Capitulo 12.

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Disclaimer: Los personajes del siguiente texto son propiedad de Masashi Kishimoto. Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes.

 Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes

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───── {.⋅ ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ ⋅.} ────

Las pupilas masculinas se dilataron al posarse sobre los aterciopelados hombros desnudos y las bellas piernas, apenas cubiertas por la toalla. Algunos mechones húmedos escapaban del moño improvisado, y Kakashi Hatake se dijo que era la visión más deliciosa que un hombre pudiera imaginar. El anhelo de aproximarse a ella, apartar uno de esos rizos húmedos y hundir la cara en el hueco de su garganta fue casi imposible de dominar; solo le detuvo el temor que le pareció adivinar en los grandes ojos perlas. Con una fuerza de voluntad férrea, se sobrepuso a las irreprimibles demandas de su cuerpo traidor y logró seguir donde estaba, al tiempo que esbozaba una sonrisa tranquilizadora.

—Perdona mi intromisión, Hinata. He traído un poco de alcohol y algodón para curarte la herida del labio y un somnífero. Creo que es importante que esta noche duermas profundamente. Ven –dio una palmada sobre el colchón, a su lado —siéntate aquí. Quiero revisarte.

—Gracias, Kakashi. No es necesario que te molestes, ya me la he lavado en el baño...

Kakashi repitió la palmada con gesto autoritario, y a Hinata no le quedó más remedio que acercarse a él con las rodillas temblorosas. Se sentó a su lado y se ajustó bien la toalla. Lo último que quería era dar un espectáculo.

Kakashi le tomó el rostro entre las manos. Con delicadeza movió su cara de un lado a otro, para examinar la herida a la escasa luz que emitía la lamparilla de noche.

—Bueno —su sonrisa hizo que a Hinata el estómago le diera una voltereta— tengo dos noticias, una buena y otra mala. ¿Cuál quieres conocer primero?

Hinata, que apenas podía respirar al sentirlo tan cerca de su cuerpo semidesnudo, susurró:

—La buena primero.

—La buena es que no es necesario que te dé puntos en el corte que tienes en la esquina del labio.

—¡Puntos! —repitió incrédula—. ¿Estabas dispuesto a coserme tú mismo? ¿Así, como si nada, como si fuera el pavo de Navidad? —Hinata se estremeció solo de pensarlo.

—Si fueras el pavo de Navidad no necesitaría coserte. Todavía falta mucho tiempo para las fiestas ¿no crees? Además —a pesar de que estaba completamente serio, se notaba que se estaba riendo de ella—, yo coso muy bien. Soy un gran amito de mi casa.

—Me alegro por tu futura esposa. Pero sigo esperando la mala noticia. Y, ¿sabes?, no creo que me convenga tanta incertidumbre después de los sobresaltos del día.

ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ | ᴋᴀᴋᴀʜɪɴᴀ ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora