La tristeza en ella creció con los días siguientes, decidió mentir diciendo que volvería a su reino temporalmente para preparar los detalles cuando se comprometieran y aunque esa decisión dolió en él, su corazón sintió emoción al escuchar sus palabras acompañadas de un beso.
-Espera por mí, volveré.
Y nuevamente ellos se alejaban hasta el próximo encuentro oficial pero la razón podría ser bélica.
Ella tenía demasiado que pensar antes de declarar su atentado y darle fin a su venganza contra el hijo favorito de la Luz. Cuando nadie más veía, ella abandonó su hermosa piel por alas oscuras para surcar los cielos sobre el reino y mirar a través de otra perspectiva.
El joven rey motivado había comenzado sus obligaciones, tenía una larga lista de pendientes para cumplir en espera de su amada y día con día trabajaba con una convicción fuerte en cada acción.
No imaginaba que un par de ojos lo miraban con atención esperando cualquier oportunidad de manchar su supuesta pureza.
Ella volaba cerca de él a distancia sin causar ningun alboroto, silenciosa y en calma acompañaba al rey en sus responsabilidades y en sus momentos más genuinos como un simple humano. Lo maldecia cada vez que sonreía con esa sonrisa llena de bondad y se confrontaba en su interior.
¿Realmente deseaba hacerlo sufrir?
Se preguntaba mientras lo miraba a la distancia en su forma de ave. Todas esas emociones la estaban perjudicando.
Ella estaba perdiendo el juicio y el vuelo al mismo tiempo tras ser golpeada con una flecha.
Su pequeño cuerpo fue a dar al suelo y pronto pequeñas manos la lastimaron con brusquedad. Estaba aturdida por todo el daño pero convertirse en medio de toda la gente sería su peor error.
-Morir de esta manera... que estupidez- pensó.
Estaba al borde de usar su magia para destrozar las manos del niño que la había herido cuando una voz familiar la hizo hundirse en temor.
-Las aves como ésta existen para surcar los cielos y volar libremente no para morir. Por favor, dame el ave que has herido con el arma que no deberías portar.
-Majestad... perdone a mi hijo.
-Es ingenuo pero no debería dejar que esto se repita. Es peligroso que un niño porte un arma que podría herir a otros.El niño entregó al ave que perdía fuerza en las manos de su alteza quien de inmediato busco asistir al animal sin imaginar que se trataba de su propia prometida.
La flecha había perforado una de sus alas, para su desgracia había sido fabricada por las manos de la joven herrero que porta la bendición y no se curaria fácilmente.
-Pobrecita... no quería atraparte así.
Mikasa sintió rabia al recordar el día en que dijo querer cazarla y comenzó a aletear buscando sacarle los ojos ahí mismo.
-Tranquila, no voy a hacerte ningún daño, me has acompañado antes, no podría olvidar un plumaje así - decía mientras la atendía con delicadeza.
-Que cursi es este hombre - pensaba.
-Te vi antes. ¿Acaso me sigues? - cuestionó - Quieres acompañarme. ¿No es así?
Terminó el procedimiento y la tomó en su manos para después acercarle alimento.
-Pretendía ganarte con semillas y un lugar donde posaras tus alas al cansarte de volar sobre mí cuando volviera a verte pero ahora sólo quiero que sanes, tu vuelo no merece ser detenido por un humano, yo tampoco te detendré pero me gustaría seguir siendo bendecido por tu vuelo.
Al principio, todo eso le parecía ridículo porque ¿Quién diablos habla con animales? pero a medida que sentía los cuidados de Levi entendía que esta era su identidad sin mentira.
-Alteza nos alarmó su llegada. ¿Todo está bien?
-Sí, ya atendí su herida.
-¿Qué hace con esa ave de mal augurio?
-¿Qué?
-Mire sus alas, son negras y no es una especie conocida podría portar enfermedades o...
-Nada de eso, es mi compañera desde hace tiempo, me ha anunciado buenas cosas con su encuentro.
-Si usted lo dice...Carencia de maldad en él o tal vez una abrumadora inocencia. El día se esfumó pero algo había golpeado en ella además de la flecha que atravesó su ala. Al ver la pureza y bondad de Levi sin esa corona y sin esa espada entendió que no podía odiar a alguien así y su corazón se sumergió en tristeza una vez más.
Él la sostenía en su manos con sutileza y brindaba su calor contra el frío invernal. Y aquel calor dulce despertaba los recuerdos de Mikasa, todas las veces cuando suplicaba una mano amiga para curar sus heridas y la desdicha con la que fue condenada.
-Si tan sólo me hubieras salvado hace tantos años como ahora lo haces... yo te seguiría a cualquier parte.
Lloraba en sus adentros, su corazón estaba hecho añicos y tan sólo deseaba que las gentiles manos de Levi siguieran abrazando su débil cuerpo.
-Volverás a volar mi pequeña compañera... me aseguraré de que vueles otra vez.
El momento fue fracturado cuando alguien llamo a la puerta para recordar al rey cual es su lugar y lo que debe atender.
-Espera por mí, volveré.
Dijo las mismas palabras con las que se despidió ella pero esas palabras no eran una promesa, eran una proclamación a la futura guerra entre ellos.
Ella aleteo con brusquedad y se ocasionó dolor, él sin valor de dejarla, la llevo consigo. Una acción que mostraría los secretos ocultos entre ambos y con la llegada de la verdad todo podría acabar en esta noche.