33. As

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Feliz viernes!

Lo admito, entre ayer y hoy no he tenido buenos días de ánimo, pero sí que han sabido hacerme reír y animarme con todas sus ocurrencias entre Instagram y WhatsApp. Millones de gracias! Y antes de que comenten, hay lugar en el grupo de WhatsApp, toda la info de cómo entrar está en un post en el instagram SofiDalesioBooks. Por favor, vean el post, es el único modo.

Hablando de instagram, la fanaccount  __pulce__ está organizando los Dalesio Awards. Yeayyy. Básicamente, se están votando mejor personajes, mejores parejas, mejores escenas, mejor lo que sea que suceda dentro de mis historias, y han hecho un trabajo increíble. Si quieren votar y ayudar a ganar a sus favoritos, link en twitter, el grupo de WhatsApp, pueden pedirlo en instagram e intentaré compartirlo en más lados para ayudar a las increíbles organizadoras. 

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final!

Y faltando tan pocos caps, qué creen que pase al final?

Xoxo,

Sofi

***

Cuando la señorita Kelleth pidió su desayuno esa mañana como cada día, no imaginó que sería diferente. No le prestó atención a los dos empleados uniformados del hotel que entraron para atenderla. El hombre se ocupó de preparar su bandeja de comida, mientras la mujer colgaba la bolsa conteniendo el vestido que había enviado a la tintorería, arreglaba la caja con sus zapatos y los cofres conteniendo sus joyas.

Cerró los ojos al beber su té, impaciente porque ellos se fueran y por el claro retraso de su maquillador y estilista. No les pagaría la tarifa completa. Deberían ya estar allí. Bebió esperando que aquello la ayudara a calmar sus nervios, el intenso aroma de la vainilla definitivamente relajando sus músculos. En serio sentía como si todo pesara menos, su cuerpo más ligero, su mente...

As se giró al escuchar el pesado golpe, solo para encontrar a la señorita Kelleth inconsciente en el suelo. Su oscuro cabello cubría su rostro, su piel dorada había palidecido por lo que fuera que le hubieran dado. La taza estaba derramada a su lado, ni siquiera había terminado de beberla. No podía negar el parecido.

—¿Estás segura que no la mataste? —preguntó él.

—Dormirá hasta la noche —Cleo se quitó la gorra de su uniforme—. No dudes de mis métodos, mister Nobody.

—No podemos permitirnos errores, señorita Las —respondió As—. Ahora ayúdame a mover el cuerpo.

Sentía como si llevara toda una vida preparando ese golpe. Cleo lo miró de mala gana, como era habitual, pero terminó por tomar los pies de la señorita Kelleth mientras él la sujetaba por los brazos para levantarla y dejarla sobre la cama. Los datos de su víctima no habían sido nada difíciles de conseguir, ni a la señorita Las debió haberle tomado mucho tiempo escogerla. Los uniformes del hotel tampoco habían sido un problema, solo cuestión de pasarse por la lavandería que utilizaban y tomarlos.

Se sentía como un principiante, regresando a robos tontos y tomando papeles sin importancia. Cleo fue directo al baño. Él la escuchó quitarse el resto del uniforme, mejor deshacerse de la evidencia. Se arrodillo junto a la cama, cogiendo una de las manos de la señorita Kelleth.

—Es una condición sin dudas peculiar la que tienes —comentó As.

Fascinante incluso, no algo que él fuera a reconocer. La adermatoglifia resultaba más que conveniente para un ladrón. As nunca había imaginado que personas así existieran, e incluso había desconfiado sobre lo que Cleo poseía hasta que había convivido con ella y visto con sus propios ojos. Sin importar lo que tocara, nunca dejaba huella alguna. Cleo Las no debía preocuparse, mientras él llevaba desde esa mañana con guantes, y aquello no le agradaba para nada.

Cinco de OrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora