada, sus músculos tiesos y un sudor corría por su rostro.

Con la voz firme y dándole unos leves sacudones le aseguré— No hay nadie aquí, estás alucinando, aquí no hay nadie Jess... Vuelve a la realidad—. Por un segundo creí que lo abría logrado pero me miró casi que sin reconocerme con ojos de loca. Acto seguido tomó mi cuchilla con mucha rapidez la cual llevaba a un lado del pantalón asegurada con el elástico del mismo y la enterró en mi hombro en una milésima de segundo.

Comenzó a correr y gritaba— Déjame en paz, no sé qué quieres de mí—. Corría en la dirección de la que veníamos y supe que estaba llorando ya que podía escucharla ahogada.

Como pude con un terrible dolor me quité la cuchilla del hombro y corrí a buscarla. Evidentemente la ciudad le afectó más que a mí hasta ahora. Esa alucinación sea lo que sea que vea la aterraba.

Corrí tras de ella hasta que logré ir unos pasos detrás fue ahí cuando logré ver que se lanzó sobre el ventanal de una tienda como sí la hubiesen empujado de costado. El ventanal estalló en pequeños pedazos arrancándolo por completo y haciendo un ruido tan fuerte que sí había alguien más seguramente lo escuchó. Entré por el hueco donde hasta hace unos instantes era un ventanal y Jess estaba llorando recostada sobre los pequeños vidrios ya que el dolor la trajo a la realidad y se retorcía en el suelo muy dolorida.

La tomé en mis brazos aunque hacer ese movimiento generaba que mi herida en el hombro me hiciera ver estrellas, la saqué de la tienda y caminé con ella unas cuantas manzanas hasta que mis piernas cedieron ante el cansancio y hombro no resistía su peso.

Su voz dulce me preguntó mientras me miraba avergonzada con su cabeza apoyada en mi regazo cuando nos sentamos en la calle — ¿Te herí verdad?— respiró, tocó mi rostro y se explicó— No fue mi intención... Apareció justo delante de mí, pareció muy real, solamente reaccione sin pensar, estaba bloqueada—. Sus ojos se llenaron de lágrimas creo que estaba un poco avergonzada y siguió su explicación— En el ventanal seguramente viste que salté pero esa cosa me empujó, te lo juro, me empujó. Tengo miedo por poco nos mato a los dos—. Traté de escucharla pero sentía la voz de Nicholas en mi oído.

Su voz me sugería— Puedes matarla ahora y quitarte éste peso de encima, ¡Hazlo!!!—. Estaba dentro de mi cabeza, su voz retumbaba en mi interior.

Su voz se multiplicó en un coro tenebroso arengando— ¡Hazlo!!, ponle fin a su vida...—. Así sucesivas sugerencias que comenzaron a enloquecer mi mente.

Me puse de pie y grité— ¡No eres real!!!, ¡ÉI jamás diría eso!!!, ¡Sal de mi!!!—. Esos susurros pararon y pude ver que Jess se alejó aterrada.

Ella se puso de pie se acercó a mi algo en duda me puso sus delicadas y manchadas manos rodeando mis mejillas y me dijo de forma dulce— Eres más fuerte que ellas no dejes que te hagan ceder como lo hicieron conmigo—. Tenía lágrimas en sus ojos, y ahora era ella quien procuraba que no me viniera una extraña crisis psicótica.

Lo peor de esto que mi alucinación era Nicholas y pedía que la matara a ella. Sí dejaba que esa alucinación me venciera de seguro Jess moriría. No podía permitirlo, ambos estábamos expuestos, a ambos estaban sometiendo a esas alucinaciones sin el más mínimo sentido pero una cosa era seguro: nos quieren muertos, evidentemente no le importa que nos asesinemos entre nosotros.

MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora