Ginny estaba demasiado enojada cuando llegó a la mansión Fudge. Primero había dejado la "calidez" de su hogar y se había aventurado al frío inglés con solo un pequeño abrigo. Y ahora, con sus shorts, sus medias a rayas, y sumado a que solo había atinado a ponerse unas llamativas pantuflas ante la premura del caso, estaba muriéndose de frío. Resbaló en el escalón de entrada de la casa, y solo el brazo de Hermione la salvó de caerse de culo. Su amiga le sonrió y luego entraron rápidamente a la casa.
Ginny podía escuchar los chillidos desesperados de la mujer de Fudge que sonaban ahogados en el piso superior. Maldecía esa parte del trabajo en especial, e hizo una nota mental para que Hermione se encargara de la tarea de contención. No soportaba el llanto, el dolor de los parientes de las víctimas. Aun si las victimas a quienes esas personas lloraban, fueran sospechosos de asesinato como Fudge. Sonrió a su hermano, que miró de arriba a abajo su atuendo. Y ella tuvo ganas de darle un golpe en su burlona cara.
- Sabes, si te tardabas diez minutos en vestirte no habría problemas... -sonrió burlonamente – el muerto no iba a irse a ninguna parte... -Ginny iba a decirle donde podía irse él precisamente y no era un lugar tan alejado donde teóricamente Fudge había ido a parar, pero solo pudo castañetear los dientes de frío.
- ¿Qué pasó? - dijo Hermione, salvando la situación.
- Llegamos tarde... apenas pudimos cubrirnos, y los bastardos lograron escapar. - dijo secamente – Harry quiere que se ocupen de la vieja.
- Se más respetuoso, con los dolientes parientes de las victimas, Weasley – dijo Ginny, y luego miró hacia una puerta al costado – ¿Dónde está el fiambre? – agregó casi sonriendo a su hermano. Ron chasqueó la lengua.
- Pero... - la miró sonriendo - ¿dónde quedó eso del respeto por las victimas? - miró a Hermione, pero esta sólo se encogió de hombros.
- Dejen las discusiones, y las bromas de tan mal gusto – dijo Hermione, dando un bufido – yo me ocuparé de la señora Fudge, y tu Ginny ve a ver a la víctima.
- ¿Desde cuándo me das órdenes? – preguntó Ginny un tanto ofendida – la última vez que estuve en el ministerio - la miró- yo era tu jefa...
- Bien, podrías recordarlo en situaciones como esta... - dijo Hermione con sarcasmo. Ron rio burlonamente.
- Cállate Ron... - dijo a punto de golpearlo seriamente - si tu hicieras un porcentaje de tu trabajo, hubieran llegado a tiempo, y Fudge a esta hora estaría en el ministerio respondiendo a tus preguntas...
- ¿Vino Shacklebolt? – dijo Harry asomándose por la puerta de la biblioteca. Luego observó a Ginny, y apretó los labios mostrandole su molestia - ¿y tú qué haces vestida así?
- ¿Qué crees? – sonrió, y dio una vuelta para mostrarse. - vengo así vestida, por las dudas puedo levantar un par de clientes - dijo irónica, y Harry frunció el ceño, señal que le indicaba a Ginny que no era momento para bromas – El idiota de mi hermano me dijo que era suma urgencia, código cinco, entonces... - pero toda explicación quedó interrumpida, por el ruido de unos pasos, que llegaban desde afuera. Ginny, Harry y Ron, se pusieron en alerta, levantando las varitas.
- ¿Qué ha sucedido? – la imponente figura del ministro apareció por la puerta de entrada, acompañado de otros aurores. los tres bajaron las varitas al reconocerlo. Los novatos, observaron a Ginny desde sus graciosas pantuflas, y a su cuerpo, y Harry blanqueando los ojos, tuvo que quitarse su largo abrigo y ofrecérselo. Ella lo miró y le agradeció en silencio. – Pensé que necesitarían ayuda.
- Sé que usted es el ministro y que quiere que esto se acabe rápidamente, pero antes de traer a novatos con exceso de hormonas, debería al menos consultarme... y no creo que usted sepa la real implicancia de los hechos... - dijo Harry. Luego miró a los aurores – ustedes dos, lárguense. Mi equipo puede hacerse cargo de este asunto - los aurores miraron expectantes al ministro que asintió con la cabeza, y luego desparecieron – con el debido respeto señor ministro, nadie más que nosotros tiene que saber lo que ha pasado aquí - hizo señas para que el ministro lo acompañara hasta la biblioteca. Cuando, rodearon el escritorio para ir hacia el sillón, el ministro largó un suspiro nervioso.
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Lo que no fui
FanfictionNada es igual.Los amigos se separan,el amor se pierde y lo que fue alegría, hoy es infelicidad.Hasta que el mundo está nuevamente en peligro y deberán unirse para evitarlo. qué hacer cuando se pone en la balanza lo que se debe hacer contra lo que se...