Disclaimer: Los personajes del siguiente texto son propiedad de Masashi Kishimoto. Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes.
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Una disculpa por no haber actualizado pronto, me he distraído leyendo otros Fics, pero aquí tienen un nuevo capituló, también perdón por la hora (2:25 am) ya estaba ansiosa de publicarlo, por cierto falta poco para que finalice el fanfic, pero:
¿Que creen qué pasará con estos dos?
Por lo pronto, disfruten el cap. <3
Disclaimer: Los personajes del siguiente texto son propiedad de Masashi Kishimoto. Este es un fanfiction sin motivo de lucro ni adjudicación de personajes.
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───── {.⋅ ᴇʟ ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀ ⋅.} ────
Cuando Hinata se despertó, en la chimenea ya solo quedaban las cenizas. A pesar del gélido aire del interior de la cabaña, no tenía frío, ya que se encontraba acurrucada junto a un cálido cuerpo, compartiendo el calor que emanaba de él. De pronto, recordó que era el cuerpo de Kakashi el que la hacía sentirse tan a gusto. Se quedó muy quieta, y al escuchar la respiración masculina, profunda y regular, se dio cuenta de que aún seguía dormido.
Seguramente, al tener la espalda lejos del fuego, en algún momento de la noche Kakashi había sentido frío y se había apretado contra ella. La leve claridad que entraba por la única ventana de la construcción, le permitió distinguir sus facciones relajadas. Con la ligereza de las alas de una mariposa, Hinata deslizó las yemas de los dedos por los angulosos rasgos de su cara, y se detuvo sobre esa molesta máscara que cubría sus deliciosos labios, ni muy delgados ni excesivamente gruesos, que tanto le gustaban. Luego, sus dedos indiscretos continuaron el recorrido hasta bajarla por completo y dejando al descubierto su mandíbula, que expresaba una firme determinación, y la barbilla, se perdió unos segundos en esa parte de su rostro que pocas veces le había visto, antes de seguir el viaje por el cuello, hasta llegar al amplio pecho donde Hinata, fascinada, exploró los duros músculos bajo sus palmas.
En ese momento, un sexto sentido la hizo mirar hacia arriba y descubrió a Kakashi, completamente despierto, con los ojos entornados fijos en sus labios. Los rostros de ambos estaban muy cerca y, por una vez, consiguió descifrar la pasión desnuda que asomaba en la mirada del peli-gris. Sobresaltada, trató de apartarse, pero las manos de Kakashi enmarcaron su rostro y detuvieron su huída.
Con suavidad, se inclinó hacia ella y posó los labios sobre los suyos con la ligereza de una pluma. Un beso lleno de delicadeza e intimidad, que la hizo temblar. Hinata entreabrió los labios y dejó que el beso se hiciera más profundo. Esa boca, que la había obsesionado durante todos esos días, se apoderó de su voluntad como una droga y cualquier deseo de oponer resistencia se evaporó como la niebla de la mañana. Al sentir su respuesta, la respiración de Kakashi se aceleró aún más. Impaciente, apartó el cuello alto con la mano, enterró la cabeza en su garganta y trazó una línea de ligeros mordiscos a lo largo de su cuello. Una puñalada de deseo atravesó el cuerpo de Hinata, desde los senos hasta los muslos. Incapaz de resistirse, lo estrechó con fuerza entre sus brazos y enredó los dedos en su pelo para apretarlo más contra sí, en un intento de fundirse con su piel.