By SesshomaruTodo había tomado de nuevo su curso.
Con el paso de los días la ira se estaba calmando y dejaba a su paso un sufrimiento que me devastaba, no podía soportar el recuerdo de su rostro.
Habría dado lo que fuera por odiarla eso era algo que sabía manejar muy bien, pero la soledad, la impotencia, la amargura, esos deseos impetuosos de correr tras ella sabiendo que ya no la encontraría ahí para mí, me superaban, incluso cuando ella ya no estaba me derrotaban.
Rin había dejado, se había vuelto en mi contra simplemente merecía la muerte pero primero debia quitarme esa sensación de vacío que me consumía para quitarle la vida sin remordimientos.
No entendía como Shizuma había accedió a regresar y actuar como si nada hubiera pasado. Aquella vida que solía tener con ella había regresado en tal solo un par de meses incluso las flores parecieron brotar mágicamente a su llegada.
Unos colmillos en mi brazo hicieron volviera al presente y abandonara mis pensamientos, un gruñido me obligo a mirarlo.
Levante el brazo y allí, aún colgado con la boca de mi piel, estaba un pequeño de cabellos plateados con una luna creciente grabada en al frente que rondaba los ocho años de edad.
-¿Qué haces?-le mire enojado ya que se negaba a despender su mandíbula.
Lo tome de sus prendas y colgándolo en el aire nos miramos fijamente podía ver el odio visible del pequeño
- ¿Qué hacías mordiendo mi brazo?
- Te ataco.- contestó sin dejar de mirarme y cruzó los brazos desafiante- Lo estabas haciendo de nuevo y te había dicho que no lo hicieras más.
- No se de que hablas -lo aparte de en medio para seguir viendo a Shizuma quién estaba haciendo un hoyo en la tierra para plantar algo.
Era placentero disfrutar de la rabia del niño haciendo lo que más le dolía: que mirara a su madre.
-¡ Lo haces otra vez! - El niño comenzó a patalear y arañar descontroladamente -¡No la mires, es mía!
Eso me exaspero rodee el cuello del pequeño con mis garras y acerque su rostro lo suficiente como para hablarle en un susurro y que pudiera entender a la perfección.
- No es tuya, eso quedó claro la última vez- lo amenace - si has entendido mueve tu cola. Te advierto que no me molestaría partirte el cuello en dos.
El pequeño me miro furioso y unos destellos rojos tiñeron sus verdes pupilas. Unos grandes colmillos asomaron amenazantes de su boca y con un rápido movimiento mordió mi mano que lo mantenía prisionero.
-Aaagggrrrr!!!! - agite mi manos tratando de zafarlo.
- ¡Daisuke! - el pequeño se quedó petrificado ante la voz de su madre.
Shizuma se acercó rápidamente a nosotros y tomó al pequeño para que dejara de molestarme haciendo una respetuosa reverencia con el pequeño aún en brazos se disculpó.
- Lo lamento Sesshomaru, no volverá a ocurrir.- observe de reojo al demonio mientras me miraba con desagrado- Y tu Daisuke, cuantas veces debo decirte que no molestes a tu padre.
Acomodado tiernamente el cabello de su hijo mientras se dirigía dentro de palacio. El pequeño se acurrucó en su cuello y mirando por encima de su hombro movió sus labios modulando unas palabras claramente comprensibles para mí.
-"es mía"- sonrió con satisfacción.
Era difícil no reconocer que ese pequeño era muy parecido a mí, podía ver su odio, determinación, su coraje y su fuerza interna.
Era tan fascinante verlo enfadar solo para verlo hacer berrinches y lanzar veneno por sus garras que tan solo recordar querer abandonarlo me hacía sentir miserable.
- Daisuke es un poco impulsivo no volverá a suceder-me dijo secamente.
La mire fijamente, aquellos ojos verdes se mostraban profundos y tristes desde que su llegada y no la culpaba era yo el único responsable de aquel sufrimiento.
¿Era tanto su amor por mí? Me parecía que en ella no había límite, su orgullo, su vida, todo lo había hecho a un lado por estar junto a mí como que Rin no supo hacer.
-¿Sucede algo?- pregunto.
-¿Por qué estás aquí?-le pregunte serenamente.
-No lo sé- suspiro-está claro que no olvidaras a esa humana.
Odiaba saber que eso era cierto.
- Cuando vivía con mi padre fui feliz para mí no había cosa más importante que acerlo sentir orgulloso , el era mi fuerza y vida. Aquella primera ves que abrí los ojos y vi sus huesos algo en mi pareció romperse , yo siemplemente quería morir. - elevó su mirada para mirarme - luego apareciste tú y supe que eras esa paz que me faltaba. Tu me trajiste de nuevo a la vida y es por eso que quiero permanecer a tu lado Sesshumaru. Te he amado desde el primer momento en que me besaste en aquel bosque y te ame aún más cuando me diste a mi pequeño Daisuke.
No supe que decir.
Ella seguía ahí de pie pero parecía quebrase, sus músculos templaban pero era tanta la desesperación de salvar un poquito su orgullo que se negaba a parecer débil de nuevo.
Unas nostalgia me invadió al verla, sabía que ella ya no sonreiría de nuevo como cuando la veía plantar flores o cuando pasaba las noches a mi lado, ella bien sabía que yo no la podía amar como a Rin pero sin embargo estaba a mi lado.
Quería disculparme con ella por aquel dolor tan terrible que le había causado, pero no estaba en mi naturaleza esas acciones, ni siquiera sabía cómo hacerlo.
La tome por s sus desnudos hombros y la estreche en mi pecho, cubriéndola con mi estola blanca
Quería que entendiera que estaba arrepentido de lo que había sucedido, de haberle dado tan cruelmente la espalda , de abandonar a mi hijo , de todo.
Sentí su cuerpo tieso debido a la sorpresa pero poco a poco su cuerpo pareció ceder ante mis brazos.
Esperaba que al menos lo entendiera de alguna manera.
Al momento vi como una fulgurante mirada que nos asechaba desde a dentro del castillo. Allá desde la ventana más próxima un pequeño de cabello plateado y ojos verdes profería grandes amenazas con sus manos.
Aquella imagen me hizo casi sonreír.
Fue tan solo un instante donde pude vencer aquella agonía devastadora, tal vez mi salvación estaba allí, junto a esas dos personas.
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Detrás de la luna.
Hayran KurguUn demonio desesperado Sesshomaru ha retenido demasiado los sentimientos de su corazón y ahora se apoderan de él haciéndole perder casi la cordura. Entenderá que por mas que lo intente el amor de aquellas dos mujeres lo llevaran a experimentar se...