Capitulo 05.

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Disclaimer: Los personajes del siguiente texto son propiedad de Masashi Kishimoto. Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes.

 Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes

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───── {.⋅ ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ ⋅.} ────

Los siguientes días transcurrieron con un sosiego al que Hinata no estaba acostumbrada. Por las mañanas trabajaba en su tesis hasta la hora de comer mientras Kakashi mataba el tiempo delante de su portátil.

Chiyo, una discreta mujer de unos sesenta años que vivía en el pueblo iba unos días en semana a limpiar la casa y cambiar las sábanas y las toallas. La mayor parte de las veces, Hinata comía con Kakashi. En ocasiones cocinaba ella, y otras era él el encargado de abrir una lata y calentar su contenido en un cazo. Los dos mantenían una especie de tregua armada que podría estallar en cualquier momento.

De vez en cuando, Kakashi le informaba del estado de la policía de Konoha. Hasta el momento no habían logrado dar con la rama mafiosa encargada de hacer el trabajo sucio, pero por la información obtenida de uno de sus confidentes, era casi seguro que los posibles secuestradores se encontraban ya en konoha. Según el agente que llevaba el caso, lo mejor sería que Hinata permaneciera en su escondite una temporada.

Por las tardes, a pesar del frío y de la lluvia, la joven salía a pasear durante horas, acompañada por Pakkun.

Reconocía que ese paisaje verde, salvaje y solitario le fascinaba. En especial, le encantaba acercarse al río, poco profundo y de agua cristalina, donde, de cuando en cuando, veía saltar algún salmón.

A veces Kakashi decidía acompañarlos y le mostraba rincones escondidos desde los que la vista resultaba espectacular. A Hinata le encantaban esas excursiones, a pesar de que el ritmo de la marcha solía ser agotador.

Estaba claro que si Kakashi Hatake estaba en una magnífica forma física era por algo. La naturaleza no tenía secretos para él; le mostraba a los animales en su hábitat, criaturas que ella no habría sido capaz de descubrir por sí misma aunque hubieran estado debajo de su nariz. La llevó a pescar un par de veces, aventuras que, invariablemente, acabaron con Hinata calada hasta los huesos, retorciéndose de risa, mientras él la miraba divertido, con un esbozo de su atractiva sonrisa en los labios.

Una mañana, tras haber caminado durante lo que le pareció toda una existencia, Hinata empezó a dudar:

—¿A donde vamos? Esto es lo más lejos que hemos caminado.

—Quiero enseñarte un sitio especial.

—Ya no aguantó mis pies.

—No seas protestona, ya estamos llegando.

El camino se hacía cada vez más empinado; las largas piernas de Kakashi devoraban incansables kilómetros de abrupto terreno y Hinata, cada vez más cansada, empezó a quedarse atrás. Al darse cuenta, él volvió sobre sus pasos y, sin decir una palabra, se la cargó al hombro como un fardo.

ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ | ᴋᴀᴋᴀʜɪɴᴀ ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora