Buen domingo!
Aquí es de noche y mi día ha sido de locos, pero he logrado editar el cap a tiempo. Muchas gracias a todas las cuentas de fans y memes de mis historias que están surgiendo en instagram! No deben de etiquetarme o hablarme para compartirlas por todas partes.
Como siempre, no se olviden de votar y comentar el cap al final!
Mi pregunta del día de hoy es simple: Están disfrutando de la historia? Llevaba tiempo sin escribir nada contemporáneo, y en lo posible realista...
Xoxo,
Sofi
***
Cross Station se encontraba entre sus lugares menos favoritos de Londres. Era un hecho. Sabía que debería estar orgullosa de siquiera recibir invitaciones para ir, era una muestra de poder y su posición en la escena pública de los criminales. Solo aquellos más arriba lograban entrar a Cross Station. Otro sitio en el cual mostrarse para recordar que nadie debía meterse en los asunto de Cleo Las, todo sin necesidad de cumplir ninguna amenaza.
Aun así, no le gustaba ir.
La primera vez que había recibido una invitación, había ido. Una regla de base. Nunca rechazar nada similar, aquello era asegurarse de no volver a recibir una. Y había estado bien al principio. La emoción de la exclusividad, música, alcohol, hacer algunos contactos conveniente. Del tipo que su padre le había enseñado. Ser amigo del diablo, no su enemigo, y jamás mezclar negocios. El encanto evitaría que otros quisieran matarte sin motivo, y atraería aliados, palabras de Leo Santorini.
Eso no cambiaba que no le atraía para nada la idea de lo que estaba haciendo. La primera vez que había presenciado una ejecución había sido en Cross Station. Y había aprendido que los criminales eran lo último por lo que tenía que preocuparse allí.
—Tienes que alejarte de la zona —murmuró Cleo—. No puedes quedarte dando vueltas o esperar en el auto. Búscate algún lugar que esté abierto y ve a pasar el rato allí. Si alguien te intercede, eres el chofer de la señorita Las. Quería beber, así que te contraté. Me llamas si hay problemas.
Houdini lucía como si ella le acabara de anunciar que se había terminado el cereal. Cleo tuvo que recordarse que solo se trataban de negocios. Eran socios, otro mister Nobody, nada más. No le importaba ni necesitaba saber la edad del crío, e intentaba no pensar en el peligro en el que lo estaba arrastrando. Podía encargarse de todo. Él no tenía porqué salir herido.
—¿Cuánto tiempo tomará? —preguntó Houdini y ella suspiró.
—No lo sé —admitió.
—Dos horas —respondió Hermes desde el asiento de atrás y Cleo encontró su mirada en el espejo retrovisor—. Si toma más de dos horas, la partida está arreglada.
Era una opción, aunque ella sabía mejor que nadie que ningún negocio estaba arreglado en Cross Station. Iba contra las reglas.
Señaló un lugar delante donde detenerse y Houdini obedeció. Podía sentir los fuertes latidos de su corazón en su pecho. Se dijo que sería como cualquier otra vez al salir del vehículo, excepto que el fracaso no era una opción. Cinco joyas del Nilo. Intentó imaginarlas, sentir el peso en sus manos, la satisfacción al recuperar lo robado. Podía hacerlo.
Le hizo una seña a Hermes para que la siguiera, concentrándose en el imponente sonido de sus tacones contra el asfalto al cruzar la calle. Él no había mencionado nada sobre la otra noche, y ella había preferido no hacerlo tampoco. Tal vez fuera lo mejor. No había lugar para segundos pensamientos en ese tipo de vida. Nada cambiaría el pasado.
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Cinco de Oros
Action5 criminales 25 millones de libras 5 semanas para planear el golpe de sus vidas Cleo está convencida de una cosa: las reliquias no pertenecen en un museo. Houdini se encuentra desesperado por demostrar lo que vale a pesar de su edad. Siri haría cual...