Capítulo 5: El siervo

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PDV de Etsuko

Sin duda alguna no miro al pequeño demonio despreocupada precisamente, incluso busco a los lados al verdadero demonio que debe de andar tras un siervo así. Mi voz ha detenido en seco a Mamoru y me mira francamente mal. Aún así se a detenido porque yo soy quien dicta las órdenes cuando estamos juntos.

- ¡¿Primero haces algo tan descabellado y ahora pides que me detenga?!

- Él no es el peligro Mamoru. Es un siervo, ¿no lo ves?. Si quieres eliminar un peligro habría que matar a su amo, y es un buen... una buena presa. -sí, eso es. Como si no dudase de mi palabra después de lo que acababa de ver.

- Ya claro...

- Pu... puedo preguntaros... ¿una cosa? -el demonio habla y le miramos. Mi mirada es de curiosidad mientras que la de Mamoru muestra asco, y del tipo "acaban de vomitarme encima".

- Habla. -le indico aunque no le parezca bien a mi compañero.

- Habéis... habéis mencionado a Rin. ¿Verdad? Quisiera que me llevarais ante la persona que la cuidó.

Sin duda, la cara de Mamoru es aterradora, se ha quedado bastante pálido. Recuerda a Rin y recuerda lo extraña que era, las cosas que cuestionaba entorno a la forma de actuar de la aldea y como solo se escuchaba "Etsuko y Rin" "Rin y Etsuko" inseparables... una viva y la otra muerta. Sin duda ve en el nombre de Rin la culpabilidad de que mis pensamientos no sean tan radicales. Ella apreciaba a los demonios, era quién decía que no todo es blanco y negro, y hay humanos malvados como demonios buenos.

- ¿Tú eres el demonio que la acompañaba? - se trata de Mamoru, gira alrededor del pequeño "bicho verde" como el lo denominará y lo mira bien. -Hablaba demasiado sorprendente de su amo y...

- ¿No crees que si es un siervo, el demonio del que hablas es el amo? -digo un poco cortante a Mamoru y con cierto retintín por lo obvio que resulta y seguido me acerco mirando al pequeño demonio.- Ven, te llevaré con quien me pides. Allí evaluarán además, si usarte para matar a tu amo contigo.

La verdad, no tengo ganas de eso. Pero creo que puedo manejar la situación y acudimos aldea adentro. Llegando a la casa de la mujer que me mira impasiva, la casa de la mujer a la que llamo madre. Ella es la "cuidadora" a la que quiere ver.

- Madre, un siervo de un demonio quiere verte. Le he dejado vivir y venir porque ha mencionado el nombre de Rin.-lo digo así para que no se altere más de la cuenta, pero se altera igual. Además, Mamoru ya ha corrido la voz y un buen tumulto de gente esta en la entrada de la casa.

- Mi amo quiere saber, quién mató a la pequeña Rin.-es lo único que el demonio indica.

- ¿Para qué? -pregunta mi madre.

- Si su muerte es cierta y fue asesinada. Mi amo no dejará por mucho más tiempo vivir a aquel que la mató. -las palabras del demonio resuenan en las mentes de los aldeanos, y el "jefe" de la aldea por así decirlo no duda en hablar.

- Si eso es cierto, este pequeño demonio puede ser nuestra salvación señora.

- CALLA. -la voz de madre puede ser muy ruda cuando quiere. Mira con desconfianza al demonio.- ¿Seguro que no es una triquiñuela para salir con vida de aquí?

- ¿Cómo va a ser eso así? -intervengo. Miro a la gente.- Tenemos delante de nuestras narices una gran oportunidad, que otro demonio se enfrente a NUESTRO demonio y le arrebate la existencia. Podemos no creerle y desperdiciar una POSIBLE oportunidad o dejar que esto siga el curso de sus palabras.

Mamoru me mira fríamente y mira hacia el bosque. Siento que en cualquier momento saldrá a buscar al amo del demonio para acabar con él, pero le distrae la decisión del "Líder".

- Darle el nombre de nuestra peor pesadilla y acompañarlo al final de la aldea. Por el camino del que haya venido. -mi madre mira al hombre indignada, pero me mira a mi, y piensa en "Venganza". Aunque me mire con odio quiere vengarse de aquella bestia tanto como yo, así que no objeta.

- Ven, pequeño. -le digo al demonio y hago que me siga. La mayoría están de acuerdo, quizás junto a Mamoru haya alguno que otro que esté insatisfecho. Por ejemplo, Anju.

Esa chica tiene la misma edad que yo: 17 años. Y es probablemente la más indicada para ser sacerdotisa en caso de destierro o purgación. Seguramente esto para ella sea razón de 'deslealtad'. Pero puesto que la mayoría piensan en quitarnos de la manera más rápida y sencilla al demonio que persigue nuestra aldea durante años, no puede oponerse.

Llegamos a la zona cercana a la línea y Mamoru viene con nosotros. Eso no me gusta pero es mi escolta y he de aguantarme. Entonces, aparece: cabello plateado y la misma luna de aquella mujer. Pero este es un hombre.

- ¡Amo! -el pequeño siervo corre hacia él.- Ya tengo el nombre.- Cruzan la línea hacia afuera y yo me acerco hacia el borde de la línea observándolos. Libres. Fuera de Nöritan. El viento ondea mi cabello dejando que mi aroma los alcance. Es el pequeño el que mira hacia atrás, como si lo hiciera en sustitución a su amo, para que no se tome él las molestias. Entonces veo la cara que trae y giro la vista a Mamoru.

- ¡NO! ¡PARA! -una flecha llena de rencor es lanzada y de alguna forma logro frenar el impacto directo, me sangra el hombro.

La he parado por lo menos con una parte de mi cuerpo no tan delicada y caigo al otro lado de la línea, dónde si cualquier demonio quisiera, soy una presa legal.

Nöritan, con su sacerdotisa en el exterior.

El asesinato del Pequeño Conejo (Sesshomaru y Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora