Todos los fieles y devotos a la familia real estaban presentes en la enorme sala donde se llevaría a cabo la coronación incluida Mikasa quien compartía lugar entre los nobles y la propia reina.
-Mi hijo ansiaba que estuvieras aquí para su coronación, no es para menos, sé que te debo su vida.
-¿Perdón?
-Estuviste a su lado durante su viaje y es por ti que volvió sano y salvo con nosotros.
-Oh... es lo menos que puedo hacer por él, no quiero que le ocurra una desgracia a nuestro futuro caballero de la Luz.
-Me alegra que también seas una creyente, este reino le debe mucho a su bendición.
-Sí, lo creo.
-Es hora.Su mirada estaba fija en la cicatriz del brazo de la reina, era la marca que años atrás había dejado, recordaba a la perfección el sabor de la sangre de la reina que sonríe al ver a su hijo caminar con serenidad para la ceremonia.
Todos guardaron silencio y observaron atentos cada detalle, Levi estaba impecable como siempre, finalmente se convertiría en el rey de las tierras de Paradis y bajo su protección desaparecerían las barreras que los demonios y las bestias han impuesto a través del miedo sobre ellos desde hace décadas.
Un nuevo rey nacía, el elegido por la luz incluso antes de nacer, sobre sus hombros el pasado, presente y futuro de las generaciones están encomendados.
La corona fue puesta sobre su cabeza y se le fueron entregados los símbolos para mostrar su lealtad y convicción por y para su reino.
-Es oficial... su amado rey caerá junto con todo su reino- pensó.
La familia real ofreció una gran fiesta para todos en el reino, era un día significativo para todos. La noche cayó hasta que sólo quedaron las personas más importantes dentro del castillo celebrando.
-Levi espera...
-Oh Petra - sonrió al verla- casi no puedo reconocerte, te ves preciosa.
-Gracias- lo tomó de la mano - ven conmigo.
-¿A dónde me llevas?
-Ven... es un sorpresa.La joven corría sonriente llevando de la mano a aquel que ama profundamente.
-Tsk... estos tacones son algo molestos.
-Pero te hacen ver más alta.
-Que molesto eres.Ambos rieron y cuando estaban muy apartados del resto ella se detuvo y lo miró fijamente bajo la tenue luz lunar.
-Levi... felicitaciones.
Ella pronto sintió el calor del abrazo de su amado sobre su piel.
-Continuaré con mi promesa de protegerte y darle justicia a este reino. Gracias por esperar paciente y ayudarme en todos esos momentos.
-Es mi deber y yo... te quiero, siempre estaré de tu lado.
-Gracias.Su lazo era fuerte a pesar de la diferencia de sentimientos de la cual sólo aquella joven tenía conciencia.
-Pero basta de palabras emotivas- se separó de él - Levi quiero que tengas esto... es un obsequio.
-No debiste... ya has hecho demasiado por mí.
-Lo hice con el sobrante de los materiales, será tu amuleto de la suerte.
-Haces tanto por mí.Él volvió a abrazarla y el calor era alimento para los sentimientos de la chica que luchaba contra sí misma entre ser sincera o dejar salir todas esas palabras que pesan en su pecho.
-Esto es para ti.
-Levi no... no es necesario.
-Claro que sí.Él colocó una de sus medallas entre sus manos para después mirarla con ternura.
-Siempre has estado ahí, eso fue como mi amuleto de la suerte antes, eres mi mejor amiga.
-Levi... quiero...Unos pasos rompieron el silencio de la noche y vio en los ojos de quien ama ese brillo por alguien que no era ella.
-Petra es buen momento para presentarte con Mikasa.
-No interrumpí nada. ¿Verdad?
-No... nada. Mucho gusto, soy Petra Ral.
-Encantada, aunque ya he oído hablar de ti antes, tienes un talento magnífico.
-Gracias.
-Levi me habló suficiente de ti, espero que nos llevemos bien.
-Oh igualmente.
-Deberíamos volver, está muy solitario aquí.La inocente y dócil Petra se sentía intimidada por la mujer que podía posarse a la derecha de Levi con naturalidad, como si ese fuese desde siempre su lugar.
-Ven, querida.
Algo extraño le provocaba el tacto de aquella mujer de cabellos negros y mirada intensa. No sólo era el hecho de saber los rumores acerca de ella y su relación con Levi, su aura era tan fuerte y difícil de entender pero tenía un nombre.
Levi no tardó en separarse de ambas chicas para atender a sus responsabilidades como anfitrión de la fiesta.
Ellas se quedaron una a lado de la otra mirando a Levi que ocasionalmente les devolvía la mirada con un gesto apenado por no acompañarlas.
-Petra... yo realmente amo a Levi y sé que me ama también.
El dolor crecía y crecía desde su interior haciendo que las lágrimas se volvieran más pesadas de sostener.
-Ya que eres su mejor amiga me importa lo que pienses...
Tenía un nombre definitivamente y eso era...
-¿Crees que podré hacerlo feliz?
Malicia.
-Yo creo que...
Las palabras se quedaron estancadas en sus labios. La miró de nuevo, es hermosa, poseía un reino y poder, es educada, tan encantadora que parecía no tener ningún defecto y sobretodo eso, los ojos de Levi mostraron un brillo por ella que nunca antes vio, juntos se ven tan bien que los rumores parecen tomar más seriedad y en verdad a nadie le sorprendería que se convirtiera en la reina que acompañe al amor de su vida. Mikasa puede decir abiertamente lo que siente pero en cambió ella ha pasado una vida ocultando sus sentimientos por el mismo hombre.
Ella llegó de la nada con el corazón de Levi entre sus dedos mientras que para Petra la lejanía entre la realidad y su ensueño se vuelve más notoria.
-Petra...
-No lo sé, Levi no es cualquier chico... si realmente lo amas como dices, espero que nunca le falles. Me retiro.Busco la salida para desbordarse en silencio y soledad tras decir aquellas difíciles palabras pero en su intento sintió la frialdad de unas manos desconocidas.
-Gracias por tu consejo, Petra... lo haré feliz, lo prometo.
Malicia... malicia disfrazada y sin remordimiento. Mikasa estaba decidida a destrozar todo obstáculo en sus planes de la forma más cruel posible.
-Lo haré feliz por ti- susurró.
Mikasa terminó su falso abrazo y se dio la vuelta para volver adentro mientras que Petra derramaba sus lágrimas en medio de la solitaria noche.
-No es justo... no puede ser cierto...
La joven tomó su último aliento de valentía tras secarse las lágrimas y recuperar su compostura para regresar al interior del castillo y darle frente a la declaración de Mikasa. Sin embargo al acercarse a la entrada descubrió a su amor bailando con Mikasa. Sus manos estaban enlazadas, podía sentir la dulzura ajena que reflejaban los ojos de Levi sobre esa mujer y la sonrisa que ambos comparten.
La oscuridad reclama una victoria en el sufrimiento de una inocente enamorada tras ver su esperanza deshecha.