Capitulo 30 : Siempre nuestro

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By: Sesshomaru & Rin

Y volvía a estar ahí, de donde nunca se debió apartar, de mi lado.

Ella me sonrió cuando se dio cuenta que la observaba y coloco su mano sobre la mía, me perdí en su mirada una vez más, aquellos ojos eran agujeros negros en el cielo… mi cielo.

Con el paso del tiempo todo volvió a su curso, con el tiempo también el aroma de Shizuma desapareció con el tiempo esperaba que mis recuerdos también lo hicieran, quería entregarme a ella por completo.

-No te tienes que preocupar - le dije al ver esa inquietud en sus rostro.

-Lo se-  dijo no muy convencida.

¿Cuánto entendería que ella no era una niña tan frágil y débil como los humanos?

Esa pequeña tenía algo mágico que no me dejaba apartar los ojos de encima, esa misma era la que me mordía por las mañanas y se me lanzaba a los pies por las noches al principio trate de negarla yo solo quería complacer a Rin, pero cuanto más la rechazaba ella intentaba por todos los medios agradarme, era muy persistente al igual que su madre.

Al final termine cediendo ante ella y aunque intentara esconderlo quizás sólo una persona era más importante para mí que Rin… y esa era Aiko aunque claro, nunca lo aceptaría.

Tome en mis brazos a Rin y aspire de nuevo ese aroma a cerezo que emanaba de su piel, y eso me hizo desearla con un ardor que era abrumador.

Durante los meses que llevaba viviendo de nuevo conmigo no la había tocado, por miedo a que me rechazara porque era algo que no podría soportar y después de todo, sabía que merecía el calor de su cuerpo después de como la había abandonado.  Sin embargo ella se había quedado conmigo noche tras noche en mi lecho sonriéndome como si nada hubiera pasado amándome como el primer día.

Pose mi mano sobre su mejilla, y la mire a los ojos esperando a que me diera una señal, algo que me diera a entender que aun la deseaba con la misma pación que yo.

Lo mire en silencio, paralizada. Las líneas de su bello rostro estaban profundamente marcadas bajo la luz de la luna, haciéndole parecer mayor de lo que era.

Su tacto era dolorosamente tierno mientras se posaba sobre mi mejilla y me calentaba con sus manos, era la caricia firme y dolorosa de un “hombre” que deseaba el calor de una mujer.

Los recuerdos invadieron mi mente, todas aquellas veces que Sesshomaru había arriesgado todo por mí, su orgullo, su palabra al mezclarse con una humana, su vida en muchas ocasiones… todo por mi bien y seguridad- y me desconcerté por la generosidad de sus actos.

Aquel demonio frio al que todo temían no existía para mí, en cambio podía ver en su mirada a aquel enigmático que había visto cuando era niña.

Él era mi señor, mi amo, mi amado y estaría dispuesta a morir por el en cualquier forma y momento, porque a pesar de todo el daño de los últimos años, jamás habían cambiado mis sentimientos por él: Yo lo amaba.

Con un leve sollozo rodee a Sesshomaru, y me aferre a él con desesperación al tiempo que presionaba mis labios contra los suyos. Quería ser envuelta por él, perderme en su extraordinaria fuerza y valor, hacer desaparecer todo pensamiento y recuerdo sobre Aiko Daisuke, Shizuma, Inuaysha, de muerte, de soledad y demás, quería borrar todo.

Me estreche con fuerza contra todo su cuerpo, besando temblorosamente en su cuello y en cada centímetro de esa piel nívea.

Queriendo ser de él una vez más.

Introduje mi lengua en la dulzura de su boca, mientras la envolvía en mis brazos. No había planeado esto, me dije a mi mismo al tiempo que recorría su espalda con mi mano; sin embargo no podía aplacar la pasión que me abrasaba por dentro.

No sé si estaba siendo delicado pero rápidamente la despoje del kimono que tenia y me extendí sobre ella, dejando a un lado as ropas que también me cubrían.

Quería poseerla sujetarla con firmeza contra mí y perderme dentro de ella, a mí con su cuerpo mente y alma, a fin de que nunca pudiera abandonarme, nunca conociera o deseara el contacto de otro, y por encima de todo para que jamás amara a otro demonio o mortal.

Me pertenecía, y tenía que entenderlo, no con palabras, si no con la sólida presión de mis músculos contra su piel, con l caricia áspera de su lengua, el despliegue bronceado de su mano rastreando se cadera suave, y el gemido que se escapaba de mi mientras la hacía mía.

Escuche un leve jadeo que dejo escapar de sus labios y sentí como sus uñas se aferraban a mi espalda, atrayéndome aún más a ella, invitándome a probarla cada vez más.

Una y otra vez me hundí en ella, saboreándola con intensidad, profundamente, sintiendo sus gritos de placer vibrar contra sus labios y sus dientes mientras bebía de sus belleza, fuerza y valentía, sintiéndome una parte más de ella, llenándola con mi apremiante necesidad, hasta que finalmente no supe donde empezaba yo y terminaba ella.

....

Yacía completamente inmóvil sintiendo los  latidos de su corazón y la cálida caricia de su respiración contra mi cuello.

Le rodee los hombros con mi brazos y lo sujete firme, sintiéndome, parte de él como lo había sido hace unos momentos.

No recordaba sensación tan más placentera y feliz, sentí su mirada clavada en mi cuerpo y lo mire.

-Durante mucho tiempo, he librado una batalla conmigo mismo, que temía no poder ganar jamás,- me miraba fijamente- solo deseaba el poder y la conquista porque era el único que conocía… me sentía perdido. Sin embargo ahora he encontrado el lugar a donde pertenezco.

Tomo mi mano y la coloco en su pecho.

-Quédate conmigo y te hare feliz – dijo al tiempo que sostenía mi mirada que poco a poco se empañaba de lágrimas-Te lo juro.

Su corazón latía con fuerza bajo mi mano. Podía sentir como su amor fluía sobre mí, a través de su piel y llenándome de calor y fuerza, la fuerza que necesitaba para amar y ser amada.

Sesshomaru-sama me había dicho que se sentía perdido, pero estaba equivocado era yo la que siempre me había sentido perdida sin él.

Porque le pertenecía desde aquella vez que lo vio herido en el bosque, desde aquel verano que habían pasado juntos… desde siempre.

….

Rin me miró fijamente durante un momento largo y solemne. Acto seguido arrimo su boca a escaso centímetros de los míos.

-Si- me dijo firmemente- Me quedare contigo porque te amo.

Aquella era la primera vez que escuchaba esa palabra y me sentí extraño, Rin coloco su cabeza en mi hombro y durmió a los pocos minutos, mientras que yo haría lo de siempre, sostenerla, nunca soltarla y velar por ella hasta el final de sus días.

Ese era un juramento que estaba dispuesto a cumplir.

Ahora había encontrado la paz y el lugar a donde pertenecía, al lado de esas dos mujeres y siempre pensando en mi hijo.

-Te amo- le susurre al oído aunque sabía que no me escuchaba. Tales palabras salieron de mi boca sin pensar y sonreía al instante.

La tome en mis brazos y le bese la frente, no con deseo o furia si no con amor y esperanza… la esperanza de una nueva vida juntos.

Inu No Taicho debería estarse riendo de mí en esos momentos pero eso ya no me importaba.

Detrás de la luna. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora