Capítulo 4: Por ella

226 30 10
                                    

PDV de Sesshomaru

Avisto la aldea alejarse bajo nosotros y miro a Jaken sobre Ah-Un. Inspiro profundo y miro hacia delante mientras surcamos el cielo sobre los bosques y otras aldeas, en dirección a la humareda, en dirección a tierras menos tranquilas, sobre todo desde que el área que cuidan Inuyasha, Kagome y sus amigos es impensable de penetrar por demonios que no son bienvenidos. 

Es en una cueva de la montaña dónde decido parar para dejar descansar a los otros dos, entonces Jaken me mira.

- ¿En qué aldea se encuentra Rin, amo Sesshomaru? - pregunta mirándome curioso, perplejo porque nota mi estado de ánimo aún sin mostrarlo. Decaido.

- En ninguna. -mi respuesta deja algo frío a Jaken y acaba insistiendo.

- Pero... amo Sesshomaru. ¿Entonces? ¡Dónde está la pequeña Rin?

- Si estuviese en alguna parte no sería tan pequeña Jaken. Debería haber cumplido sus 17 años hace pocos días. -No sabemos cuando nació, aunque recordase cosas de su vida anterior a que la reviviese tenía lagunas. Sabía el mes pero no el día. Así que su nacimiento fue aquel día en el que Tenseiga le dio la vida.- Y ella... ella acabó en el peor lugar de todos.

- ... -Jaken se espera lo peor, pero se alivia cuando menciono "La aldea Nöritan" porque significa que la doy por muerta ya que ahora seguramente odie a los demonios. Jaken espera la misma mentira que yo quería escuchar de la boca de Kaede y no soy capaz de contárselo todo.- Entonces acudiremos a esa aldea, y si los dioses demonios quieren, volverá con nosotros mi amo. No pueden haberle lavado tanto el cerebro.

Es horrible. Mi pequeño sirviente busca animarme, no sabe siquiera que ella, YA NO ESTÁ. Rin está muerta. No va a volver con nosotros. Aunque hubiese muerto ayer mi espada no podría revivirla, y no estaría Irasue para ayudarme por una segunda vez que juró no realizar. Solo por esta vez, dijo. Me aflojo algo la armadura y, por una vez entro a la cueva junto a ellos, me recuesto sobre una piedra y cierro los ojos.

- Si haces algo. Te veré. -le digo a Jaken que ya estaba por salir a saber a por qué. Se detiene en seco asustado pensando seguramente en como me doy cuenta si he cerrado los ojos. Fácil, demasiado tiempo con él.- Descansa.

"Lamento decirte que yo no heredé las cualidades de mi gran padre. Esa misericordia y cariño que sienten hacia los humanos"

"¿Por qué te pones tan contenta? Solo te he preguntado cómo estabas..."

"Tenseiga ¿quieres otorgarme el poder para salvar humanos?"

"¡Señor Sesshomaru!"

"¿Acaso creías que el gran Sesshomaru podía ser manipulado a cambio de la vida de una simple niña humana?"

"Señor Sesshomaru ¿porqué esta persiguiendo a Naraku? // Hay que tontita eres, como Naraku te secuestro, el amo Sesshomaru se enfureció y quiere vengarse de ese rufián. // ¿Lo está haciendo por mi?"

"Yo, Sesshomaru, no protejo a nadie"

"En el viento~ En mis sueños~ Señor Sesshomaru, ¿dónde estás?~ Con el fiel Jaken, siempre yo os seguiré~ // Rin // ¡Ah! ¡Señor Sesshomaru! // Vámonos. // ¡Sí! Esperaré pacientemente aquí sola a que el Señor Sesshomaru vuelva~"

"No hay nada que pueda obtener a cambio de la vida de Rin"

Abro los ojos de golpe. Y vuelvo a la realidad. La vida de Rin. Aún ahora pienso en que Kaede tiene tanta culpa como yo y me levanto, ajusto la armadura y miro a Jaken dormido, me asomo viendo los rayos del sol contra mi rostro, desvío la vista y miro en dirección a Nöritan.

- ¡Jaken! En marcha. -se despierta, y aunque yo ya he echado a volar no tarda en alcanzarme. Nos hemos adentrado CASI en la aldea, entre arbustos y árboles justo al lado exterior de la línea.

Conocemos a Etsuko, no porque la hayamos visto antes, sino por lo que habla con un semi-demonio, o bueno, lo que él dice. Es cuando voy a entrar en el interior de la línea para hablar con ella cuando me doy cuenta que el otro olor de humano que notaba cerca está ahí mismo. Me detengo.

- Shh. -un gesto de mi dedo silencia a Jaken. Miro a la mujer que describen perplejo.- "¿Qué hace mi madre aquí?" -me pregunto para mis adentros y observo detenidamente. Percibo cada aroma, cada sonido del encuentro. Observo la forma en la que Irasue mira a Etsuko y miro a Jaken cuando dicen lo de Rin, a quien realmente mató aquella bestia, y aprieto el puño. Me agacho y miro a Jaken.

- Señ... -no le dejo hablar.

- Jaken. -Susurro de forma que solo me pueda oír él, y si acaso, mi madre. Sé que ha mirado un instante disimuladamente hacia aquí pero no presto atención.- Ve a enterarte bien sobre ese demonio, adentrándote. Eres un sirviente, y quizás eso te mantenga con vida si solicitas una vista. Hemos visto que esa sacerdotisa no es la esencia de lo que se oye sobre la aldea y como tratan de aberración a nosotros los demonios. -Observo una vez más la situación, viendo a Irasue marchar.- Y juro que aquel que mató a Rin, dejará de existir.

Entonces, antes de que siquiera pueda objetar lo empujo a su suerte, dejándolo caer en el interior de la línea. Si optan por matarlo, lo sacaré de allí a tiempo y huiremos, no quiero fuertes complicaciones con una aldea tan reconocida y mucho menos masacrar a la gente de una antigua amiga de Rin. Además, ya he visto como funciona la línea. No es tan fácil matar a los demonios fuera como lo hacen en su interior, y eso indica la magia que los "protege". Todo está preparado para que puedan sustituir una sacerdotisa poderosa por alguien de menos rango en caso de incidente, y dicha persona siga teniendo las de ganar contra las bestias que se adentren en sus tierras. 

ESO es Nöritan, una trampa creada por una línea. 

Observo al chico apuntar a Jaken. Sin siquiera ser la sacerdotisa tendría las de ganar contra este renacuajo. Voy a intervenir cuando Etsuko alza la voz repentinamente.

- ¡DETENTE!

El asesinato del Pequeño Conejo (Sesshomaru y Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora