Quinta Parte: El Éxodo

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CAPÍTULO 26: KEIRA

Despierto, me levanto del suelo con el susurro de su voz llamándome con un tono seductor que me estremece. Me pongo de pie notando que nadie se levanta y con mucha cautela subo la escalera ya que proviene del otro piso esa sexy voz.

La misteriosa voz dice- Se que quieres verme, ven a mí-. Comenta de forma seductora. Conozco esa voz, claro que la reconocería en cualquier lado. Él mismo tono que usó cuando preguntó: «¿Y tú». Solo él sabía estremecer a una mujer con la voz.

Subo los escalones decidida a matar a ese desgraciado persiguiendo la voz. En el segundo piso tomo una tabla que sostenía el barandal de la escalera haciendo que éste permaneciera en perfecto equilibrio y sea seguro.

Al otro lado de la puerta, la cual estaba frente al barandal se escucha- Se que me deseas-. Esa voz, asco, asco, odio. Eso me genera.

Entro a la habitación y dejo caer la tabla al suelo. Ahí estaba sentado en una sala gris vacía, sobre una silla gris completamente desnudo. El asco pasó a ser el paraíso.

Estaba impactada. No sentía odio, sino que lo mismo del primer día, quería estar con él a cualquier precio. Podría estar con él, obtener lo que busco y matarlo a la primera distracción.

Lo miro con una cara traviesa- ¿No era que yo no era tu tipo?-. Lo cuestiono con tono de nena desprotegida.

Él separa sus piernas. Deja su miembro a total disposición para mí. La realidad era que un calor me subía por todo el cuerpo. Como no querer estar con un hombre musculoso con cada uno de sus músculos más firme que el anterior; con vellos que apenas se le notan en el pecho ya que es rubio; con fuertes brazos, piernas fuertes, abdominales muy marcados, cuello ancho, manos grandes, mirada malvada, sonrisa traviesa, ojos celestes, pelo rubio y el chico venía equipado. Simplemente deseable.

Siento como me estremece verlo con esa pose con sus piernas separadas, sus brazos detrás de su cuello, dejando todo su cuerpo a mi disposición. Sí bien pienso matarlo antes me daré el gusto.

Comienzo a acercarme, me siento sobre sus piernas, tomo con mis manos su cara, comienzo a besarlo con desenfreno y siento que su mano entra por debajo de mi vestido y comienza a realizar su labor perfectamente, con sus manos gruesas y fuertes presiona mi zona de un forma que me eleva a un mundo de calor, pasión, deseo como ningún hombre lo ha hecho antes. Él hombre que odio y a la vez deseo lo logra.

Siento que una gran erección levanta mi vestido y se apoya en mi cola. Ese contacto era muy, muy excitante. Sí bien ya había hecho todo o casi todo, él despertaba que yo quisiera hacer todo lo que hice antes pero solo con él. Presiona mi seno de forma violenta y con su otra mano hace lo mismo donde ya realizaba su trabajo previamente. Yo no puedo parar de temblar, vibrar, sentir calor y mojada mis partes más íntimas. La sangre recorre todo mi cuerpo a gran velocidad soy una bomba nuclear de calor.

Mientras él hace eso no paro de besarlo como nunca había besado antes a nadie. Luego de unos minutos comienzo a lamer cada centímetro de ese blanco cuerpo tallado a mano. Empiezo a lamer lentamente su cuello, bajo a sus firmes y fuertes pectorales, bajo a cada abdominal, lo recorro lentamente con la superficie de la lengua pero por alguna extraña razón sentía un raro sabor en mi lengua, una rara textura como polvo de tierra, sin embrago no doy importancia y continuo mi trabajo. Bajo hasta su ombligo pongo mi lengua en su interior y la giro lentamente, veo como él pone su cabeza apoyada en el respaldo de la silla y se estremece dando unos gruesos gemidos con su voz seductora. Sigo bajando y me encuentro con su zona erógena que excita a cualquier hombre y paso mi lengua por su ingle lentamente pero me toma del cuello y él ya no está desnudo. Está con una camisa blanca y un jean negro. No entiendo absolutamente nada, ¿después de lo que estaba sucediendo será que descubrió que lo pensaba matar? ¿y ahora él lo hará antes conmigo?. Me toma fuertemente del cuello (lo que confirma mi teoría), siento que me quedo sin aire, estoy totalmente confundida. Todo el placer se tornó en miedo ahora, tengo miedo. Moriré. Comienza a llevarme del cuello hacia atrás, intento llamar a alguien pero es inútil, no puedo hablar. Salimos de la habitación mientras me lleva tomada del cuello y sin más me lanza del barandal del segundo piso con mucha violencia, rompo la madera y caigo. Me toma un segundo parpadear y él no está. Genial aluciné. Mientras caigo pienso moriré como viví, con placer.

No siento el impacto, no siento nada, ni siquiera sé que pasó luego. Sé que caí. Me imagino que el suelo me recibió de forma violenta y punto. Debo de haber muerto.

Avión, sala, capucha, avión, personas, recuerdo a Mishen, a todos y algunos que no he visto aún, luego gases que ahogaban, inconscientes. Despierto, camilla, pasillo, inyección con líquido anaranjado, luego negro, e inconsciente nuevamente. Despierto, sala blanca y Horstain.

Mi mente une todos los cabos y recuerdo todo. El golpe sirvió. Me drogó Horstain en el avión, me encapucharon, me llevaron en una camioneta a algún lugar, luego me llevaron a una sala donde me hicieron alguna especie de inyección en mi cabeza en la frente exactamente, tal vez sea el motivo por el que hablo español. Luego fui encapuchada hacia otro avión. En el avión nos quitan las capuchas veo a Mishen, Yeung, Federico, Dereck, y muchos otros, la realidad es que hablé mucho con Mishen tal vez una parte de mi lo recordaba y me decía que confíe en ella. En el avión se desprende un gas verde y todos caemos como moscas. Me llevan por otro pasillo en una camilla, e inyectan en un brazo un líquido anaranjado y otro negro. Recuerdo la etiqueta: estimulante del miedo. Eso provoca las alucinaciones. Quien sabe que hará el producto anaranjado, pero deduzco que es algún producto que adormece parte de los recuerdos a corto plazo porque antes de esta caída no recordaba a nadie.

Recuerdo una voz que dice «¿Alguien podrá salvarse ésta vez?» a lo que le responden «Creo que no han puesto salidas y solo dan a una como la que podrá sobrevivir y no es ésta hermosa». Me señaló. Una voz agregó «Buscan personas como Heather que lo logró aquella vez». Responde el otro.

Me levanto como puedo del suelo y me encuentro en el techo de edificio con más personas y comento angustiada- ¡No!, ¡No hay una salida!-. Todos me miran.

MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora