Capítulo 20: Regreso a Nöritan

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PDV de Sesshomaru


Hace unas horas que he abandonado a Rin bajo el cuidado de Jaken y Ah-Un. No es que no me fíe de ella, pero siempre hay que prevenir, con todo lo que ha sucedido no me extrañaría que hiciese alguna locura, o que diréctamente hubiese intentado seguirme. Sin embargo, no la huelo, no me sigue, y eso me tranquiliza.

Miro el cielo y solo me vienen a la cabeza recuerdos, y cómo todo lo que había creído hasta ayer mismo, era toda una farsa. En el fondo, aún si queda algo de resentimiento o enfado en mis adentros, estoy aliviado. Por alguna extraña razón, tengo ganas incluso de ver a Kaede: no entiendo como esa anciana sigue viva, pero creo que merece saber que Rin está viva.

Me paro en seco en una línea que yo mismo trazo con la mirada. No está dibujada ni existe físicamente, pero está presente. Aquí fue dónde Rin marchó tras mis pasos, aquí es dónde desterraron a la sacerdotisa en la que habían confiado durante años: aquí es dónde se auto-castigaron inconscientemente. Ahora, no sólo habían sido los culpables de la muerte de la verdadera sacerdotisa, también habían roto aquel día las posibilidades de un futuro verdaderamente protegidos.

Doy un paso adelante, y cruzo la "línea", me adentro en sus tierras: Nöritan. Miro un instante atrás, como si no me fiase de mis instintos... del olfato ni del oído. Y suspiro. Continuo entonces, mi caminata hasta dejar atrás los árboles y ver casas. Por alguna razón, no hay quién pueda verme. Supongo que en algunas áreas habrá vigilantes, pero por lo visto, desde hace un tiempo, se habían ¿encerrado?.Continuo mis pasos y entonces alguien grita que me detenga, miro en su dirección y sonrío de lado.

- Vaya, pero si es quién echó al pequeño conejo de su aldea -murmuro en alto.

- ... -no tarda en reconocerme- tú.

- Quiero que me lleves frente a la mujer a la que vine a ver en su día, y quiero que reunáis a la gente "supuestamente importante" de este lugar -no está seguro de lo que voy a hacer. No iba a hacer arder su aldea. Ni iba a matar a nadie, a menos que se me interpusiera claro. Sólo iba a dejarles claro quién murió, quién se sacrificó para salvarles, y como de malagradecidos fueron- ¿Y bien?

- No sé cómo pretendes que haga eso. Ahora, has cruzado la línea, y tengo órdenes de matarte -sonríe con descaro.

Miro el entorno y luego a él- Esa REGLA está un poco obsoleta, ¿no crees? ¿Habéis juramentado ya a otra sacerdotisa? -las leyendas cuentan y hablan de la magia de los ancestros de Nöritan y por qué en ocasiones gente con la pureza suficiente puede llegar a cumplir ese rol con total veracidad sin ser descendiente del verdadero linaje de sacerdotes y sacerdotisas de antaño- es incluso lamentable que odiéis tanto a los demonios por culpa de aquel que os hizo "encerraros", cuando antaño fuisteis de las aldeas más abiertas de mente de estas tierras -sí, era casi una ciudad de descanso para todo tipo de seres, humanos, demonios, lo que fueren.

- Deja de intentar cambiar las cosas -insiste- sigo en todo mi deber de acabar con tu v...

- La "ley" que os rige contra los demonios está rota, podemos pasar por aquí sin que se nos ataque, siempre y cuando no intentemos nada malo -es curioso hablar así de convencido, cuando parte de mi cree haber percibido una esencia total de sacerdotisa en Rin, de hecho esa energía creo que es la que realmente me salvó de aquella oscuridad.

En cierto modo mis palabras actuales serían una mentira barata.

- Eso es relativo. Mientras Etsuko viva, el poder del parámetro sigue en pie contra el demonio por el que se creó la ley -inste- Y, a menos que te la hayas comido... -No sabría como tomarme eso. Este muchacho además me da asco, ni siquiera me agrada su olor.

El asesinato del Pequeño Conejo (Sesshomaru y Rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora