¿Mi protector?

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Era él con sus perfectos ojos y sus hoyuelos inolvidables. Estaba con una camiseta azul rey. Tenía una sonrisa de oreja a oreja por lo alegre que estaba de verme pero noté que algo tenía en su frente y también en el ojo. Unos moretones.
-Qué bonita mariposa.- Me dijo con un tono alegre.
Me levanté de prisa y lo abracé lo más fuerte que pude.
- ¿Dónde estabas?¿Qué te pasó? ¿Estás bien?, Estoy súper preocupado y molesto contigo. -Le reclamé.
-De ja me res pi rar. - Dijo con su voz entrecortada.
-Perdón, es que ésta semana ha sido muy pesada. No sé nada de ti ¿Por qué no me contestas los correos, llamadas y mensajes?. Intenté localizarte pero tus amigos me dijeron que no había nadie en tu casa. Traté de hablarle a tus padres por medio de la dirección pero no pude y creo que estuve a punto de llamar a la policía.
-Vaya, nadie se había preocupado tanto por mí- hizo una sonrisa burlona- gracias por hacerlo y disculpa por no contestar ni poder comunicarme contigo; mi teléfono está roto y no recuerdo mi contraseña del correo, si lo sé soy un tonto por no anotarlo o acordarme bien.
-¿Dónde estabas?
- Tuve una misión y tuve que irme por unos días de aquí por eso los moretones.
- ¿Misión?
- Sí. Soy un espía. Pero no le digas nada a nadie. - Puso su dedo en los labios.
- ¿Espía? ¿En serio? Pudiste haberme dicho algo como que tienes una doble vida como ser un cantante y no te creería tampoco. Te falta la nariz de payaso.
Sonrió.
- Lo siento, era más gracioso en mi mente.
- ¿Entonces en dónde estabas? ¿Por qué faltaste toda la semana a la escuela?- Me alteré.
- Bueno está bien. Lo que pasó fue que tuve que salir de emergencia con un amigo de Villanueva ya que tuvo problemas. Tuvo un ataque. Tiene "problemas". Y cayó de la escalera a causa de un episodio.
- ¡Dios mío! ¿Él está bien?
- Sí. Todo bien. Solo tuvo un par de rasguños y moretones. Nada del otro mundo por suerte. Fuimos al doctor que lo está tratando también- Sonrió.
-Casi nada.- Sonreí.
-Me gusta tu sonrisa.
Me puse nervioso pero inmediatamente le pregunté dónde vivía.
-Él vive aquí con su hermana y sus papás y mayoría de su familia en la ciudad de San Román y es a casi 10 horas a carretera. Tuve que irme con mis papás el día siguiente después de la fiesta de emergencia para acompañarlo. No pude comunicarme con nadie.
Bien, todas mis dudas estaban resueltas, pero ¿Qué le pasó a él en su rostro? Me dije.
- ¿Y esos golpes?
-Suspiró- No sé si supiste o disfrutaste en caliente la pelea que hubo en casa de André. Me peleé con Robert. Fue una completa tontería.
-Si la hubiera visto tal vez la hubiera detenido, ¿No crees?
El rió sarcásticamente.
-¿Perdón? Pero creo que sí puedo detener una pelea.
-No dije nada...
¿Cuál fué el motivo? - pregunté- si fué una tontería, no veo por qué la pelea.
Él se puso a pensar y respondió - fuiste tú, el motivo fuiste tú.
-¿Yo? - Me puse rojo y sentí como mis ojos se salían de sus órbitas.
-Sí.
Tomé un sorbo de agua.
- ¿Qué hice ahora?
- Robert estaba riendo sobre que pareces un ridículo con ese cabello largo y que la parte donde tienes la cicatriz donde tu cabello está corto te hace ver como imbecil. Dijo que cuando pudiera llevaría unas tijeras y te lo emparejaría, entonces me enojé y le dije que no se metiera contigo.
Me quitó el mechón de cabello de la cara de manera delicada con extremo cuidado.
-Sí que fué una tontería. Me refiero a que es cabello, crecerá. Pero no pienso recortarlo.-suspiré.
-Tu cabello es lo más bonito que he visto y nadie se volverá a meter con él ni contigo mientras esté cerca.
Me sentí como una princesa.
Sonó la campana y eso quería decir que la hora del almuerzo había acabado. Mis compañeros empezaron a llegar y de manera lenta el salón comenzaba a llenarse.
-Me tengo que ir. - Se levantó de la silla.
Rápidamente me incorporé.
-¿Nos veremos a la hora de la salida?
- Claro que sí. Quiero pasar un rato contigo.
Me abrazó y sentí su peculiar aroma a vainilla.
-Te veré en la salida entonces.
-Por sí no me encuentras yo seré el del hueco en la cabeza.
Sonrió.
Yo estaba ansioso por que se terminaran las clases y poder verlo de nuevo que no le prestaba atención a las clases. Marie y Nahomi se percataron que no estaba en esta tierra. Con solo mirar esos ojos, me hacen teletranspórtame hasta el espacio. Es como ver un par de estrellas en sus ojos.
-¿Hola? ¿Necesitas un trapo para limpiar tu baba?
-¡Marie!, déjalo en paz - alzó la voz Nahomi- creo que vamos a necesitar más de un trapo.
-Es cierto. Ahora mismo iré con el conserje- se levantó Marie de su asiento.
-¡Son unas tontas! - Les grité.
- Te amamos - dijeron al mismo tiempo
- Pero cierra tu boca, hay moscas cerca, querido.
Las clases iban lentas y cada cinco segundos revisaba mi reloj. No logré captar lo decía la maestra de literatura, mi mente estaba en otro lugar supuse que en la luna.
Las clases terminaron y cuando salí estaba apoyado en los barandales del balcón, esperándome con ansias al igual que yo. Su imagen era hermosa, los rayos del sol atravesaban los gigantescos ventanales haciendo que brillara de una forma única. Parecía vampiro.
Salimos y él me dijo que me iba a llevar a mi casa en su coche. Un Nissan Tsuru del 2005, color azul rey algo despintado a causa del tiempo y el poco tono de azul que quedaba me recordaba mucho al tono de azul que usaba en su camisa.
- Perdón por no tener un mejor coche-Me miró con cara de vergüenza - pero estoy ahorrando para comprarme otro mejor que esta vieja carcacha.
- ¿Bromeas? - Me quedé viéndolo con cara de incrédulo.
- No ¡Ésto es una carcacha!-Lo señaló.
- Já.- Saqué una risa.
- ¿Por qué te ríes?
- Porque tienes coche y eso es mejor a no tenerlo.
- Es que me da pena. Está tan descolorido y hace ruidos.
- No te preocupes a mi no me interesa lo material, si me gusta una persona será por quién es no por lo que tiene. - Casi me deseé desaparecer por lo que había dicho.
Él hizo una leve sonrisa y me llegó un deja vu de la otra noche en la fiesta cuándo le dije que había quedado cautivado con él.
- ¿Te gusto entonces? - Tenía una sonrisa burlona y de victoria.
- Creo que -balbucé- se nos hace tarde a los dos y tenemos cosas qué hacer. Pero por supuesto que ya me gustaba.
Nos metimos al coche. Dentro de éste había un olor agradable a manzana. Al mirar dónde estaba el porta vasos estaban unas llaves con una pequeño llavero que tenía una foto dentro. Era un niño con una rosa blanca en sus manos y se parecía a él.
-¿Quién es él?
-Es mi hijo. - Me veía mientras se abrochaba el cinturón y con cara larga.
-¿Tie-nes un hijo?- Lo dije a voz alta pero la sentía quebrada.
-Sí. No sabía cómo ibas a reaccionar cuando te lo dijera.
Estaba a punto de abrir la puerta y tirarme para salir corriendo.
- Yo, disculpa no...
Se rió.
- Soy yo de niño. -Mientras veía la fotografía hacía una pequeña sonrisa.
- ¡Eres el rey de la comedia, el circo te busca! - le golpeé en el brazo.
- ¡Auch!
- Perdón.
- No te preocupes, no me dolió mira éstos músculos. - Se levantó la manga derecha y mostró sus bíceps.
Su brazo tenía varias venas exaltadas lo cuál se me hacía algo excitante.
- ¡Increíble! -decía mientras me tragaba la saliva- para la próxima recuérdame golpear muchísimo más fuerte.
- Puedes tocar si quieres.- Todavía mostraba sus bíceps.
Claro que quería toquetearlo hasta aburrirme.
- Mejor enciende el coche.
- ¿No tienes ganas?-Preguntó en tono burlón.
Obviamente lo deseaba con todas mis ganas pero sí lo hacía tal vez no iba a parar y quién sabe qué cosas hubieran pasado.
Él movió la cabeza mientras se reía y hechó a andar su coche mientras le daba la dirección de mi casa y por donde era más fácil y rápido llegar.
Mientras conducía no pude evitar ver su semblante de perfil a lo que él se dió cuenta.
-¿Te gusta lo que ves?
Mi cara volvió a tener las mismas tonalidades de rojo que hace un par de noches había tenido.
- Estoy viendo tu perfil. Tal vez te dibuje.
- Sí lo llegaras a hacer por favor dibújame lo más guapo que puedas.
Lo que no sabía era que ante mis ojos parecía una hermosa luna llena en medio de un cielo estrellado.
-Trataré de hacer lo posible - me reí - aunque no prometo nada.
-Entonces será un reto. - Me miró con una sonrisa.
Continuamos en la carretera y le dí las indicaciones sobre cómo llegar a mi casa. Al llegar a casa justo antes de bajar nos miramos por un segundo.
- No deberías deshacerte de él, es un buen coche. Recuerda es más importante sentirte cómodo con lo que tienes que con lo que la gente quiera que tengas.
El suspiró.
-Gracias, lo pensaré.
-Gracias por traerme. Eres muy amable.
Nos abrazamos. Y pude sentir el delicioso aroma que se me impregnaba en las entrañas.
- Oye, umm... -vaciló por un momento- ¿estás disponible mañana por la tarde?
¿Le digo que no? Para hacerme del rogar, o ¿tal vez? Para verme interesante. Pensé.
- Sí, ¿por qué?
Creo que soné muy desesperado.
- ¿Quieres ir al cine o a cenar? lo que tú quieras.
- Claro que sí, me encantaría.- Seguía sonando desesperado.
- Es una cita.
- Trataré de que mi cabello se vea lo más presentable. -Le respondí.
Él se rió haciendo que sus hoyuelos se notaran.
-Nos vemos.
-Nos vemos mañana.
Mientras bajaba me tomó de la muñeca izquierda.
-Oye...
El se quedó inmóvil por un momento viendo hacia el volante.
- ¿Sí? - Le respondí.
- Eres...
No dijo nada por un segundo.
- ¿Eres...?
- Nada, espero verte mañana.
- Sí, yo también.
Nos quedamos viendo por un rato y el se aclaró su garganta y dijo que tenía que irse pero logré ver su cara algo roja de vergüenza.
Hecho en marcha su coche y de fué.

Luna de media tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora