Al entrar a mi edificio noté como todos me miraban parecía que tuviera pegado un cártel en la frente qué decía «mírame». Mis amigas al inicio de las escaleras me miraron con asombro que casi parecía que se le iban a salir los ojos de la cara.
-¿Quien eres? - dijo Marie - ¿donde esta Alessandro?
-No le hagas caso, te ves muy guapo y además tienes cara de niño.
-Gracias Nahomi, y Marie el cabello casi a los hombros era aburrido.- Dije.
Subimos las escaleras y para mi suerte Marco venía caminando para ir a la cafetería. Me quedó viendo y yo también lo hice. Él se limitó a hacerme una sonrisa y supuse que era un saludo. Pero continuó caminando si parar.
-¿Se pelearon? - Me dijo Nahomi.
-Él y yo ya no somos nada.
Las dos me voltearon a ver, Nahomi me tomó de la mano y me llevó al balcón que había del lado del salón de clases.
-Cuéntamelo todo.
-No me gustan mucho las habladurías pero también quiero saber. -Me dijo Marie viendo sus uñas.
- Creo que es mejor que esté con su ex novio Diego quién la está pasando mal y él quiere estar a su lado a todo momento. Es raro... Las últimas semanas han estado juntos todo el tiempo y él no me hablaba, me dice que me quiere y quiere estar conmigo pero está con otro. Para estar así mejor me enamoro de un heterosexual. Te hacen sufrir menos.
-Ah - dijo Marie - es obvio está jugando con los dos.
Nahomi se mostraba pensativa durante toda la charla hasta que dijo al fin algo.
-Sabes, creo que no Marie, ellos fueron el sábado al restaurante supongo que Diego era el que acompañaba a Marco y éste último le dijo que comiera ya que no lo había hecho bien desde hace días. Está un poco flaco.
La miré con cara de sorpresa.
- ¿Cómo es?- Le dije mientras le tomaba del brazo- ¿Es guapo?
- Auch - dijo en tono de dolor.
La solté.
-Pues - vaciló- sí, está guapo, tiene el pelo castaño dorado y sus ojos son bonitos. Solo los atendí una vez, Johan les llevó su pedido.
-¿Y se besaron?-Preguntó Marie.
Suspiré.
-De seguro hacen buena química los dos. Creo que es mejor así, ellos se deben de querer y quiero que Marco sea feliz y a ese chico no le pase nada.
- Puede serlo contigo Alex, solo es cuestión de que él esté en paz después de acompañar a su amigo en un mal momento ¿No crees? Yo, tú e incluso Marie lo haríamos.- Me dijo Nahomi.
-Tranquilo corazón, él volverá a ti en menos de un segundo. Los celos son terribles en ti. - Me dio una palmada Marie.
-Gracias pero no soy celoso.
-Oh, pero por supuesto que lo eres cariño.
- ¿Y por qué te cortaste el cabello? - Me dijo Nahomi mientras me tocaba el cabello.
-Bueno, necesitaba un cambio y pues creo que ya era hora de que me diera un recorte.
-Pues cortarte el cabello es señal de cerrar ciclos, yo solo digo. -Dijo Marie.
Alguien me tocó el hombro.
- Alex ¿puedo hablar contigo? -Era Marco al subir de la escalera con una mano en la espalda y con la otra metida en sus jeans.
-Te lo dije.- Me decía Marie en la oreja y luego se la llevó corriendo Nahomi por la mano.
-Nos vemos. -Me decía Nahomi.
Él se acercó frente a mí pero un poco retirado como dos o tres pasos.
- Dime. -Le contesté.
-No he estado en paz por lo que pasó el viernes, la verdad me siento muy mal.
-No tienes por qué. Es mejor que seamos amigos y listo.
- Alex, no digas eso, sabes que me gustas mucho y quiero que vuelvas a pensar las cosas. Me vas a romper el corazón.
Suspiró.
-Te quiero mucho pero si tu amigo realmente te necesita no quiero que estés preocupado por mí, no te volveré a poner a elegir, eso sería estúpido de mi parte y muy egoísta.
Él suspiró y su cara se puso triste mientras bajaba la mirada.
Quería correr a abrazarlo pero sentía que mi corazón me iba a traicionar y le iba a dar un beso.
Mis piernas temblaron y mis manos casi se ponían a temblar.
Su cara hermosa como ángel miraba al suelo triste y desalmada.
¡A quien demonios engañaba! Caminé dos pasos levanté su mirada y noté que tenía lágrimas en sus mejillas, rápidamente se las quité y lo abracé.
-No quiero verte sufrir.- Le dije mientras lo abrasaba con todas mis fuerzas de no caer por mis piernas temblorosas.
-Es lo que me estás haciendo. No lo puedo soportar. Sus papás se están separando, me lo dijo ayer. No puedo dejarlo solo- me tomó del pelo con sus manos y empezó a llorar- sí pudiera dividirme lo haría, para estar contigo también y protegerte. Cada vez que te veo eso es lo que quiero, abrazarte y protegerte.
Cerré los ojos y mientras sentía su delicioso aroma a vainilla.
-Te quiero tanto, pero creo que podemos ser amigos, solo eso hasta que todo esto pase.
-No, no quiero.-Me soltó de golpe y vi sus ojos llenos de lágrimas.
- Perdón pero creo que así sería mejor.-Le dije.
Se arrodilló y rápido se limpió los ojos.
-Alex, creo que es tiempo de hacer ésto, no quiero perder el tiempo y necesito estar junto a ti.
Mi cara atónita hizo que él de forma desesperada y brusca continuara.
- Alessandro...¿Quieres ser mi novio?. -Mientras sacaba una rosa roja detrás de sus jeans y me la extendía en mis manos.
Mi cara se puso roja y creí que el corazón se me iba a salir.
- Marco, yo... No... No puedo, solo somos amigos.
Su cara se apagó y dejó caer la rosa. Vi como si hubiera caído en cámara lenta. Luego sacó una carta de uno de sus bolsillos delanteros, alcancé a notar que era una nota y la empezó a romper.
-¿Qué haces?
Se levantó.
- Me tengo que ir. Nos vemos.
- Marco, espera.
Corrí detrás de él que iba caminando rápido y con los ojos llenos de lágrimas. Luego le tomé la mano para que nos volviéramos a ver cara a cara.
- Te quiero mucho.
No me quiso mirar y desvío su mirada al suelo.
- Acabo de quedar como un estúpido delante de ti. No quiero perderte, ésta última semana me ha ido mal, todo me está saliendo peor de lo que creí. No quiero reprobar, si lo hago mis papás no me seguirían apoyando y con mi trabajo no puedo solventar mis gastos y los de la escuela.
Me sentí la persona más horrible del mundo al hacerlo sufrir de esa manera y deseé regresar el tiempo para evitar todo ésto. ¿Era capaz de ser una horrible persona solo por egoísmo? Sí yo estuviera en su lugar, ¿ él me apoyaría? Claro que sí.
Su voz se entrecortó y rápidamente actué.
Le dí un beso.
Sus labios eran más suaves de lo que aparentaban, eran como la sensación del algodón. Me abrazó y continuamos por un rato.
-Perdóname, éstos días he actuado muy egoísta y creo que soy yo el que se merece éste sufrimiento, perdóname, te lo suplico.
- No digas eso. Yo te quiero sobre todo.
- Te quiero mucho.-Le dije susurrándole al oído.
- Yo también - me dio un beso en la mejilla - ¿eso quiere decir que somos novios?
- Por ahora no - su cara cambió- después de que tu amigo salga de ésto estaré disponible para ti. Solo quiero ahórrate carga de pensamientos.
-Está bien, entonces somos amigos con derechos.-Hizo la sonrisa por la cuál mi corazón dejaba de latir.
Eso sonaba bien.
-No puedo debatir eso.-Le dije mientras le tocaba un muslo.
Le dio escalofrío.
-Deberían de conocerse ¿Te parece ir conmigo hoy a su casa?
-Sí, me gustaría conocerlo.
Inmediatamente respondí, sin siquiera pensarlo.
Me besó la mejilla.
-Extrañaba tus respiraciones cuando me acerco a ti.- Me dijo mientras me abrazaba.
- Yo extrañaba pasar tiempo contigo.
- Tu cabello... tu hermoso cabello, te lo cortaste.-Tenía los ojos como platos.
- Sí, creo que era hora de un cambio.
- tienes cara de niño.- Me acariciaba una mejilla.
- ¿Eso es malo?-Pregunté.
- Me haces ver más grande.
Lo abracé.
- ¿Por qué? ¿Qué te hizo cortártelo?
- Tú. No quería seguir pensado en ti y el cabello hacía que te pensara más.
- Lo siento tanto. Era tan hermoso. Perdón, no debí decirte nunca que me gustaba.
- No te preocupes, me volverá a creer.
- Lo sé. Pero... ah.
- ¿Te gusta? -Él continuaba abrazándome y tenía sus manos entre mis cabellos.
-Con cabello largo o corto siempre me vas a gustar.
- Te quiero.
- Te quiero más.
La maestra entró al salón y le dije que tenía que irme y tal vez nos veríamos al rato a lo cuál él asintió y nos despedimos.
-Nos vemos en la hora de salida, amigo.
- Nos vemos, amigo.- Hizo su sonrisa perfecta.
Entré a la clase y todos estaban en equipo, inmediatamente me senté con mis amigas.
-¿Todo bien, Alex? -Preguntó Nahomi.
-De maravilla, mi pequeña Nahomi.
-Eso quiere decir que la chatarra seguirá viva por más tiempo.- Dijo Marie.
-Eres una tonta. -Dije.
-¿Trajiste la grabadora?- Preguntó Nahomi.
-No, pero traje mi celular. Se puede grabar en él.
-Está bien.
La clase estuvo muy aburrida, usamos los teléfonos como grabadoras portátiles para unos ejercicios de aprendizaje.
Al terminar las clases lo esperé al lado de su coche mientas él venía.
Al esperarlo mi mente me recordó a dónde nos íbamos a dirigir, con Diego luego recordé por lo que contó Nahomi que era guapo y sobretodo que fue novio de Marco, sería extraño todo el rato estar con él y recordé mi habilidad para no sacar temas de conversación con otra persona que no sea yo. Me puse nervioso e inseguro. Recordaba que siempre que me ponía nervioso enredaba las palabras haciéndome ver como tonto.
Sin darme cuenta ahí estaba justo detrás de mí Marco que se hallaba buscando las llaves de su coche para abrirlo. Me dio un beso en la mejilla.
No subimos al coche y nos dirigimos a casa de Diego. Mientras él iba manejando volví a perderme ante semejante hermosura lo que hacía que casi tirara baba.
-¿Qué tanto me ves? ¿Te gusto?
Me puse nervioso, lo cuál era raro ya que no era la primera vez que lo veía de esa forma y él se daba cuenta.
-Sí - le respondí - pero como amigo.
Me vio con cara de pocos amigos.
-Sí te vieras a como te ven mis ojos, entenderías porque me pierdo siempre en tí.
Me dio la mano.
-Tú no te quedas atrás. Mis ojos se derriten cada vez que te veo. Mi corazón deja de latir de la forma normal y lo hace a mil por hora.
Me dio su mano y sonreía.
Continuamos hasta llegar a casa de Diego, era una casa bonita, con un hermoso césped delantero y unas ventanas de color blanco al igual que la puerta de la hermosa casa de dos pisos color beige. En el corredor de la entrada habían flores de distintos colores y formas qué hacían que todo se viera armónico y con un olor agradable. La pared de la entrada estaba decorada de distintos arreglos como pájaros y mariposas de metal de colores oscuros para contrastar con la pared. Marco se hallaba en la puerta tocando y escuché una voz algo gruesa pero aterciopelada dentro de la casa.
-Ahora voy.
Me puse nervioso y me temblaban las manos. Marco se dio cuenta y me dijo que no me preocupara ya que Diego era muy sencillo y educado, no habría problema. La puerta abrió y era Diego, la primera vez que iba a conocer al misterioso Diego, el que se había robado a mi Marco por tantos días.
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Luna de media tarde
Romance8 meses después de que Alessandro Soler ha perdido a la persona que amaba, su vida da un giro a causa de un accidente. Vuelve a encontrar el amor pero éste trae un sin fin de aventuras, dramas y enemigos a su vida. Sus fieles amigas Marie y Nahomi...