5. Löytö.

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Me moría de hambre, ya que mi desayuno fue algo ligero. Le indique la ubicación del café a Ferdinand (sí, al café de la chica del bus). Expresso House Töölöntori. Entramos y pedí un café frio con un sándwich. Fer pidió un, tea chai latte con una crepa.

-Nada mejor que un, tea chai latte. –dijo Fer oliendo su bebida caliente.

-Es una bebida con nombre y apellido. –carraspeo- me parece absurdo los nombres largos en las bebidas.

-Lo que pasa querida Hazel. Es que su sabor es igual de llamativo que su nombre. ¡es muy genial! –dijo Fer.

- ¿Se te ha ocurrido algo para descubrir mi talento? –dije mirando mi café.

-Pues debemos intentar cosas no tan obvias. –dijo Fer. –empecemos por modelar.

-Claro. –dije con un suspiro.

Ferdinand sonreía ante esa idea.

Estuvimos hablando de él y de mí. Le conté de mis padres adoptivos y claro, conoce a Lumi de vista (ella es periodista). El me hablo de su madre adoptiva. Su madre adoptiva es enfermera y no tiene padre adoptivo. Me habló de cómo se dio cuenta que sus orígenes eran latinos, específicamente de Bolivia.

-Si, por un test. –dijo asintiendo.

Hablamos de cómo me sentía y el entendió.

Nos movimos al parque local Vartiovuorenpuisto.

Lleno de árboles y vegetación verde. Caminamos y en cada cuadra que avanzamos Ferdinand me hace fotos infraganti. Me las muestra y me impresionan, me gustan.

-Ferdinand, me has convencido. –dije sonriendo.

-Lo sé. No dire que tienes un don, porque eres muy difícil Hazel. –dijo

Reímos.

-Te lo advertí. –dije.

Nos quedamos haciendo fotos. Les tome unas cuantas a Fer, pero no quedaron tan geniales.

5:00 p.m.

Ferdinand imprimió las fotos, tipo polaroid.

-Bueno, ya me voy a mi casa Fer. Gracias por todo. –dije quedándome con unas cuantas fotos.

-No hay de que, ¡te veo mañana! –dijo Fer alejándose.

Estaba decidida a irme, pero me llamó la atención el museo de arte. Iré hasta allá.

A una cuadra de ese museo, mi celular suena.

Es una llamada de Lu.

- ¿Si? –dije.

- ¡Hazel! ¿Cariño dónde estás? –contesto preocupada.

-Voy en camino. –respondí.

-Si quieres, Onni te puede recoger. –dijo Lu.

-Está bien, estoy en el museo de arte, cerca del parque local Vartiovuorenpuisto. -respondí

-Ya va en camino. –termino Lumi.

Me quede parada viendo la estructura de ese museo.

Decidí avanzar hasta la entrada debatiendo si entrar o no entrar.

Decidí entrar y cuando iba a la puerta. Un sonido de claxon me hizo voltear y darme cuenta que Onni ya había llegado.

Así que ese museo y yo tenemos una cita pendiente.

Me subí al carro suspirando y saludando a Onni.

Mire a la ventana aun pensando en ese museo con paredes grises.

Llegamos a casa.

-Hola Lu. –dije.

- ¡Hazel! ¿estás bien? –dijo preocupada.

- Sí Lu, no te preocupes tanto. –dije caminando hacia la cocina.

- ¿Saliste temprano del teatro? –dijo Onni.

- Sí. Toda la tarde estaba con Ferdinand en el parque y cuando se fue iba a entrar al museo de arte. –dije revisando que cenar.

- Últimamente sales mucho con Ferdinand. –dijo Lu con tono vacilón.

- Dos días. –dije agarrando galletas y mantequilla de maní.

- ¿Te gusta? –dijo Lu.

- ¡LUMI! –dijimos Onni y yo al unísono.

- ¡Ya! –contesto en tono de sorpresa.

- ¿Por qué no lo invitas a cenar aquí en casa? –propuso Onni.

-Talvez. –conteste y subí a mi habitación.

En mi habitación, vi unos videos de personas explicando teoría musical mientras comía.

Al terminar mire mi pared gris vacía. Era hora de empezar a llenar mi cuarto de vida.

Coloqué seis fotos de manera centrada y bajé a buscar luces de navidad. Las ubique sobre la pared en forma de guirnalda. Abrí un cuaderno y empecé a escribir cosas que necesitaría para remodelar mi cuarto.

LISTA

-ESCRITORIO.

-SILLA.

-ALFOMBRA.

-PLANTAS FALSAS.

Y me dormí.

Me dormí sin pensar que esa noche podría tener pesadillas.

Destinados estrictamente a la contemplación.

Un melifluo instrumento.

Una persona dando giros.

Manos casi tocándose.

Me levante y aunque no son cosas malas, me produce un malestar y terror.

¿Qué quiere decir ese choque de imágenes?

¿De dónde salió ese sonido?

Revisé mi teléfono celular y no me di cuenta que era sábado, eso quería decir que no tenía practica en el teatro. Aun así, iba a salir.

El museo me llama.



TAPAHTUMIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora