Capítulo 18: Milagro

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By: Rin

Esa noche Sango cocino una gran cena  mientras  transcurria el tiempo amenamente entre risas e historias.

Hacía mucho tiempo  que no tenía esa clase de  compañía  y aunque amaba profundamente a Sesshomaru no era de los que solían charlar hasta altas horas de la noche, o hacer algún tipo de broma o incluso sonreír.

Era muy agradable conversar con alguien y no solamente ser escuchada, incluso ah-un parecía disfrutar  los ruidos que brindaba la noche ya que estábamos  acostumbrados al silencio del palacio.

-No deberías estar a esta ahora afuera niña.

Vi a Inuyasha sentarse a mi lado los ojos cerrados

-Solo estaba tomando un poco de aire-sonreí-Fue una noche maravillosa, hace mucho que no la pasaba tan bien.

-Es normal que te sientas así- se cruzó de brazos- dudo que Sesshomaru sea la mejor compañía.

-Probablemente tengas razón, pero soy feliz a su lado.

Inuyasha entre abrió un ojo y susurro algo que no pude comprender.

-¿A qué has venido realmente Rin?- me dijo muy seriamente-Si estas intentando huir de Sesshomaru quiero saberlo.

-no entiendo a qué te refieres- lo mire desconcertada- No sé por qué crees que tendría que huir de Sesshomaru sama.

-Escucha Rin- me miro muy seriamente-Si tu vida corre peligro te protegeremos.

-No entiendo de que me estás hablando- le dije algo irritaba-¿Por qué mi vida tendría que correr algún peligro? Solo  vine porque quería verlos y preguntarle a mi abuelita el por qué me he sentido mal últimamente.

Entonces el rostro de Inuyasha cambio a una sorpresa absoluta.

-¡Pensé que lo sabias!-me grito y pude ver como un color rojizo se alojaba en sus mejillas-¡Pero que tonta eres!

-¡Saber que!

-Inuyasha no le hables de esa manera- dijo Kagome apareciendo en la puerta- Rin lo que mi esposo quiere decir es que pensó que sabias que estabas embaraza de Sesshomaru.

Aquellas palabras me helaron a sangre.

-Eso es…imposible.

-No es imposible niña- dijo Inuyasha arrugando la nariz- cualquier demonio puede detectar ese aroma.

-Era por eso que te sentías mal Rin- me dijo con suavidad Kagome- no era una enfermedad eran tus síntomas de embarazo.

Dos emociones distintas y a la vez contradictorias me paralizaron.

De un lado, la felicidad, inmensa, asfixiante, de tener al hijo de Sesshoumaru y por otra parte, el miedo, un terrible y casi doloroso miedo.

Pasaron por mi mente  flash backs de las raras veces en las que Sesshoumaru se había dignado a referirse de su medio hermano, siempre en terminos poco elocuentes.

Su disgusto hacia los mitad-bestia era enorme, pero el odio hacia Inuyasha era mucho peor.

Era inmenso  odio hacia su padre al haber deshonrado a su familia  teniendo un hijo de una humana manchando su linage puro.

¿Que sería entonces si fuera su propio hijo?-pensé atormentada.

Un sentimiento de nauseas invadió por completo mi ser.

Analice todas sus reacciones posibles: no eran  había más que rabia, ira,  vergüenza y la confirmación que los  híbridos  no son más que cargas que les arruinan la vida.

Pase mis manos por mi vientre, acariciando mentalmente al pequeño ser formado a partir de mi y de Sesshoumaru.

Me imagine sus ojos, su rostro, su carácter, su cabellera de un color plateado o café con aire distinguido sin lugar a duda.

Una ligera sonrisa se alojó en mi visualizar a mi pequeño milagro.

Porque para mí eso era un milagro que había surgido de ambos aunque la realidad era que Sesshoumaru no soportaría nunca tener un hijo híbrido ni que nadie lo sepa jamás.

Su imagen transformándose en Perro-demonio y demoliendo todo absolutamente todo o simplemente mirándome fríamente y diciéndome que desapareciera de su vista no sin antes ordenarme secamente que me me decisiera del  pequeño o el mismo lo mataría sin tener piedad alguna.

Ante tan horrible escena, mi mente se colapsó y lo último que escuche fue a Kagome gritando mi nombre.

Detrás de la luna. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora