- Gracias a Dios esta bien.
La voz suena dulce, tranquilizadora. Cuando llega a sus oidos cre un eco y ese eco se convierte en una melodia, una secuencia de notas armonicas que sigue una candencia casi imperceptible, sin el compromiso en la constacia que suele significar el ritmo, sin corcheras, negras o blancas, es un pulso mas cercano al ritmo de la vida. Ese que sincroniza la respiracion con el fluir de la sangre, la rotacion del sol con el crecimiento de un helecho, la marea y el pestañear de unos ojos que la contemplan. Como la melodia es ejecutada por la voz humana, cada nota esta cargadade un sinfin de sentimientos que ningun otro instrumento podria lograr. En sus ojos cerrados , la melodia como si fuera un liquido tibio qiue entra en su cuerpo por los oidos para llegaral torrente sanguineo y revitalizarlo en su extencion. Se deja invadir por la dulzura y siente como el calor se concentra en su pecho, que de a poco se va expandiendo. Ya no es una cueva cerrada donde apenas pasa el aire, ahora su pecho es una extencion de tierra firme abierta al cielo interminable ; una postal horizontal y verticalmente infinita. Y el cielo de su pecho y de ensoñacion musical, surge como un rayo algo inesperado; el sentido. La melodia, que ya era dulce, que ya era calida, que ya era viva , se completa cuando cobra el sentido, y no es el sentido de las palabras sele escapan, no existe para el, solo existenla musica, y si la voz dice "Gracias a Dios esta bien", el entiende claramente eso pero musicalmente, y si las palabras transmiten preocupacion, afecto, amistad, la musica maneja un sentido mas profundo, pleno, unico, sin divisiones, un sentido que lo arropa y crea ese cielo interminable en su pecho abierto en el que, de ser posible , se quedaria a vivir por siempre.
Cuando Alejandro abre los ojos descubre que esta solo ¿Y la voz? Entonces recuerda a Joseph y el puerto: estuvo a punto de morir ¿Como llego a su cama? Una punzada en costado derecho le quita la fuerza. Lleva la mano a la parte de su cuerpo de la que viene el dolor y encuentra que tiene el abdomen vendado. Se concentra en su estado de salud solo para poder concentrarse en algo. Con esfuerzo, quita la venda y observa la herida. Se alegra al descubrir que no es muy profunda. Por un momento se marea, pero después recobra el equilibrio . ¿Quien curo su herida? ¿Quien lo salvo y lo saco de las manos del cuchillero? Tiene que volver al puerto a encontrarse con ese hombre. Da unos pasos por el cuarto para comprobar si puede caminar con facilidad. A cada paso siente un pequeño tiron en el abdome. Abrocha los botones de su camisa y nota una mancha de sagre que queda tapada con el saco puesto. Busca sus zapatos; pasa su mano por el pelo revuelto y se prepara para salir .
Aunque quince minutos despues esta en la calle, al puerto nunca llega. Con solo poner un pie afuera, Alejandro sabe que pasa algo raro. Lo nota en el aire, un malestar que asciende desde los rostros crispados cruza la calle, llena el clima denso y opresivo de la tarde. Ojos entrecerrados, labios retorcidos por el asco; temor en los pasos rapidos, apurados por llegar a casa o al trabajo.
Hacia un tiempo que Alejandro habia descubierto entre la ciudad y el compromiso no escrito que lo obligaba a sentir en carne propia cada desgracia que le sucedieran a la urbe. No sabia si esta relacion se daba entre todos los hombres y el lugar en el que vivan ; pero el sufria cada herida que la ciudad recibia. Buenos Aires y Alejandro estaban atados en pacto de sufrimiento mutuo. Si ocurria una inundacion, un incendio, un derrumbe, sin importar que fuera cerca o hubiese conocidos afectados, Buenos Aires se lo hacia saber en el modo en que el viento golpeba su ventana, en la frialdad en las que las valdosas recibian sus pies y modos inefables que no se daban a traves de ningun ejemplo sensitivo. Pero ¿Sufria Buenos Aires las desgracias que le ocurrian a el? Cuando el era el incendiado, el inundado, el derrumbado, ¿a Buenos Aires se le achicaba el corazon hasta sentirse inutil?
Corre hasta una canillita para comptrar el diario. El pobre niño sufre un breve instante de temor al ver a Alejandro: una prueba mas de que algo raro pasa. Alejandro le saca un diario de la mano. La tapa esta dedicada a un caso policial. Las letras de molde parecen haber sido creadas especialmente para escribir esa noticia, esa y ninguna otra. El horror salta de ellas como chispas y Alejandro lee tan rápido que mezcla la primera linea con la quinta, decifra varias oraciones a la vez , tratando de hacerce una idea completa del cuadro volviendo una y otra vez al espeluznante titular que comienza la nota: "ATROZ CRIMEN EN EL PUERTO"
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La Oscuridad De Los Colores
Mystery / ThrillerEn 1910, una Buenos Aires feliz se preparaba para los festejos del primer centenario. Alejandro un joven periodista, recibe un encargo tan siniestro como perturbador : Investigar la desaparicion de cinco niños ocurrida más de dos décadas atràs. Una...