8. Hermes

2.5K 574 114
                                    

Hola! Feliz viernes!

Aquí es feriado así que por suerte he logrado avanzar y escribir un poco. E intento mantenerlos al tanto en mi instagram SofiDalesioBooks. Qué les gustaría ver allí? Ideas? Cualquier sugerencia es bienvenida! Lo mismo para el manejo de mi twitter... 

También pueden enviarme cualquier osa relacionada con mis historias para compartirlas allí, desde imágenes que les recuerden a personajes hasta edits o fanarts. Y siguiendo con mi pequeña encuesta, qué otro rostro conocido creen que podría aparecer por aquí?

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final del cap!

xoxo,

Sofi

***

Miss Santorini, quien siempre se había negado a revelar su nombre, mejor conocida como Cleo -Cleopatra- Las en el mundo criminal, era alguien a quien él no había extrañado ni un poco. Ni siquiera pensado. Solo otra chica más, otro trabajo bien logrado, otro rostro entre miles de contactos que olvidar. Y Hermes había sido muy bueno para olvidarse de que esa chica siquiera existía, hasta que se había encontrado sin nada y sin poder respirar. Hasta que As había aparecido una soleada mañana en New York, preguntando por alguien capaz de hacer un robo sin dejar rastro alguno. Alguien capaz de burlar a Ninshiki.

Hermes había tenido que pensar mucho en su respuesta. Había sabido que ella no estaría contenta de verlo, la mayoría de las personas que conocía nunca lo estaban. Había supuesto que Cleo se negaría, que lo golpearía, incluso que lo apuñalaría. Para su buena suerte, la chica parecía no cargar armas consigo.

Le divertía la idea de tener que trabajar con ella, no podía negar aquello. Aunque As no parecía del todo de acuerdo con su idea de diversión. Sería interesante, por lo menos. O eso pensó hasta que se despertó en la mañana tras haberse quedado hasta tarde a solas en la sala, bebiendo y meditando sobre lo mierda que era la vida, solo para encontrar el baño ocupado por ella.

Cuarenta y seis minutos de reloj. Ese fue el tiempo que ella estuvo encerrada allí. La cronometró. Y cuando había golpeado la puerta, reclamándole que era su turno, Cleo solo había subido la música que andaba escuchando y cantado más fuerte como si él no existiera. Había tenido que correr al piso superior, solo para encontrar a Houdini encerrado en el baño y gritándole un lo siento cuando Hermes había dicho necesitar pasar.

—Vamos, niño. Podemos compartir. No hay nada que tú tengas que yo no tenga, o haya tenido —dijo Hermes.

No había funcionado. Hermes había desistido e intentado de nuevo con el baño de abajo. La reunión con As era en unos minutos, y necesitaba afeitarse, eso entre otras necesidades más naturales. Tampoco había dormido tanto como debería, su racha últimamente no había sido de lo mejor. Y todavía debía hacer ejercicio.

No le dio tiempo a Cleo a quejarse cuando ella salió y él corrió dentro para no perder su oportunidad. Para cuando logró llegar a la sala, ella ya estaba allí, demasiado fresca sentada en la mesa con su oscuro cabello recogido en una coleta y un jugo de naranja en mano. A juzgar por su short de ciclista y su top deportivo, él no era el único que había pensado en entrenar esa mañana, y no necesitaba un recordatorio de las peligrosas curvas que Cleo Las tenía.

—Tarde —murmuró ella levantando su vaso, como si la molestia de As ya no fuera notoria en su helado silencio.

—O ustedes están demasiado temprano —Hermes sonrió al tomar el lugar vacío frente a ella.

—¿Son todos los americanos que no tienen sentido de puntualidad, o eres solo tú y tu falta de profesionalismo?

—¿Todos los ingleses se toman una hora en el baño a la mañana? —preguntó en retorno.

Cinco de OrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora