Capitulo 04.

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Disclaimer: Los personajes del siguiente texto son propiedad de Masashi Kishimoto. Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes.

 Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes

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───── {.⋅ ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ ⋅.} ────

Hinata se despertó con un fuerte dolor de cabeza y maldijo el vino que había bebido durante la cena. Permaneció un buen rato bajo el chorro caliente de la ducha mientras imágenes de la noche anterior estallaban como flashes en su cerebro. Si era sincera consigo misma —y casi siempre lo era—, debía reconocer que, pese a considerar a Kakashi Hatake como uno de los tipos más misteriosos de la creación, había una parte de ella que se sentía fuertemente atraída hacia él, al menos en un sentido físico. Si pretendía salir ilesa de la situación, tendría que andarse con cuidado y no subestimar a ese hombre. No consentiría que volviera a humillarla de nuevo. Como si un plan de batalla se desplegara ante sus ojos decidió que, aunque le rechinaran los dientes solo de pensarlo, debía cambiar de actitud... no ser tan ingenua.

Terminó de secarse el pelo y se hizo una coleta que dejó colgar a un lado de su rostro.

Bajó las escaleras tarareando una canción. Kakashi estaba sentado a la mesa de la cocina tecleando en un portátil.

—¡Hola, Kakashi! Precioso día, ¿verdad? —exclamó con entusiasmo, a pesar de que las densas nubes grises que se veían al otro lado de la ventana no auguraban nada bueno.

Él aludido levantó la cabeza y se quedó observándola con esa expresión indescifrable en los ojos, que a Hinata le daba ganas de gritar.

—Pareces muy contenta esta mañana.

Hinata se encogió de hombros.

—Bueno, he estado pensando. Ya que parece que tendremos que permanecer juntos en esta casita por tiempo indefinido, sería preferible que nos lleváramos bien, ¿no crees?

Él siguió mirándola sin contestar, pero Hinata no estaba dispuesta a rendirse.

—Siento lo de ayer, creo que bebí más de la cuenta. ¿Paz y amor? —Le tendió la mano con una cálida sonrisa.

—Paz y amor. —Kakashi se la estrechó en un apretón, fuerte y cálido, que le provocó un calambre que le subió desde la muñeca hasta el codo.

«¡Por Dios!» se dijo Hinata, abriendo y cerrando los dedos. «¡Esto no es normal!».

Con esfuerzo, apartó de su mente esas sensaciones que amenazaban con distraerla.

—A modo de ofrenda de paz, hoy voy a preparar yo la comida. Creo que te vendrá bien descansar de tanta lata y plato preparado; no puede ser bueno para tu colesterol.

ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ | ᴋᴀᴋᴀʜɪɴᴀ ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora