¿Dónde está?

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A la mañana siguiente me levanté más temprano qué Marie y Nahomi, eran cerca de las 10 de la mañana y me dirigí a la cocina pues tenía hambre. No lo recordaba pero mis papás tenían que ir a Port Front así que estábamos solos en la casa. Rápidamente me hice de comer lo primero que ví: unos huevos en omelette y algo de agua de naranja serán un buen desayuno, me dije a mi mismo.
Aún tenía grabado en la mente la noche anterior dónde estuve más cerca de Marco y creía que era demasiado bueno para ser verdad, creí que era un sueño.
Busqué mi teléfono para checar que había de bueno en el correo o mensajes importantes y tenía un mensaje de hace varias horas de él y decía lo siguiente:
Gracias por la noche de ayer, estuvo genial poder haber platicado un poco contigo y respecto a lo que iba a pasar antes de que llegara tu amiga creo que todo fue demasiado rápido, espero no haberte incomodado, disculpa por eso. Saludos.
Marco.

Mi corazón empezó a palpitar lo más rápido posible ya que no me acordaba de la escena posterior antes de qué llegara corriendo como maniática Marie. Estábamos pasándola bien, juntos los dos. Creo que le gusto. -Me dije en voz alta mientras daba un mordisco a mi comida.
Entonces me marcó mamá para preguntarme cómo estaba a lo que le respondí que bien, ella me dijo que volverían en la tarde a más tardar. A lo cuál le dije que me avisara cuándo vinieran en camino, luego le colgué y lavé mis platos sucios.
Estaba listo para despedir a Marie y Nahomi cuando Marie dijo...
-Lo siento por haber arruinado su beso, pero Nahomi estaba muy mal. -Dijo con tono de súplica.
Nahomi se quedo perpleja ante dicho comentario a lo cual yo respondí - no fué un beso, estábamos pasándola bien los dos en silencio- me encogí de hombros- es muy deprisa y aún nos hace falta conocernos. Yo soy de la vieja escuela. No hay besos por ahora.
Nahomi dijo- disculpa por haber arruinado tu noche Alex.
-No hay problema. -Respondí.
No fue una noche nada más, fué una velada perfecta. -Me dije.
Entonces nos despedimos y les dije que les contaría todo el lunes para no atrasarlas con tantos detalles para que se fueran lo más temprano posible a sus casas.
Me recosté en mi cama pensado en qué hubiera pasado si no nos hubiera interrumpido Marie ¿nos hubiéramos besado? ¿Mi boca olería a rollos de pollo? Muchas preguntas tontas pero no dejaba de imaginar que hubiera pasado ese día.
Sin darme cuenta la noche cayó. Mis papás habían llegado hace un par de horas eran pasado las siete de la noche. Me había dormido debido a la velada encantadora de la noche anterior. Fuí a saludar a mis papás quienes estaban cansados de ir y venir el mismo día de Port Front así que se dirigían a dormir los dos. Les di un beso de buenas noches a ambos y me dirigí a mi habitación a acostarme y continuar con el sueño.

El lunes llegó y estaba emocionado por ver a Marco por los pasillos de la escuela, cerca de los baños dónde casualmente siempre nos encontrábamos. Me levanté con la mayor gana posible de mi cama, me alisté para ir a la escuela y me preparé algo para desayunar y me dirigí lo más rápido posible a la escuela. ¿De qué me servía hacer las cosas rápidas si siempre llegaba tarde a todos lados?
Entré al edificio B y la mayoría estaban hablando de la grandiosa fiesta que organizó André el sábado por la noche y a lo lejos escuché a alguien pidiendo ver el vídeo de una golpiza y otro sobre la piscina. Supuse que después de irme con mis amigas la fiesta se hizo más interesante. Lo único que recordé de la fiesta fueron rollos de pollo, alcohol, cigarros y Marco y yo viendo la luna.
Mis amigas me esperaban por la escalera como de costumbre y nos saludamos mientras subíamos al piso de arriba para entrar al salón de clases.
Al entrar, la mayoría del grupo estaban hablando de lo que ocurrió con después de irnos.
-¿Qué ocurrió?- le preguntaba Nahomi a Carla- ¿Algo malo?.
Carla movió la cabeza en forma de desacuerdo.
-Se perdieron un buen show- hizo un gesto de desaprobación- fué que después de irse ustedes inmediatamente un grupo de muchachos que estaban en la parte trasera de la casa, cerca de la piscina empesaron a insultarse y tirar cosas mientras dos de ellos estaban golpeándose.
-Genial Nahomi. Hiciste que nos perdiéramos la fiesta - le decía en voz alta Marie.
Para la próxima trata de beber menos, pensé.
-Lo siento. -Hacía cara de compasión.
-¿Y qué más? -le preguntó mi precoz amiga Marie - ¿hubo sangre o huesos rotos?
- No, solamente golpes leves a causa de una broma o algo así escuchamos. La verdad es que no nos quedamos mucho tiempo viéndola, pero me parece que escuché a alguien que los dos chicos cayeron al la piscina.
-Que ganas de ver chicos mojados.-Dijo Marie.
Yo lo pensé también.
Los tres nos miramos con cara estremecida con lo que contaba Carla.
Me quedé con la duda y la clase empezó de inmediato.
El día transcurrió de forma usual. La misma rutina.
Entonces llegó la hora del almuerzo y el grupo de amigos de Marco pasó justo al lado de mí y algunos me quedaron viendo con cara de enojo. Menos Carl y Grecia quienes iban en la parte trasera de ese grupo a los cuales les sonreí inocentemente y ellos me saludaron. Pero noté algo raro en sus caras como con tristeza pero miedo, pero enojo lo cuál ignoré. Esperé a mis amigas y nos dirigimos a la cafetería, dónde comí mi desayuno que traje de la casa un par de sándwiches. Mientras estaba dando el último mordisco a mi sandwich me percaté de algo. Él no había asistido a clases hoy, pero ¿Por qué? ¿A caso se sentiría mal? Me puse un poco pensativo a lo que Nahomi me preguntó si me encontraba bien y yo respondí qué sí pero persistía la pregunta, ¿Por qué él no asistiría a clases? Terminó la hora del almuerzo y regresamos al aula de clases pero me percaté de que ellas me miraban raro.
-¿Todo bien?
-Te estamos notando raro.
-Sí estoy bien. Solo que estoy siendo dramático.
Las dos me quedaron viendo con las caras de intriga.
-Estoy bien. No se preocupen.
Toda las demás clases estaba desconectado de mi cerebro y sentí como en un abrí y cerrar de ojos las clases terminaban.
Al salir del salón me topé con los dos amigos de Marco, Carl y Grecia.
- ¿Chicos saben dónde está Marco?
Ellos me quedaron viendo sin ninguna expresión facial.
-Perdón. Él avisó ayer que iría de viaje con un amigo, pero no sabemos nada más. No sabemos nada de él.
-Le hemos llamado y no contesta.- Repuso Carl.
-¿Saben donde vive?-Pregunté.
-Sí. Nosotros hemos ido a su casa a buscarlo y no ha habido nadie para atender.- Me decía Grecia.
Me quedé pensando y mi cara no me ayudó a disimularlo.
-No te preocupes, no creo que pase mucho tiempo fuera. Parece ser que tuvo que salir de imprevisto con un amigo de la ciudad. Por un accidente o algo así.
Lo último que dijo me puso a sudar.
- Espero y esté bien.
- Nosotros también pensamos eso.- Decía Carl mientras sacaba una goma de mascar.
- Muchas gracias.
- No te preocupes.-Decía Grecia.
Me despedí de ellos y me dirigí al edificio A para investigar el teléfono de los papás de Marco a lo cuál no tuve éxito ya que la secretaria no me los quizo dar ya que no era familiar de Marco. Estaba furioso.
Llegué a casa y me dirigí a la computadora para enviarle un mensaje a Marco si se encontraba bien pero antes de darle al botón de enviar algo me detuvo y me limité a pensar si en realidad era necesario hacerlo ya que tal vez no fué por un motivo ajeno a los que sus amigos pensaban. Y me puse a pensar que me veía muy exagerado al hacer eso así que mejor me detuve y dije que tal vez estaría bien y yo en mi cama escribiéndole como loco, así que cerré la computadora y me metí a bañar. Y me dije que mañana sería otro día. Otro día, mientras se me metía shampoo al ojo. Algo dramático por cierto.
Los días transcurrieron de forma rápida pero con presión de las materias pesadas. Matemáticas y literatura. El viernes intenté llegar lo más positivo posible sabiendo que no lo lograría. Mientras iba por el estacionamiento busqué el lugar donde solía estar estacionado el Tsuro azul rey ya que siempre madrugaba para tener el mejor lugar pero ésta vez el lugar estaba completamente vacío así que supuse que hoy tampoco asistiría. Seguí caminado y saludé a mis amigas al inicio de las escaleras a como solían hacerlo siempre y nos dirigimos al salón. De la forma en que ellas me vieron supuse que me veía un poco deprimido y con la mente en otro lugar. Estuve esperando toda la semana a Marco para poder hablar más que en la fiesta, pero su ausencia persistía y eso me quemaba por dentro.
El resto del día transcurrió normal. Pero algo alteraba esa normalidad. Él no estaba. El martes, miércoles y jueves no llegó. Los correos no los respondía y eso me ponía como un desquiciado. Supuse que el viernes no asistiría tampoco. Al subir las escaleras con mis amigas iba mirando al suelo, ya que me ponía a pensar en las posibilidades de su ausencia. Nos dirigimos al salón y Naomi se dió cuenta por qué estaba así.
- Tranquilo, él está bien. No hay nada por qué alterarse.
-Sí la persona que te gustaba no aparecía una semana me entenderías.
Nahomi torció la boca.
-Cariño, no es el único chico de la escuela, hay más. Mira a Edizon del D, es guapo y tiene buen trasero.
Sonreí.
-¡Ahí está!-dijo Nahomi- ese es Alessandro. Estar triste o deprimido no es bueno.
Les puse los brazos en sus hombros quedando en medio.
Las clases pasaron súper rápido y no tenía ganas de salir a la cafetería a comer con ellas como usualmente lo hacíamos así que les dije que no tenía apetito y preferiría quedarme a pasar el tiempo ya que solo quería estar acostado en mi cama y no pensar en nada más. Solo les dije que me quedaría a que me distrajera de mis pensamientos así que me quedé en el salón a lo cual ella estuvieron de acuerdo y luego se marcharon.
Me quedé escuchando música y me puse a garabatear en la última hoja de mi libreta de biología. Casi todos salieron a almorzar Antonella y Martha estaban platicando un rato hasta que decidieron salir a comprar algo de comer o eso supuse. Y me quedé completamente solo, así que disfrutaré este agradable momento para mí solo. Me dije, mientras mi mano empezaba a moverse sola y dibujar la silueta de las alas de una mariposa.
Pasado cinco minutos escuché que alguien entró al salón por el desagradable chillido de la puerta y supuse que mi agradable momento a solas se había acabado pero intenté ignorarlo. Entonces sentí que alguien se había sentado en la silla delante de mí pero no le tomé importancia. Podía sentir sus ojos clavados viéndome mientras yo estaba con los ojos pegados en mis trazos.
Sentí como la respiracion cambiaba y se volvía agitada de quién quiera que estuviera viéndome dibujar y me llegó un olor familiar que no podía olvidar y sabía quien era la única persona que olía de una manera magnífica.
- Hola ¿Me extrañaste?-Sonrió.
Mis ojos se abrieron que casi se salen de sus órbitas.

Luna de media tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora