𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 5

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Las preparaciones para la boda de Renly y Margaery eran meticulosas. Dayana se encontraba en el centro de la actividad, rodeada de criadas que iban y venían.

La levantaron muy temprano y la bañaron con agua humeante, frotándola de pies a cabeza, arreglaron sus uñas y le cepillaron el cabello, ondulándolo en suaves bucles. Luego, le llevaron el vestido que su "Madre" había preparado meticulosamente días antes.

de color verde con hilos de oro  bordados, la falda larga y amplia con la cintura apretada resaltaba su joven figura. Dayana se miró en el espejo, impresionada por lo elegante que lucía. Con un poco de maquillaje aplicado por una doncella, parecía haber crecido de repente, aparentando casi la edad de su prima , diecisiete.

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Llegó el momento esperado. La iglesia estaba adornada con velas que creaban una atmósfera íntima y solemne. Dayana caminaba con gracia por el pasillo central, su vestido fluyendo detrás de ella.

El sonido de las campanas anunció el inicio de la ceremonia. Los invitados se pusieron de pie mientras Margaery avanzaba hacia el altar , vestida con un traje de novia hecho a medida, deslumbraba como una rosa en plena floración. Su vestido, una creación de seda dorada y negra  adornada con hilo de oro  que resplandecía , resaltaba su belleza , radiante bajo la luz filtrada que se derramaba a través de los vitrales. Renly Baratheon, vestido con armadura ceremonial y la capa dorada y negra de su casa, la esperaba con una sonrisa suave y reverente.

El septom, un hombre mayor con una larga barba blanca, comenzó la ceremonia con palabras de bendición y unión. Margaery y Renly se tomaron las manos, sus miradas fijas una en la otra, reflejando tanto amor como deber. Dayana observó con emoción contenida desde su lugar, consciente del significado profundo de este momento para su prima y para el futuro de las Casas Tyrell y Baratheon.

—En presencia de los Siete, yo enlazo estas dos almas, uniéndolas para la eternidad —declaró el septom solemnemente, su voz resonando en el septo.

Los votos fueron pronunciados con seriedad y reverencia, cada palabra cargada de promesas de amor y fidelidad. Margaery, con voz clara y firme, repitió las palabras que la unirían a Renly Baratheon por el resto de sus vidas. Dayana notó cómo su prima, aunque joven, mostraba una sabiduría más allá de sus años en ese momento .

—Con este beso te entrego en prenda mi amor y te acepto como señor y como esposo —concluyó Margaery, inclinándose hacia Renly.

—Con este beso te entrego en prenda mi amor —respondió Renly con voz ronca y emocionada—, y te acepto como mi señora y esposa.

Los labios de los recién casados se rozaron en un beso suave y tierno, sellando así su compromiso ante los dioses y los hombres. El septom, con voz clara y resonante, proclamó solemnemente:

—Aquí, ante los ojos de los dioses y los hombres, proclamo solemnemente a Renly de la Casa Baratheon y a Margaery de la Casa Tyrell marido y mujer, una sola carne, un solo corazón, una sola alma, ahora y por siempre.

—¡Maldito sea quien se interponga entre ellos! —exclamaron los testigos, sus voces llenando el septo con un fervor casi sagrado.

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El gran salón de Bastión de Tormentas estaba decorado con guirnaldas de flores y estandartes de las Casas Tyrell y Baratheon. Las mesas rebosaban de manjares: carnes asadas, pasteles de miel, frutas exóticas y vinos de las mejores bodegas de los Siete Reinos.
Músicos tocaban melodías alegres mientras los invitados reían y bailaban. Dayana se movía entre ellos con gracia, pero en su interior, una tormenta de emociones la agitaba.

Dayana buscaba casi con desesperación a Robb Stark, el hombre con el que se comprometería. Había oído hablar mucho de él: valiente, honorable, el Joven Lobo. Sin embargo, no sabía cómo era en persona, si sería mucho mayor que ella o si podría haber alguna chispa de entendimiento y afecto entre ellos. La incertidumbre la carcomía.

Desde pequeña, Dayana había soñado con un matrimonio basado  en el amor , pero las realidades políticas de su mundo rara vez permitían tales lujos.

—Me conformaría con una amistad—dijo suspirando

—¿Me permite una pieza ?
Dayana le sonrió a su primo, Garlan siempre tan perceptivo, notó la preocupación en su rostro.

—Dayana, ¿qué te preocupa? —le preguntó con voz suave, aunque su tono mostraba  preocupación.

—Es... todo esto, Garlan —confesó ella—. La boda, los rumores sobre mi compromiso con Robb Stark... no sé si estoy preparada para todo esto. Ayer estaba jugando con mis primas y hoy me encuentro a punto de casarme  con alguien que ni siquiera conozco.

Garlan la miró con comprensión.

—Willas y yo no estamos de acuerdo con que te comprometan tan pronto —dijo Garlan—. Willas incluso hubiera preferido que esperaras hasta que tuvieras al menos diecisiete años. Ambos creemos que deberías tener la oportunidad de conocer mejor a la persona con la que te vas a casar, de asegurarte de que haya algo más que alianzas políticas, lamentablemente no es posible que así sea.

Mientras la conversación con Garlan continuaba, Dayana no podía evitar reflexionar sobre lo que quería realmente para su futuro.

—Sé que es difícil, Dayana —dijo Garlan, interrumpiendo sus pensamientos—, pero recuerda que siempre tendrás a tu familia para apoyarte. No importa lo que pase, Willas y yo estaremos aquí para ti.

Dayana asintió, agradecida por el apoyo de sus primos. Sabía que tendría que enfrentar muchas dificultades en los días por venir, pero también sabía que no estaba sola.

Mientras continuaba la fiesta, Dayana no pudo evitar admirar a su prima Margaery, que brillaba como una joya entre la multitud. Vestida con un traje de novia de seda dorada ,Margaery era la encarnación de la belleza y la gracia. A su lado, Renly Baratheon parecía casi eclipsado por su radiante esposa.

La ceremonia había sido impresionante, llena de solemnidad y simbolismo. Las velas ardían con un centenar de lucecitas danzarinas, y los cánticos resonaban en el septo. Dayana recordó el momento del cambio de capas, cuando Renly había colocado sobre Margaery la capa de los Baratheon, sellando su unión ante los dioses y los hombres.

Había sido tan romántico,  ella solo esperaba una pequeña parte del mismo amor.

Inefable/GotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora