El amor nace sobre suaves corazones de forma inesperada, crece y se fortalece con los momentos y aquellas chispas de emoción sobre los bienaventurados. Amor, loco e irremediable amor.
-Hey hey mi pequeña Historia... dejaste que la vaca te venciera otra vez.
-No te rías, no es ninguna broma.
-Por supuesto que no lo es, nos moriremos de hambre si no puedes ordeñar a una simple vaca.
-Si es tan fácil prueba tú.
-Oh claro que lo haré.Tomó el banco y se acomodo cerca del animal para comenzar la labor.
-Chu chu... esto será rápido, bonita.
Historia miraba como la tarea se veía más fácil siendo un observador, como ella era tan buena en lo que hacía sin borrar la sonrisa característica de sus labios. Aquella joven morena acomodaba uno de sus mechones rebeldes detrás de su oreja, la admiraba desde antes y no entendía como los gestos más simples en aquella mujer le parecían auténtico arte. Sentía sus latidos y quedaba atónita al ser descubierta por los ojos burlones de ella.
-¿Qué pasa mi pequeña Historia? ¿Tienes hambre?
-No, sólo trato de entender como lo haces.
-Uhmm bueno, siempre he hecho esto a diferencia de ti así que no te preocupes, yo veré por ambas.Compañeras por casualidad que fueron unidas por un sentimiento profundo y difícil de entender pero nada de eso importa cuando la vida pasa ligera y tranquila en las tierras protegidas por la familia real. Ninguna de las dos pensó en el día que llegara la fatal despedida.
-Sigues sangrando...
-Mi pequeña Historia... no te preocupes. Al menos estás a salvo, no me podría perdonar si algo malo te pasara.
-Pero tú... estás herida ahora por mi culpa.
-Nada es tu culpa. ¿Quién sabría que los demonios en verdad existen?
-Ymir...Una de ellas tenía una herida profunda en la espalda provocada por las garras de un demonio que invadió su propiedad.
-Aprende a ordeñar esa vaca mi pequeña... Historia.
-Quédate conmigo... Ymir... ¡Ymir!La vida se desvanece como un copo de nieve sobre las manos, lento y sin ninguna otra salida, sus ojos se cerraron para no abrirse de nuevo.
Nunca volvió a ser lo mismo, cada día se lamentaba así misma por no ser capaz de proteger a quien dio todo por ella hasta el último día de su existencia.
-Se secaron- decía tras ver las hortalizas muertas - perdóname, Ymir... soy una inútil.
Ella rompió en llanto sobre los cultivos fallidos, su pequeño hogar se sentía tan vacío sin la risa de su compañera. Cada vez que esos dulces recuerdos sobre ella se asomaban por su mente pronto eran fracturados por el día en que los demonios rompieron con su tranquilidad.
-Demonios... todo lo que hiciste fue protegerme de ellos y yo- unió sus palmas e inició la plegaria - Señor de la Luz permite que sea útil, permiteme ser como Ymir y servir en tu nombre...
Ella lo era todo, desde que sus vidas se unieron no había sentido el amargo sabor a soledad pero ahora que se ha ido la existencia misma es vacía y sin sentido.
Historia fue iluminada por el señor de la Luz, aquellas frágiles manos poseían un don supremo, su simple roce era vida. Al saber de su don no dudo y fue al palacio para ofrecer su bendición en beneficio de la familia real y la lucha contra la oscuridad, era su única forma de continuar con su existencia.
-Listo, Ymir... como a ti te gustaría.
La pequeña joven cultivaba flores alrededor de la tumba de su compañera. Era su lugar favorito en todo el mundo pues sólo en aquella soledad podría hablar con quien extraña desde el primer día de su partida.
-Debes estar orgullosa de mí- dejaba caer sus lágrimas - soy útil para muchos... he de sanar a este mundo por ambas. Siéntete muy orgullosa de mí... por favor.
La pequeña joven creció y entregó su don a la orden divina sin dudar ningún día, incluso si apagará su propio ser porque en el fondo, aunque ella diera vida lo cierto es que se sentía una muerta en vida sin la compañía de quien tanto quería, tal vez sólo esperaba el momento en que volviese a reunirse con ella pero hasta entonces luchará por hacer significativo su sacrificio.
Actualmente...-Su alteza tenemos malas noticias.
-¿Qué pasa?
-Han reportado a varios desaparecidos... creemos que...
-Los demonios regresaron- la joven interrumpió.
-Entiendo... el momento ha llegado. Necesito reunirme con esa persona, no permitiré una segunda noche roja.
-Sí, mi señor.El informante se retiró y aunque las emociones se desbordaban, los dos hijos de la luz mantenían la calma sobre sus caras.
-Confías en esa persona. ¿En verdad?
-Nunca ha fallado a pesar de su carácter... además es un bendecido de la luz como nosotros, el Señor de la Luz debió tener un motivo para elegirlo.
-En ese caso, estaré preparada.
-Gracias pero de momento... necesitas descansar. Iniciaré la búsqueda en cuanto hable con él, lo convencere. Te doy mi palabra que seré quien de justicia a todos.
-Levi... no luches solo, aunque seas quien eres... para eso fuimos elegidos, siempre hay una razón, reúne al resto y déjame participar en vuestra lucha.
-Historia de todos eres la más valiosa, cuando la batalla termine tú abrirás el camino para todos. Esto no será de la noche a la mañana pero obtendré la victoria. Está vez estaremos preparados.
-Lo sé hasta entonces reuniré mi poder para dar mi último tiro de fe en esto.
-No digas eso...
-Levi seguimos nuestros destinos, demos una batalla definitiva para asegurar a las futuras generaciones.Él besó su mano y agradeció su gesto.
-Por cierto... aún tienes que presentarme a la reina que se une a nosotros.
-Lo haré, vas a adorarla.Su furia desapareció en cuanto aquellas palabras lo hicieron pensarla y recordó la promesa para sí mismo. Él ha de proteger a su reino como a la mujer que tanto ama. Cuando la batalla contra la oscuridad termine, seguirá el destino que anhela junto a su amada sin embargo los planes son distintos para ella.
El futuro es incierto, quien juegue mejor sus cartas obtendrá la victoria mientras tanto no hay nada escrito. Los rivales toman sus acciones por su cuenta y cada una los acerca al momento de la verdad. Un juego definitivo entre los hijos favoritos de dos lados opuestos, un juego entre dos amantes. ¿Qué será más fuerte? ¿La misión trazada en sus frentes o lo que el alma reclama?
Al final... ¿Quién merece bañarse en gloria? ¿A qué costo?