CAPÍTULO 22 "RIVAL"

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Mikasa no tenía prisa en destruirlo todo, disfrutaba ver al reino que tanto despreció hundirse en su miseria junto a su rey. Tan sólo estaba paciente en el balcón del castillo donde esperaba la llegada de Levi para asesinarlo.

-Es un poco estúpido que vengas a intentar algo contra mí.

La reina se acercó sin miedo a la mujer demonio que se posaba al borde del balcón con los ojos fríos.

-Mikasa detente, la venganza no sanara tu alma.
-¿Acaso tienes una idea?- la miró de frente - este es un reino corrompido y el Señor al que tanto alaban no es más que una maldita farsa.
-No es así, Mikasa... yo sé de tu dolor.
-No sabes absolutamente nada de mí.
-Sé más de lo que crees. Lo he visto todo- siguió caminando hacia ella- todas las cosas horribles que te hicieron las conozco pero hay algo que necesitas saber.
-Tus palabras no significan nada. ¿Dónde estuvo tu señor de la luz cuando lo necesitaba? - su furia aumento - la corona que portas es un simple adorno, no has hecho nada.

La reina le dio una bofetada y el sonido estalló.

-No eres la única que se ha sacrificado. Si lo matas recuerda que habrás asesinado a quien podía salvarnos y al único que te amó.
-¿Todo esto por tu cobarde hijo? - comenzó a reír - no ha sido capaz de hacer algo por su reino, dejó perecer a la mayor idiota de sus seguidores. La luz no es más que una mierda.

Mikasa extendió su mano hacia la reina e hizo un corte en el vestido de ella.

-Te libere del rey inepto que tenías a tu lado. Dime... ¿Debí matarte ese día? - se colocó detrás de ella.
-La verdadera pregunta es por qué no lo hiciste.
-De cualquier forma tu vida siempre ha sido una miseria y eso se refleja en el insípido sabor de tu sangre.

Mikasa hizo un corte en su piel y probó su sangre.

-No ha cambiado en absoluto.
-Mikasa yo mejor que nadie te entiende, tienes que darte cuenta que al igual que yo sólo has sido utilizada, eres una pieza más.
-Lo sé de sobra, él me usa para servirle como yo lo uso para cumplir mi venganza.
-Mikasa no fue la Luz o alguno de nosotros quien te hizo daño, date cuenta que ha pasado demasiado tiempo... el reino jamás atacaria a su propia gente, los demonios fueron quienes te arrebataron a tus padres.
-¿Demonios? - sus ojos ardieron- fueron humanos quienes asesinaron a mi gente, fueron humanos los que dañaron cada parte de mí.
-El mundo era corrompido pero no fue en nombre de la luz nada de eso, los demonios se infiltraron, hace varias generaciones atrás no sabían lo que pasaba en los límites del reino, esas tierras fueron arrebatadas por el demonio al que sirves.
-Mentirosa... él fue quien me salvó, lo sirvo por convicción.
-Él sólo te ha utilizado todos estos años, ha pasado demasiado tiempo desde que eso sucedió... ¿Tienes idea de cuántos años han corrido desde tu último día siendo humana?
- No los suficientes para perdonar al último heredero de la Luz... ya está en camino.
-Levi no es el culpable. Creí que podía hacerte entender sin tener que recurrir a esta guerra... siempre supe que eras un demonio pero deje que conocieras a Levi, al verdadero. Deje que estuvieras en este reino sin intentar dañarte para que te dieras cuenta por ti misma de todo lo que ha cambiado desde tu época y te di una última oportunidad para liberarte de tu amargura pero...
-Tus miserables intentos no significan nada contra mis creencias. Ahora prepárate para ver morir a tu único hijo.

Levi entró por esa puerta con una expresión vacía y los ojos fijados en Mikasa, ya no había nada más que hacer, los dos elegidos por ambos lados estaban dispuestos a reclamar la vida del otro, esa era la única manera.

-Mikasa...
-Siempre ha sido demasiado tarde.

Ella extendió sus alas oscuras y bajó del balcón, a su vez Levi se reunía con su madre que había caído al suelo debilitada por el veneno transmitido por las garras de la mujer demonio.

-¿Ella te hizo esto?
-Sí pero... Levi.
-La única manera... la única cosa que puedo hacer es matarla. Adiós, madre.
-Levi espera...
-No hay tiempo, estoy cansado de dejar que ese demonio lastime a más personas.

Levi fue tras ella y las lágrimas de la reina cayeron, el destino era uno solo y hoy tendría que morir uno de los dos. Nadie podría sanar las heridas que se agravaron en Mikasa un siglo atrás y nadie podría borrar de Levi la decepción que sintió en aquel momento que descubrió la verdad, eran enemigos ahora, tarde o temprano esto pasaría.

-Mikasa... todo esto termina aquí- decía con dolor.
-Aún dudas mi querido Levi. ¿En verdad te enamoraste de mí? - soltó una carcajada- que ingenuo.

Levi acortó la distancia entre ellos y dirigió su espada hacia ella que había borrado su sonrisa.

-Eso se ha acabado, sin embargo dime... ¿Por qué tardas tanto en atacarme?

Mikasa lo miró sin palabras, ella misma se hizo esa pregunta tiempo atrás cuando sabía que podía destruir su reino aún pese la bendición que resguardaba a su mayor enemigo.

-¿Por qué necesitas darme motivos para odiarte más ahora? - sus palabras caían una tras otra sin darle tiempo de defenderse - ¿Acaso llegaste a sentir algo por mí?

Ha matado a un millar de inocentes antes pero a Levi lo conocía más de lo que debería. En la tenue mentira que creó para condenar a su enemigo, ella también fue arrastrada.

-Si tan sólo hubiera sido salvada por alguien como tú... pero las cosas se tornaron hasta este momento y yo... te digo adiós, Levi.

Él se alejo de su ataque por poco y en tristeza cayó en la cuenta de que sólo quedaba un camino para ambos, debía olvidarse de sus sentimientos como hombre y ser digno de la voluntad de la luz para salvar a los que creen en él.

-Si tan sólo... no importa ahora. Adiós, mi amor.

Levi tomó con fuerza su espada y todo comenzó, un ataque tras otro, el rugido de esa guerra azotaba por el lugar. Cada uno intentaba por su cuenta acabar con la vida del otro para explotar de una vez por todas el dolor que los consumía por dentro.

No había sangre derramandose en el suelo pero lo que quedaba de su alma se desprendía y quemaba por dentro, descubrían que no eran capaces de dar el golpe final ahora que están de frente. Sin embargo el rendirse no era una opción sabiendo lo que cargan tras sus espaldas.

Mikasa elevó sus alas y lanzó una ráfaga de ataques que le costaron esquivar pero pronto devolvió el ataque.

-No eres tan fuerte como dicen.

Levi se acercó a ella en un sólo movimiento e hizo un ligero corte con su espada en el hombro de ella.

-Tsk... mi turno.

Llamo a su dragon y este golpeó las columnas del castillo para que cayeran sobre Levi. Apenas logró salir del desastre, fue tras el dragon para matarlo y en un instante el poder de Levi atravesó al dragon.

-Debo... debo matarte...
-Inténtalo si puedes.

Mikasa dejó los juegos y fue tras él para atender a su ataque. Sólo así la sangre de ambos caía, se hacían daño y descargaban su poder uno sobre otro sin más piedad.

-Un golpe certero y puedo acabar con esto - pensaba ella.

Concentró el poder de la sangre en sus garras y fue por él sabiendo que si fallaba en ese golpe estaría perdida.

Levi por su lado no podía dejar pasar más tiempo o seguiría condenando a más personas en el reino.

Todo se decidía conforme la distancia entre ellos se volvía nula y el ataque definitivo se efectúaba.

-¡Alto!

Una luz iluminó el área y el tiempo dejó de correr. ¿Quién tenía ese poder tan grande?

LOVE & WARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora