XI

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¿Algunas veces no simplemente te gustaría desaparecer?
17:32

Más seguido de lo que crees.
17:35

No pensé que contestarías.
17:37
¿Puedo pasar por ti?
17:37

No considero que sea lo correcto, Seb.
17:39

Realmente lo necesito.
17:39

[Ethan Boss te ha enviado
su ubicación actual]
17:42

Subí velozmente las escaleras hasta llegar a mi habitación y me cambié de ropa, me coloqué unos pantalones beige junto a una camiseta simple negra y mis tenis habituales; saqué mi brazo izquierdo por la ventana para comprobar el tiempo y tomé un buzo deportivo de mi armario al notar que comenzaba a refrescar.

Una vez listo salí de la casa hacia la cochera. Llegue a la dirección que Ethan me había enviado unos veinte minutos más tarde, era una especie de restaurante asiático y sorprendentemente quedaba cerca de casa.

Tome mi celular y escribí.

Estoy en la entrada.
18:04

Ethan salió del lugar utilizando unos pantalones vaqueros anchos y una camiseta a rayas, también, en sus brazos cargaba unas bolsas de lo que parecía ser comida. Baje del auto y abrí la puerta del copiloto indicándole que entrara allí, este, sin decirme una palabra me hizo caso.

Comencé a conducir alejándome de la ciudad, el chico a mi lado se mantenía en silencio observando a través de la ventanilla; era incómodo, pero a su vez se sentía reconfortante estar a su lado. Ethan emanaba una gran vibra tranquilizadora y cálida que a pesar de todo, siempre querías estar junto a él.

—¿A dónde me estás llevando esta vez? —inquirió al fin. Aun manteniendo su mirada fija en el paisaje exterior.

—No lo sé —respondí—, lejos de todo.

Conduje por aproximadamente treinta minutos más hasta que por fin me detuve frente al viejo mirador abandonado. Me tomo un momento apagar el motor y salir del vehículo, avancé unos pasos hasta llegar al barandal del lugar y en un suspiro me dejé caer al piso hasta tener los pies colgando fuera de la superficie.

Sentí la puerta del vehículo abrirse y cerrarse, unos pasos rechinando en la madera y luego un cuerpo que sentaba con cuidado a mi lado. Su mirada estaba puesta en el horizonte, el atardecer había comenzado.

La mezcla de colores era hermosa. Pura, perfecta.

—Guau —murmuró Ethan. Si tuviera que hacer una lista de cosas que le gustaría de él esto será lo primero: su increíble fascinación por las cosas tan pequeñas de la vida.

Otro silencio.

—¿Cómo has estado? —pregunté.

Ethan tardó un resto en contestar, y es más, no lo hizo con palabras. Si no con una enorme carcajada que lo hizo caer sobre su espalda y apretar su estómago.
Y verlo reírse se sentía tan bien, que asustaba.

—Me siento tan idiota ahora mismo —soltó de repente limpiando una lágrima que resbalaba por su mejilla—. Sebastián apenas te conozco, y me he enamorado del sentimiento de estar enamorado de ti.
Porque te he analizado, y eres tan encantador enviándome mensajes de texto sin razón alguna, pasándome a buscar en tu auto, llevándome a lugares sorprendentes, besándome de la nada.

Todo lo que soy [LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora