𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 10

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Dayana se encontraba asustada por la despedida. El ambiente estaba tenso, y la partida de su prima Margaery había sido particularmente emotiva.

—Espero volver a verte, Margaery —dijo Dayana con voz temblorosa.

Margaery tomó el rostro de Dayana con suavidad, sus ojos llenos de preocupación y cariño.

—Usa tu cabeza, Dayana. Sé astuta e inteligente —le aconsejó Margaery, mirándola intensamente—. No confíes en los Stark, son lobos después de todo.

Dayana bajó la mirada, sintiéndose abrumada por el peso de la situación.

—La abuela Olenna dice que soy tonta —murmuró, casi avergonzada.

Margaery negó con la cabeza y sonrió.

—Deja que crean que lo eres. Tienes una mente brillante, úsala.

Con esas palabras, Dayana se subió a su caballo con la ayuda de Garlan , lágrimas rodando por sus mejillas. Un escudero Stark la acompañaría al campamento de ellos junto con Garlan y unos cuantos caballeros más, un grupo pequeño. Stannis llegaría en pocas horas, y Margaery temía por su hermana.

Como prometieron los Stark, un escudero llamado Leon, Garlan y él hicieron el camino mucho más llevadero. Durante la primera parada en Valdehierba, descansaron y almorzaron en una taberna. Luego, continuaron su viaje hasta llegar al Septo de Piedra y, finalmente, a Aguasdulces.

La fortaleza de Aguasdulces estaba situada en un lugar estratégico, en la confluencia de los ríos Forca Roja y Piedra Caída. Con su enorme foso, el castillo se volvía prácticamente inexpugnable, pareciendo una isla. Para llegar, tuvieron que usar un pequeño bote, acompañados por siete caballeros adicionales. Dayana estaba exhausta del largo viaje, pero su emoción por ver el lugar donde había nacido no la dejó flaquear.

Las paredes de piedra arenisca del castillo emergían del agua con imponencia. Las almenas y torres dominaban las orillas opuestas. Cuando un caballero ayudó a Dayana a bajar del bote, la tomó de la cintura con delicadeza, asegurándose de que no mojara ni un poco su vestido. Dayana agradeció a cada uno de los hombres, especialmente a León, por ser un acompañante tan considerado. Fue llevada al Gran Salón en compañía de un señor menor, donde la esperaban Lady Catelyn y su hermano, Lord Edmure Tully.

—Lady Catelyn, Lord Edmure Tully —dijo Dayana, intentando sonreír cortésmente.

—Mi lady , Ser Garlan, espero que el camino no haya sido duro —dijo Edmure con amabilidad.

—La despedida sí lo fue, mi señor, de hecho. Stannis estaba cerca cuando partímos—respondió Garlan  con una mezcla de tristeza y cansancio en su voz.

—Lamento lo ocurrido. ¿Vuestras cosas? —preguntó Lady Catelyn con preocupación.

Dayana negó con la cabeza.

—No tuve tiempo para nada, mi señora. Mi prima ordenó de inmediato un caballo y  caballeros me acompañaron ante su enviado. Partí horas antes de que Stannis llegara.

Lady Catelyn asintió comprensivamente y le ofreció su brazo.

—Comprendo. Venid conmigo, necesitáis descansar.
Dayana se volvió hacia Lord Edmure.

—Lord Edmure, os agradezco su hospedaje. Le agradecería que avisara a Ser Willas de mi llegada.

—Yo me ocuparé Dayana , ve a descansar.
Dijo Garlan ,tenia un rostro extremadamente serio y preocupado

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Más tarde, mientras caminaba a orillas del río, Dayana se encontró con Jon. Se veía diferente, más limpio y con un aire de serenidad. Sin embargo, cuando lo vio con ojos dorados y colmillos puntiagudos, cayó de espaldas con un grito ahogado. Jon corrió hacia ella, preocupado.

Inefable/GotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora