Epílogo: Nueva vida

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PDV de Sesshomaru

Llego con retraso, acelerado y nervioso. Regreso de unos pactos con el reino vecino, y tras haber logrado que uno de mis antiguos tratados, se vuelvan a mi favor y tenga otro todo un reinado bajo mi yugo. La señorita Noriko aparece en mi búsqueda nerviosa.

- ¡¿Señor Sesshomaru, a caso le parece bonito llegar a estas horas!? -la criada regañándome, surrealista, peor motivos no le faltan y ella es intocable, es la mano derecha de la emperatriz.

- Pf... -bufo ligeramente y miro alrededor nervioso- no me castigues, y llévame donde ella.

- No empiece encima con exigencias -contestona y osando tomarme del brazo, me arrastra con ella puertas adentro, dirigiéndome por el pasillo a la alcoba en la que se encuentran Rin y Kagome.

La señora Kaede había fallecido haría unos meses y no podría estar presente ni sería quién le ayudara a traer al mundo nueva vida. Porque sí, Rin estaba a punto de dar a luz, de ser madre. Lo que a mi, de forma inminente me haría padre.

Inu no Taisho. Padre.

¿A caso yo podré ser bueno en esa labor?

Los nervios se apoderan de mi y noto como el estómago me molesta o duele, algo inusual en mi que no siento ni padezco por lo general. Cuando entro en el dormitorio, la señorita Kagome está ayudando a Rin a empujar, alzando voces de ánimo y diciendo que ya falta poco.

He tenido suerte, he llegado al menos a tiempo de ver nacer a mi futuro heredero.

- Ah...hah...uhmmph... -Rin casi no puede con su alma, a pesar de no ser una simple humana se la ve sufriendo y no tardo en ponerme junto a ella tomando su mano entre las mías.

- Ssh,.. -intento tranquilizarla- Lo siento pequeña. -murmuro.

- Sesh....HAH.,.. -ella intenta creo que regañarme, o saludarme o ya no lo sé, le echo un mechón de su cabello hacia atrás y no suelto su mano con la otra. La observo y observo a Kagome.

- ¿Cómo va?

- No queda nada, un último empujoncito, ¿va?

Beso la frente de Rin, e intento,por una vez no ser tan frío y acompañarla en lo más que pueda. Entonces escucho un llanto y miro muy sorprendido en la dirección, un palpito en mí, soy padre. Miro a Rin que intenta recuperar el aliento, percibo como el cuerpo aún le tiembla y la cubro mejor con la manta, acariciándole su cabecita.

- Suena sano... -murmuro.

- Kagome, quiero... -Rin emocionada quiere tender en brazos a su hijo. Entonces Kagome tras envolverlo un poco con un trozo de tela se lo tiende y sonríe.

- Toma, toma...

Yo sigo un poco perdido, atónito, observando todo lo que sucede. Creo que me voy a desmayar, si fuese humano sin duda estaría desplomado.

- Oh... mira que dulzura... -susurra Rin aunque aún algo agitado su aliento.

- Deberías descansar Rin, yo... -voy a decir que puedo hacerme cargo de él pero el miedo me corroe.

- Es una hermosa niña -añade Kagome y entonces la miro a ella, luego a Rin y luego al bichito que lleva en brazos. - ¿Niña?

El miedo se apodera de mi aún más. No solo no se hasta que punto sabría ser padre, sino que encima, de una pequeña niña. Sí, debo sentirme estúpido puesto que ya tuve a mi cargo a una cría de 8 años una vez, pero fuera de llamarme pervertido, es alguien a quién acabé amando y ahora es mi esposa. Nunca me he considerado padre de alguien. Puedo ser protector, pero sabré ¿criarla? ¿protegerla? No sé, esperaba un pequeño guerrero que alguna vez fuese el heredero de mi gran imperio.

- Sesshomaru... no pongas esa cara -Rin refunfuña mirándome con ojos de regañina, y acaricia a la cría- va a ser una dulce y fuerte Taisho. -susurra.

A pesar de mi titubeo y sorpresa acabo sonriendo para sorpresa de Kagome, ésta decide que todos estamos bien y nos deja a sola amablemente, entonces miro más detenidamente a la niña.

- No sé si sabré ser padre...

- No seas tonto -se ríe ante sus palabras, una vez le dije lo mismo yo a ella- vas a ser un gran padre, a veces estarás lejos, pero siempre que estés la educarás, la harás más fuerte, más valiente y muy muy muy querida.

- Confías mucho en mi... ¿no?

Sonríe aún más y me mira a los ojos- En realidad, basta con que la protejas y, yo Rin, se que sí tienes a quienes proteger, y ella será la primera junto a mi.

- Sí... -supongo que sí.

- Akiko... -murmura ella- siento que brilla con luz propia.

- ¿Cómo?

- Mujer que brilla con luz propia, eso significa Akiko. Deseo... que ese sea su nombre.

Ella a veces tiene pesadillas, y la oscuridad que porta en su interior le da en ocasiones algo de miedo, pero su luz siempre le hace prosperar. Esta niña ha salido de su vientre y probablemente tema que ella pueda vivir algunos de los eventos que ella confronta, y sin duda alguna, pensar en la luz que también porta es un buen augurio. Es sin duda, un nombre bonito y acertado.

- Akiko... -susurro y sonrío amablemente- me gusta.

Inconscientemente llevo mi dedo hacia el bebé, dejando que entrelazca con sus pequeñas manitas el mismo. Le observo sonriendo más natural que nunca.

- Sessh... -Rin murmura de manera cálida.

- ¿Sí?

Dejo que la niña siga amarradita a mi dedo, sin darle importancia a la situación tan enternecedora que estoy permitiendo y miro directamente los ojos de Rin.

Entonces ella lo susurra.

"Soy muy feliz"

El asesinato del Pequeño Conejo (Sesshomaru y Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora