IV

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Acostumbrado a seguir la misma rutina despierto varios minutos antes de que mi alarma despertadora suene, tomó las prendas más cómodas posibles, ya que hace bastante calor afuera y me meto en la ducha que dispone mi habitación, al salir me seco brevemente con la toalla blanca que cuelga de la pared y me colocó unos vaqueros negros junto a un buzo básico color verde y mis habituales tenis. Al bajar Thomas se encontraba sentado en el piano junto a la escalera tocando una suave melodía, revuelvo su cabello con mi mano y me dirijo a la cocina por el desayuno.

—Hola, cariño —saludo mi madre dejando un beso en mi frente—. Por favor, no llegues tarde a casa hoy porque iremos a cenar con tu tía.

—De acuerdo. Estaré aquí a las cinco.

Tomó una manzana, las llaves de mi auto y caminó hacia el garage, quito los seguros, colocó la llave en el lugar correcto, enciendo el motor, muevo la palanca de cambios y pongo el vehículo en marcha. Luego de estacionar en la secundaria me quedo unos segundos al volante inspeccionando mis redes sociales como todas las mañanas, Ethan me había solicitado seguirme anoche antes de acostarme y lo había aceptado.

Cuando el pitido de la campana suena dando comienzo a la primera clase tomó mi bolso que se encontraba como era ya de costumbre en el asiento del copiloto, lo cargó sobre mi hombro, y me encamino hacia el salón de Química, asignatura dirigida por la señora Foster, una mujer bastante regordeta, de piel blanca y cabello enrulado. En el camino me encuentro con Sophia, esta se dirige corriendo hacia el segundo piso alegando que si llegaba tarde a Ciencias Sociales la profesora la dejaría fuera.

Al entrar al salón pude divisar a varios miembros de equipo, a unas chicas que pertenecían al grupo de porristas y a Nathan sentado junto a un gran ventanal con su teléfono móvil en mano, con semblante relajado me acerque a él, tome asiento en el banco que se encontraba libre a su lado y le di una palmada en la espalda para captar su atención. Este me miro serio.

—¿Qué sucede? —cuestione. Saqué mis libros y me apoyé sobre mi mano para mirarlo mejor.

—Nada —respondió—¿No hay algo que quieras decirme?

Pensé unos segundos.

—No.

—Después de ir al cine con Chloe pase por tu casa para contarte como me había ido, pero no estabas, tu padre me dijo que deberías estar con Emily, yo también pensé eso así que la llame porque no atendías tu teléfono, pero tampoco estabas con ella —suspiro—. ¿Dónde estabas, Sebastián?

—Fui a la cafetería que voy siempre después del entrenamiento y perdí la noción del tiempo.

—¿Tú solo?

—Si, bueno, no. Fui solo, allí me encontré a un chico que conocí en la fiesta del sábado y fuimos al parque.

—¿Por qué no me dijiste? —preguntó— A tus padres tampoco les dijiste nada, a ellos siempre les dices todo.

—No lo sé, Nathan. Tranquilo, no lo volveré hacer.

—Solamente quiero que confíes en mí.

Antes de que pudiera responder la profesora Foster entró al salón cargando consigo misma una carpeta llena de hojas con ecuaciones, colocó un cronómetro sobre su escritorio, nos entregó tres hojas con ejercicios a cada uno y nos dio una hora para terminar. Yo no había estudiado mucho anoche porque estaba demasiado cansado, pero de todas maneras no era trabajo difícil, observé a mi mejor amigo que respondía con velocidad y pude notar que se había esforzado bastante para aprobarlo; generalmente no era bueno en las materias que tenían números o cálculos en sí.

Faltando diez minutos para que la hora terminara me levante para entregar mi examen final y camine hacia la puerta para salir de la clase, me quede unos segundos apoyando contra los casilleros del pasillo jugando con un lápiz hasta que Nathan apareció, juntos comenzamos a caminar hacia el patio trasero.

Todo lo que soy [LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora