Quinta Parte: El Éxodo

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CAPÍTULO 27: JAY

Empezamos a armar estrategias ver que es lo mejor que podemos hacer pero siempre llegamos a un callejón sin salida.

Escuchamos hablar a Keira ya que ella recordó lo que pasó entre el avión y despertar en una camilla cosa que nadie recordaba. Resulta ser que la información que nos pasó Keira nos tranquiliza ya que vemos cosas y nos hacemos daños a causa de un producto negro que nos fue inyectado para estimular nuestra área del miedo. Sabemos porque hablamos en español aunque nunca lo hayamos aprendido. También sabemos que ya han hecho éstas pruebas aún no sabemos porque lo han hecho. Se podría decir que tenemos los resultados (nosotros) pero no la ecuación (el por qué).

Jess aparece frente a mí con varias botellas de agua que encontró en una heladera en el edificio y Yeung venía con vendas para los heridos.

Todos se lanzan sobre las botellas de agua, la sed estaba en un segundo plano para ser honestos y no beber agua no era un buen plan.

Pero cuando Silena bebe agua, algo no me cuaja. El agua es transparente pero con la tenue luz veo como una especie de líquido gris más espeso se encuentra danzante en el interior pero por algún extraño motivo se ve con la luz.

Cuando deposita sus labios en el pico de la botella grito— ¡No beban!—. Todos se detienen.

Tomo una botella de agua apoyo el pico de la botella en la venda dejo que toda el agua se filtre y ahí se ve sobre la venda que una especie de baba gris que depende el punto de la cantidad de luz sí es gris ó transparente.

Yeung comenta entusiasta— El río que pasa por debajo de un puente donde yo desperté era así—. Todos sabemos que ese río no es un río claramente.

Mishen pregunta— ¿Qué es entonces?—. Mira intrigada.

George le respondió— No creo que estés dispuesta a averiguarlo—. Su hermana cae al suelo, empieza a temblar descontroladamente como sí estuviera en una convulsión.

George empieza a tratar de parar los temblores; Jess con sus dedos trata de quitar una espuma negra que sale de su boca como si fuese alquitrán para que ingrese el aire a sus pulmones; Federico la pone de lado y da suaves palmadas en su espalda para que ésta quite toda esa espuma de su interior.

Mi intento no funcionó tal vez una pequeña gota ingresó en su cuerpo y generó eso. Me pregunto qué haría una botella.

Cuando la voltean nuevamente al derecho sus ojos se tornan grises como sí perdieran el color y la chica colorada pierde su tono de cabello quedando gris oscuro, su piel pierde la pigmentación rojiza que tiene quedando absolutamente blanca más de lo que ya era.

Su hermano la sacude tratando de que reaccione pero las convulsiones paran de golpe así como cualquier movimiento de su cuerpo. ¿Ha muerto?, no lo creo, me niego a creer que demoré en dar la advertencia.

Jess se aleja de la joven viniendo hacia mí, comienza a llorar buscando refugio en mis brazos. Yo simplemente le acaricio su cabello para tranquilizarla pero la realidad era que estaba indignado por haber tardado tanto en dar la alerta. Cuál era el punto de matarnos, qué era tan divertido, qué hizo para merecer esa trágica muerte y qué su hermano vea como Silena perdía la vida poco a poco, solamente soltando el aire de sus pulmones mientras que su cuerpo comienza a quedar rígido de hecho su piel parece haber tornado la textura del mármol, sólido.

Su hermano intenta levantarla con mucho esfuerzo, ahogado en llanto desesperado y asustado comenta— No puedo levantarla—. La chica está rígida como sí la hubieran endurecido. De hecho muy frustrado trata de darle un último abrazo pero se resbala de sus manos y cuando cae se rompe, se rompe como una cerámica pero de mármol, la chica se solidificó y se rompió.

El chico colorado deja de llorar se pone de pié y sale del techo. Se va. Yeung sale detrás de él ya que nadie puede estar solo, lo que menos necesitamos es que alguien más muera.

Todos estamos bastante triste e impactados por la forma que murió, por la desesperación de su hermano, por empatía porque la conocíamos algo y bastaba saber que era un chica buena ó simplemente porque ver morir a alguien sin tan siquiera poder hacer algo es la peor sensación del mundo. Pero lo que generó mayor miedo es que existiera una forma de solidificar a una persona hasta la muerte. Claramente teníamos que tener mayor precaución.

Mishen y Keira están abrazadas conteniéndose una a la otra. Desde que Keira despertó son inseparables; como puedo contengo a Jess aunque también siento ganas de llorar pero las lágrimas sobran, alguien tiene que estar fuerte; Federico limpia rastros de pequeñas lágrimas que escapan de sus ojos para disimular su angustia.

Su mirada se transforma a seria y ordena— Vamos, no podemos dejar que nos eliminen como un juego de ajedrez— afirma su voz— vamos, podremos escapar—. Nos levantamos como un equipo, Federico me ayuda a mí a Mishen a Jess y a Keira a ponernos de pie alentándonos a todos.

Somos un equipo, sí queremos salir adelante la única forma es no dejar que nos quiebren como mejor les parezca. Trabajar en equipo era la solución pero la desventaja de los equipos es el cariño que se toma y la dificultad de superar las pérdidas. Somos conscientes que Horstain no parará hasta matarnos a todos o dejar con vida a los que necesite pero por esa misma razón teníamos que cuidarnos las espaldas para dificultar su trabajo. No todos saldríamos de aquí, eso era seguro pero al menos teníamos que complicarle la labor a ese maldito desgraciado.


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