La portada no es igual a los capítulos

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Abrió la puerta y era un chico muy guapo, tanto como Marco, me sentí intimidado ya que yo no era la mitad de atractivo como él pero rápidamente mi seguridad salió en intentaba mantenerme en confianza. Pero no la podía mantener.
-Pasen, pasen por favor.- Subió el cabello de su cara.
Tenía una voz bonita, su cabello castaño oscuro que hacía ver su piel blanca y rosa a la vez lo usaba en forma de libro abierto. Sus ojos se dirigieron a mí y trató de escanearme lo más rápido que pudo. Sus ojos eran tan oscuros como una noche en medio del bosque enmarcados por unas pestañas hermosas.
-Hola Diego, mira te presento a Alessandro - Marco me tomaba la mano - es mi amigo - hizo una sonrisa mientras me miraba.
-Hola Alessandro, es un gusto conocerte al fin.
-El gusto es mío Diego.-Mi voz se quebró.
-Me han contado muchas cosas de ti y ahora siento como si te conociera por mucho tiempo.
-Ojalá sean cosas buenas.
Los dos sonreímos.
-Lo son.- Me guiñaba el el ojo.
Nos invitó a sentarnos en su sala para luego él ir a buscar algo de tomar para los tres en su cocina.
-¿Qué te parece? -Preguntaba Marco.
-Es muy guapo.
El puso los ojos en blanco con una leve sonrisa.
-Creo que no debería haberte traído.
-Calma, solo digo la verdad.
Diego llegó con nuestras bebidas y nos sentamos a platicar. El sabor de la limonada rosa sabía raro, no me acordaba de ese sabor. El tiempo pasó un poco lento y conforme transcurría, me iba relajando más. Al parecer Diego era un buen muchacho y no entendía, ¿por qué no parecía triste o deprimido? si le estaba yendo bien, imaginé que lo estaba y deseé verme de esa manera cada vez que tenía una crisis existencial.
-Diego, te traje la chamarra que me prestaste el otro día. No la podía encontrar en mi casa. Marco se levantó y dijo que la iría a buscar a su coche. Entonces Diego y yo nos quedamos solos en la sala de estar, mirándonos a los ojos uno del otro.
-Dime, ¿Qué tal es estudiar en Villartes? - La voz se me quebró del nervio.
- Es increíble. Hay mucha gente talentosa, cantantes, actores y más.
Tenía que continuar con la charla pero realmente mi mente estaba en blanco.
-Dicen que es increíble esa escuela y es de las mejores de por aquí.- Continúe mientras miraba mis dedos.
-Lo es, estoy muy agradecido de poder estar ahí.
-Dime, ¿se ha portado bien Marco contigo? - Qué pregunta tan estúpida me decía en la mente.
-Sí, es un lindo ser humano. Me refiero a que siempre está preocupado por mí y todo, siempre estamos juntos y para pasar el rato salimos o vemos películas. Me hace feliz.
Mi corazón empezaba a palpitar fuerte.
-Me enteré que no has estado pasando un buen rato. Lo siento mucho, si necesitas otra mano para lo que sea realmente puedes confiar en mí.
-Gracias, realmente lo aprecio mucho, pero por ahora con Marco me basta.
Tragué mi propia saliva.
-Me refiero... a que no quiero que las personas sientan lastima de mí o algo. Es cosa mía.
-No te preocupes. No es ninguna lástima que siento por ti. ¿Ahora cómo te sientes? ¿Estás mejor? O ¿te gustaría hablar de algo al respecto? Soy todo oídos.
-Sí, pues por dónde empiezo... Marco me ha ayudado mucho y estoy muy agradecido con él. Él llegó en el momento indicado, si no hubiera llegado a tiempo yo no sé qué haría. Él fue un buen hombro para llorar en los peores momentos y lo sigue siendo. He tenido ataques y momentos muy difíciles.
-Estoy muy feliz por ti. Me imagino que él es uno gran amigo para ti. Todos necesitamos una persona que sea nuestro soporte.- Mis manos empezaban a sudar.
-Yo lo considero más que un amigo, él es mi alma gemela y creo que por las circunstancias el destino quiere que estemos juntos.
Sonó la puerta y era Marco con una chamarra de color café. Nos sonrió y se sentó en el mismo lugar que tenía a un principio. Junto a mí.
-Parece ser que ustedes se están conociendo más.
-Sí, Alessandro y yo estábamos platicando y justo antes de que entrarás él me preguntaba sobre cómo me siento ahora y pues estoy un poco mejor.
Marco se puso a platicar historias acerca del océano que le contaba su abuelo mientras trabajaba en un barco hace muchísimo años los ojos de Diego estaban perdidos mirando a Marco, como si nada en el mundo existiera. Ni siquiera me miraba a mí cuando comentaba algo.
-¿Qué les parece que vaya por unas pizzas? - Decía Marco mientras se levantaba- Está aquí cerca puedo ir en el coche.
-Si una unas pizzas antoja ¿no crees Alessandro?
-Claro.- Contesté.
Lo malo era que Marco se había ofrecido para ir solo y me quedaría con Diego tratando de sacar tema de conversación. Espero y no quedarme sin voz de tanta plática, pensé.
-Ya vengo. - Decía Marco mientras salía por la puerta.
Quedó un silencio incómodo.
-Entonces ¿cuéntame cómo te conociste con Marco?-Me preguntaba.
Me puse tenso.
-Pues me pidió un cigarro y desde ahí nos empezamos a hablar. Nada romántico ni fuera de lo común - reí forzadamente - ¿Y tú?
-No, eso no es nada romántico-se rió-pues nos encontramos en una cafetería. Él estaba solo y yo igual. Fui a hacerle compañía y desde ahí empezamos a ser amigos, hasta que un día le dije que me gustaba y él también lo hizo, anduvimos por varios meses que fueron los mejores para mí y para él también. Incluso hasta la fecha lo sigue siendo, no creo que ninguna otra relación se compare con lo que tuvimos al principio, claro porque ya después vino de picada todo y terminamos siendo amigos a como empezamos. Parece ser que él no sufre tanto después de las relaciones. Pero él sabe que fue su mejor relación.
Una inseguridad invadió mi cuerpo.
-Oh sí, él me comentó que tuvo una buena relación y las demás habían sido desastrosas. Pero ¿a qué te refieres a que "no sufre" después de las relaciones?
- Me refiero a que, si tú terminas la relación con una persona que te hizo tocar las nubes tardarías tiempo en curar tu corazón ya que fue "el amor de tu vida" y entras en depresión y esas cosas. Te tomas tu tiempo para curar las "heridas" y estar listo para la próxima relación.
-Está bien, pero no logro entender la relación de ésto con él.
Puso los ojos en blanco.
-Marco a las semanas de haber terminado conmigo se hizo novio de una muchachita (muy guapa por cierto) y se olvidó de mí aún sabiendo que éramos amigos, hasta tiempo después que volvimos a vernos y aclarar cosas.
-¿Me estás diciendo que Marco desecha a las personas una vez que se aburre?
Él sonrió pero pude notar algo de maldad en su sonrisa perfecta.
-¿Ustedes son amigos?
-Sí, lo somos por ahora.- Le respondí.
-Ten los ojos abiertos. Estás buscando en el lugar equivocado y cuando encuentres lo que buscas sufrirás.
Me quedé con la mente en otro lado, no logré entender esa última parte.
-Creí que eran novios o algo así por la forma que él se expresaba de ti. Pero ya veo que no.
-Solo somos amigos por ahora.
Quería decirle que Marco era mío y se alejara pero no fui lo suficientemente valiente para hacerlo.
-Lo siento tanto, espero no haber interferido en su relación.
Vio sus uñas con cara de felicidad.
-No, no te preocupes todo está bien. - Le sonreí amablemente.
-Me contó Marco que tenías el cabello largo, ¿qué te ocurrió?
-Me lo corté por una tontería. -Suspiré.
-Espero que no sea por Marco. Eso sería una completa estupidez.
-No, no fue por eso.-Me sentí ofendido.
-Aprovechando que ustedes no son nada me puse a pensar en proponerle que seamos novios de nuevo, él me besó hace un par de días, creo que todavía podríamos intentarlo. ¡Oh, disculpa no debí haber dicho eso!
Hizo una media sonrisa de victoria al ver mi cara destrozada por lo que había escuchado.
No, éste tipo no me conoce enojado y ni yo tampoco.
-¿Qué pretendes con todo esto?- Mis palabras temblaban.
-¿Yo? Nada. Marco me gusta y estoy casi seguro de que yo a él también.
-Mira yo...
-¡Basta!
Me interrumpió.
-¿Perdón? -Me incorporé de inmediato de mi asiento.
-Me podrías ayudar, son amigos y de seguro ha cambiado varios intereses a cuándo éramos novios antes. - Se levantó del sillón.
-Él y yo nos gustamos, a ti te ve como solo un amigo, así que creo que vas a perder tu tiempo intentándolo. - Hice un "já" de victoria en mi mente.
Su cara estaba viéndome con enojo y frustración mientras nos mirábamos ojo a ojo.
-Perdón, pero es la verdad. Él solo quiere estar aquí para darte una mano como «amigo» así que no sería conveniente que te aproveches de la situación. Así que, así deberías de continuar, siendo solo amigos.
-¿Me estás diciendo qué hacer? - Sus ojos se abrieron de ira.
-No, te estoy diciendo la verdad.
-Creí que sería interesante que vinieras a mi casa para conocerte pero veo que no es así.
-¿Interesante? Yo solo veo que estás tratando de que pierda la paciencia. -Dije.
-Mira te voy a decir algo...
-Tranquilo, yo también quiero ayudarte. Marco tiene suficiente con su trabajo y su escuela y esto en definitiva es una carga para él.
-Él no lo ve de esa manera, siempre que está conmigo lo disfruta mucho así que una «carga» no es. Además él me considera parte importante de su vida.
-Te quiere como amigo. - Respondí.
Tomó su vaso de limonada rosa.
-Me quiere como el amor de su vida. Y yo también lo quiero a él de esa manera. ¡Ya basta de decir eso!- Se exaltó.
-Vaya, creo que lo que te ha pasado te ha afectado mucho y necesitas ayuda.
-Yo estoy estoy bien.- Bruscamente dejó caer su vaso al piso.
-Estás mal y necesitas ayuda. Marco te ve y te quiere como solo un amigo.
Marco llegó con dos pizzas y rápidamente me senté en el lugar donde estaba antes, Diego me siguió.
-Vaya, vine lo más pronto posible.
-Sí. - Decía Diego con cara de no matar una mosca - Pasemos al comedor, tengo mucha hambre.
-¿Qué pasó aquí?
-Tranquilo, se me resbaló mi vaso. Ahora lo limpio. -Dijo Diego.
Nos dirigimos al comedor pero antes de llegar Diego me tomó del brazo.
-Esto no se queda así. Ten cuidado.
-No me amenaces. No te tengo miedo.- Le arrebaté mi brazo.
Nos sentamos y había un poco de tensión En el aire mientras comíamos noté como Diego miraba a Marco y no dejaba de verlo. Lo veía como un niño mirando una paleta de caramelo.
Pasamos un rato en comer hasta que Marco recibió una llamada y tuvo que salir por un momento.
-¿Me prestas tu baño?, Diego.
-Claro está al fondo en la segunda puerta.
-Gracias.- Lo miraba con recelo.
Mientras me levantaba de la mesa y me dirigía al baño noté que él se levantaba también y me di cuenta que me estaba siguiendo.
En una habitación la cual la puerta estaba abierta, rápidamente me metí ahí y él paso como bala y lo tomé por la espalda.
-¿Por qué me estás siguiendo?
-Quiero ver que todo esté en "orden".-Cruzó sus brazos.
-¿Disculpa?
-No quiero que toques nada o lo robes. - Todo aquí es caro.
Sentí como un fuego invadía todo mi ser.
-Yo no soy un ladrón y por cierto tu casa no es lo mejor que he visto. -Respondí furioso.
-Bueno creo que conoces esa frase: quieres lo que no puedes tener.
-Deberías de escucharte -respondí- espero que tú también conozcas esa frase: no juzgues a un libro por su portada. Parecías lindo y educado pero veo que estás loco.
-No te interpongas entre Marco y yo, te lo digo de nuevo. Él es mío y si no es para mí no lo será de nadie más.
-Necesitas ayuda urgente, un psicólogo te puede ayudar con esto, y tal vez, sí tus papás hablaran contigo para que no estés sufriendo tanto. El dolor te está haciendo perder la cabeza. No puedo sentir por lo que estás pasando y necesitas ayuda de inmediato.
-Yo no estoy mal. El que está mal eres tú.
-Sé que tus papás están separándose y eso es terrible en el estado en que te encuentras.
-Mis padres no se están separando, todo lo inventé...-Él calló e hizo una pausa enorme.
-Pero... Marco, me dijo que tus papás se estaban divorciando.
-Lo sé, ellos lo están -su voz tembló - solo que se tomaron un tiempo y decidieron irse de vacaciones para intentar arreglar sus problemas.
No había nada cuerdo en lo que me estaba diciendo. ¿Acaso estaba manipulando a Marco para estar juntos? Era algo tonto afirmar algo pero hasta ahora todo estaba tomando sentido.
-Ahora entiendo- dije- estás manipulando todo esto a tu antojo para que Marco vuelva a tus pies. Qué bajo has caído.
-¿Qué dices? Está muy mal que me estés difamando. - Se alteró.
-Mira, no entiendo todo esto. Creo que no es correcto que engañes a alguien solo para beneficio propio. -Dije.
-No se de qué hablas.
-Marco se enterará de todo esto, él no se merece que lo estés usando, qué lo trates de manipular.
Las cosas se estaban poniendo muy tensas y mi corazón estaba a todo latir que casi sentía el sonido de los latidos en mis orejas.
-Yo me encargaré de que eso no pase... te arrepentirás. ¡Te lo juro!
Su puño estaba junto a mi mejilla izquierda. Sentí todo tan lento como en cámara lenta pero a la vez tan rápido como la velocidad de la luz. El golpe hizo que me cayera de un lado y mi boca golpeara con una cajonera haciendo que mi labio se pusiera a sangrar.
-Aléjate de Marco o te puede pasar algo muy malo. Eres un imbécil que no sabe nada del amor ni como tratar a un hombre. Eres poca cosa para Marco. No sabes ni en donde termina la tierra ni dónde empieza el mar.
-En cambio, ¿tú quién eres? tú eres un obsesionado por alguien quién no te ama ni lo hará jamás. El pasado está atrás y el presente está aquí. Ese corazón late por una persona quién lo ha puesto en marcha no por quién lo hizo dejar le latir.
-Eres un niño y no sabes nada, ¡nada!
-Prefiero serlo a ser un manipulador como tú.
Sus ojos se pusieron rojos.
-Puede que sea un manipulador, pero eso no va a evitar que Marco se aleje de mí, él es mío ¡MIO!
-Marco nunca será tuyo. Mientras esté contigo é l estará pensando en alguien más y ese voy a ser yo.
-¿Cómo te atreves a decirme eso? Él salió con alguien más después de terminar conmigo,¿qué te garantiza que no lo hará contigo?
-Prefiero escucharlo de su propio aliento que escucharlo de ti. Yo confío más en él que en ti y yo mismo me encargaré de que él te deje en el pasado donde perteneces. Y por cierto...
Mi puño le dio directamente en el ojo tirándolo de espaldas al suelo.
-Nunca juzgues a un libro por su portada.
Hice una sonrisa de victoria y él me miró pero inmediatamente volteó atrás de mí. Y yo me giré también.
Se levantó del suelo y tomó un jarrón lleno de flores, listo para aventármelo. Pero Marco apareció de inmediato.
-¿Alex? ¿Qué está ocurriendo aquí? ¿Diego estás bien?- Corrió a levantarlo.
-Sí. Yo solo... me caí.- Me miró de reojo (con el bueno por supuesto).
Nunca me di cuenta que volvió a tirarse al piso.
-¿Qué te pasó en el ojo?-Preguntó Marco.
-Marco, yo. -De mi boca no salía ninguna palabra.
-Tu amiguito me pegó, Marco y me duele.
-¿Hiciste eso? ¿Qué ocurre contigo?
Mis manos empezaron a sudar y solo estaba parado ahí hasta que algo hizo que reaccionara de inmediato.
-Él me pegó primero y me amenazó. Marco, necesitamos hablar.
-Perdón pero creo que será mejor que te vayas.
Sentía algo de victoria por parte de Diego, se iba a quedar solo con él y le iba a lavar el cerebro.
-No. Marco, solo fue un mal entendido y los dos estuvimos mal. Alessandro, disculpa.
No le creía nada.
-Eres un mentiroso.-Grité.
-Creo que esto se está poniendo raro. Será mejor que nos vayamos.
-Les iba a pedir eso ¡auch!-se tocó el ojo-. Tengo que ir a buscar a mi papá ya que no lo he visto desde hace unos días.
-¿Seguro que estás bien?. No quiero que te pase nada- le estaba revisando el ojo- me quedo contigo sí quieres.
¿Hola? Yo también tengo un golpe y el labio sangrando.
-No Marco, no te preocupes.- Le hizo una sonrisa de mártir.
-Vámonos Alessandro.
Me tomó del brazo y giré para verle la cara. Los labios en pico, la frente fruncida y las cejas casi tocándose.
-No fue mi culpa, él me golpeó primero.
-No digas nada.... mira, ah.
Nos metimos a su coche. El silencio y el enojo dominaban en esos momentos.
-Alessandro, eso... eso no estuvo bien. Él tiene suficiente con su vida y tú en lugar de apoyarlo llegaste a golpear y discutir.
-No. Perdón que estés cegado por sus encantos pero él solo juega contigo. Sus papás ni siquiera están enterados de que están divorciados.
-¿Perdón?¿Qué dices?
-Lo que escuchaste. Él te está manipulando y tiene problemas muy serios.
-¿Es en verdad lo que estás diciendo?
-¡Te está manipulando!
-¿Te estás escuchando tan siquiera?
Nos quedamos en silencio y él me estaba mirando.
-Alex, yo...
-No, nada. Mejor llévame a la plaza por favor. Necesito ir a casa de Marie.
-Alex, no tienes idea de lo que él está pasando y a eso le sumas que está diciendo mentiras. Nunca me imaginé algo así de ti.
-Gracias por traerme a conocer a tu amigo. Pero ahora necesito irme. Creo que yo estoy sobrando aquí.
Me quedó mirando.
-Lo siento, no quiero ser grosero contigo, solo que es difícil.- Se rascó la frente.
-No te preocupes, yo estoy bien.
Puso su coche a andar hasta la plaza. En todo el camino iba por la ventana viendo el paisaje y me limitaba a responder sin ningún tacto.
-Gracias por traerme.- Abrí la puerta.
Antes de bajarme me tomó de la mano.
-Perdón, yo no quiero...
-No quieres ¿qué?
Tardó en decirlo.
-Perderte.
Parece ser que sí me perdió.
-Gracias por traerme.-Dije.
-Tú eres la luna que apareció en ésta noche oscura y solitaria. No quiero que mi cielo deje de brillar porque la luna se haya ido.
Eso me provocó algo dentro de mí que no sabía cómo explicarlo.
-Perdon pero creo que es mejor que tomemos un tiempo separados, hasta que podamos estar juntos.
-Alex, no. No quiero.
-Perdón pero es necesario, necesito resolver varias cosas primero y sobretodo quererme a mí mismo. Deberías de fijarte con qué tipos de personas estás. -Salí del coche sin antes darle las gracias.
De su boca no salió nada, puedo decir que sus ojos estaban rojos pero no estoy seguro, todo fue muy rápido. Solo miraba al frente y puso su coche en marcha mientras yo veía como se marchaba.
Caminé hasta la plaza para tomar un atajo a casa de Marie.
Al abrir la puerta de su casa la abracé y empecé a llorar a mares.
-¿Qué ocurre Alessandro? Corazón...
-Marco me odia. Por culpa de su exnovio.
-Vamos, cuéntame todo camino a mi habitación. Tengo helado y pizza si quieres pero cuéntame todo...

Luna de media tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora