Villanueva, Oregon. Junio 2009
Hoy todos en la escuela explotaban de felicidad ya que era el último día de clases y las vacaciones de verano estaban esperándonos fuera de los salones de clases.
Saliendo de mi escuela me dirigía a mi casa lo más rápido posible ya que tenía que empacar mi ropa porque me iría a Valle Bitza un día después de salir de la escuela. Era una pequeña ciudad junto a un lago hermoso que en estas vacaciones estar junto al calor no caería mal. En Villanueva, que es un pequeño pueblo costero, justo a 3 horas de Oregon. El 50% del tiempo está nublado y con la temperatura a 20 grados y el otro 50% hay tormentas o pequeñas lloviznas. Es imposible ir a las playas de aquí, una ironía pero yo no hago las reglas.
Mi prima Max vendría por mi ya que el plan lo habíamos elaborado solo un par de semanas atrás y yo no podía resistirme, e incluso mis papás estaban en el plan pero ellos se habían ido con anticipación ya que necesitaban buscar hospedaje. Yo estaba tan emocionado ya que hacían muchos años que no iba para allá. Mi hermano Daniel pasaba pues quería tener unos días solo para él. El resto de la tarde me pasé decidiendo qué prendas llevar y cuáles debería de plano quemarlas.
La noché llegó y aún buscaba trajes de baño y calcetas decentes. El teléfono de la sala sonaba y corría de inmediato a contestar.
-Diga.
-¿Estás listo para irte?
Era mi hermana René quién ya estaba independizada completamente más bien... ya tenía su familia. Era 11 años mayor que yo, 28 años.
-Hola, todavía aún decidido que traje llevar. Y además me pregunto por qué no quieres venir a acompañarnos.
-No puedo Joshua hizo planes con su familia y quiere que vengan aquí. Estoy completamente acorralada.
-Lo siento mucho. Esa es una de las desventajas de tener una familia.- Me reía.
Ella río también.
-Mira, te marco para que no se te olvide dejar la puerta trasera sin seguro ya que necesito ir a buscar el asador mañana en la tarde. ¿A qué hora te vas?
-No sabría responderte, Max aún no aparece por aquí, pero en cuanto me diga, te lo haré saber.
-Está bien. Te quiero y toma muchas fotos para mí.
-Por supuesto. Muchos abrazos por allá.
Colgó.
Daniel llegó de la universidad y veía su cara de felicidad ya que la casa estaría sola para él.
-Justo acabo de hablar por teléfono con René. Vendrá mañana a buscar el asador así que deberías de estar pendiente.
-No creo hermano. Mañana es sábado así que no estaré en la casa.
-Menos mal que le dejaré la puerta trasera sin llave.
-Ok.- Se metió a su habitación.
Rápidamente fui a la cocina a prepararme algo de comer. Mientras me hacía un par de sándwiches el timbre sonó y Daniel salía a atender.
Mientras mi hermano subía las escaleras escuchaba unas risas y vi una silueta apareciendo progresivamente por ahí.
-Carlota. -Decía en mi mente.
-Hola Alessandro, ¿cómo te va?
-Hola Carlota. Estoy bien, ¿y a ti cómo te va?
¿qué haces aquí?
-Estoy mejor que nunca -dió una vuelta- me siento muy bien, y respondiendo a tu pregunta... vine a ver una película con Daniel, espero que eso no te moleste.
-Para nada, espero y disfruten su tarde.- Corría a meterme a mi habitación.
Carlota era la ami-novia de mi hermano, casi siempre pasaban el tiempo juntos y eran una pareja dispareja. Por un lado ella era una chica algo egocéntrica y vanidosa consigo misma y por otro lado mi hermano era este aficionado a los videojuegos y a las películas de acción. Eso no me molestaba para nada y más bien no hay problema con que estén juntos.
La tarde se fue en ver cuántas maletas necesitaba llevar para estas tres semanas de vacaciones, sí eran lo suficiente o eran mucho. Al terminar caí en mi cama algo agotado por este día aburrido y algo agitado. Mientras veía el techo me había acordado por un deber que tenía o más bien un propósito: no dejar de cabeza arriba mi habitación. Así que de inmediato me puse a acomodar y limpiar lo más rápido posible antes de que la noche cayera.
Mientras terminaba una parte de limpiar y organizar faltaba mi armario así que puse las manos en marcha. Justo arriba dentro del mismo habían un par de cajas medianas que, hacía tiempo estaban ahí así que intenté sacarlas y logré sacar todas pero no alcanzaba a sacar la última que estaba hasta el fondo así que batallé para hacerlo mientras sacaba la caja con la mano izquierda no pude darme cuenta que hice un movimiento en falso y ésta cayó sobre mí dándome un buen golpe en la cabeza haciéndome caer al piso. La caja en forma de libro estaba abierta y a un costado estaba un libro color chocolate volteado.
-¿Mi álbum?.-Dije.
Lo busqué por mucho tiempo y creí haberlo perdido pero siempre estuvo aquí conmigo. Bien dicen que cuando algo es tuyo aunque te muevas irá para ti.
Comencé a ojearlo y veía las viejas fotos, algunas de la infancia otras de hace solo algunos años. Las fotos son la conexión del pasado y el presente y siempre que veía mis viejas fotos me teletransportaba a ese momento como si estuviera ahí presente. Aún recordaba las fotos con Marie y Nahomi de 5to grado, aún podía sentir la unidad que teníamos y algo me hizo sentir triste ya que eran recuerdos. También habían fotos de las últimas vacaciones cuándo aún todo estaba "bien"; cuándo fuimos a Seattle, navidad también. Pero había una foto en particular, esa la saqué del álbum. Terminé de arreglar todo para poder verla a detalle.
Me recosté en mi cama.
Las vías del tren eran tan bonitas y aún recuerdo como si hubiera sido ayer su peculiar risa... una lágrima se asomaba en mi ojo. No podía aguantar las ganas de abrazarlo por última vez, sentir su olor a rosas y menta. Recuerdo haberle dicho ese día que podíamos meternos en problemas por pasar las clases.
-Tranquilo, faltar una vez no te hará daño.- Me abrazó.
-A mis calificaciones sí y por ende a mí porque podría afectar mi futuro y podría caer en depresión, básicamente me está haciendo daño.
Se rió.
-Caminemos por las vías, uno en cada extremo, dame tu mano.- Me extendió su mano derecha.
La sensación de solo estar los dos juntos en un lugar con la decoración de árboles de pino, las montañas y los pájaros cantar era lo más excitante eso añadiéndole un río cómo cereza de pastel. Cada persona se merecía un momento como éste.
-Sentémonos aquí.
Habían unas rocas esperando a que pusiéramos nuestras posaderas en ellas. Él se sentó en la roca y yo en el suelo.
-Dime, ¿acaso la escuela te da un momento así de bonito como yo? No lo creo.
-Tienes razón, tal vez y hagamos ésto más a menudo, ¿no crees?
-Me apunto. -Se sentó justo a mi lado.
Estuvimos un gran rato viendo a la montaña y el pequeño río frente a nosotros.
-Me gustas mucho y nunca me gustaría compartir éste momento con alguien más.
-Alessandro, sí pudiera abrir mi corazón y mi mente para que veas que es lo que siento y pienso cuando estoy junto a tí, créeme que no lo haría con nadie más que contigo.
Lo besé sin darme cuenta que eran esos los últimos besos que nos daríamos.
No podía evitar verlo sentado frente a mí con la mirada profunda mirando a la nada, sí tan solo pudiera meterme en su mente...
Espontáneamente voló una mariposa amarilla Justo detrás de él y se posó en sus cabellos castaños que eran dorados bajo la luz del sol.
-¡No te muevas!- Grité.
-¿Qué? ¿qué? ¡Dime!
-Saqué la Polaroid que me había regalado mi abuela el verano pasado e immortalize ese momento para siempre.
En la fotografía quedó inmortalizado su rostro asustado y la mariposa amarilla en sus cabellos.
-Alessandro, Alessandro ¿estás bien? -Daniel me movía de una manera desesperada.
-Sí, si. ¿Qué ocurre?
-Venía a ver sí estabas dormido pero te encontré llorando con los ojos cerrados.
-¿Quieres algo de beber?- Entraba por la puerta Carlota.
-No, yo estoy bien solo que...
-Carlota, ¿nos puedes dejar solos por favor?
-Sí.- Respondía con cara de admiración.
-¿De dónde sacaste esa foto?
-Estaba en el armario. Yo me encontré con mi álbum y la foto estaba ahí.
-Creí que mamá se había desecho de ella.- Me quitaba la foto de la mano.
-No espera, yo solo quiero guárdala.
-Ya hacía tiempo en que estabas controlado y verlo a él te hará carer en crisis. Por favor, necesitas olvidarlo ya, a él no le gustaría que vuelvas a sufrir como la vez pasada.
-Tú no entiendes nada. Perder a alguien que amabas es lo peor que le puede pasar a alguien.
-Te entiendo perfectamente pero, estás aferrado al pasado y él ya no está aquí. Prométemelo, prométeme que no volverás a carer. No lo hagas por mí, hazlo por ti.
Me quitó las lágrimas de los ojos.
-Te lo prometo, en serio. Yo solo... solo llévatela, no quiero esa foto aquí.
-Está bien. Descansa mejor. Mañana será un día muy agitado. Te amo hermano.
-Yo también, hermano.
Apagó la luz y se fue al igual que yo, pues caí en el sueño.
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Luna de media tarde
Romance8 meses después de que Alessandro Soler ha perdido a la persona que amaba, su vida da un giro a causa de un accidente. Vuelve a encontrar el amor pero éste trae un sin fin de aventuras, dramas y enemigos a su vida. Sus fieles amigas Marie y Nahomi...