capitulo 25

7.2K 584 27
                                    

—Que sí madre, que estoy bien, me alimento bien, trabajo como un robot programado. De hecho, no tengo tiempo ni para quitarme la pelusilla del ombligo madre.

—Excusas, eso me suenan a pretextos Evan. Estoy segura que no te acuerdas de tu familia. Han pasado tres meses y aún no has venido a vernos.

—Madre, no llore. No voy porque no vivo en el pueblo de al lado. Estoy en Japón a 16 horas de avión madre. Para ir hasta Luxemburgo me lo tengo que pensar.

—Ves, si ya lo sabía yo. Vas hacer lo mismo que cuando te fuiste a América a estudiar. Haz lo que quieras Evan, pero tú familia te vamos a estar esperando.

—Madre me está dejando en vergüenza. De verdad ahora mismo estoy muy liado con el trabajo, prometo que nada más tenga un hueco viajaré para verles. Les extraño mucho, y madre...la hecho mucho de menos.

—Mira quien ha venido a visitarnos. Aarón y Alysa. Mira que grande y gordito está. Ay mi hijo, cada vez que veo a este pequeñín pienso tanto en ti, tiene los mismos mofletes gorditos que tú tenías. Cuanto daría porque fuera tu hijo y sentirme una abuela dichosa. Aunque ya lo soy. —Veo Aarón lo grande y guapo que está, en verdad mi madre tiene razón, tiene más cosas mías que de su madre. Pero claro, soy tan mal hijo que no puedo confesarle la verdad a mi madre. La cual está comiéndose a besos y haciéndole cositas al pequeño cayéndose la baba. Yo solo debo conformarme con mirarlo a través de una pantalla notando un fuerte dolor en mi interior. Tan fuerte como querer gritar que es mi hijo y haré lo posible por casarme con la cabeza hueca de su madre.

—Evan, Alysa quiere hablar contigo. Les dejo a solas yo voy a seguir jugando con esta cosita tan bonita.

Mi madre se marcha dejando la habitación sola delante del monitor veo Alysa. Me hace tan feliz verla de nuevo, a pesar de hablar con ella por teléfono se ha negado siempre de vernos.

—Buenas Evan. ¿Qué tal vas por Japón? — Se ve que está muy seria, aparentemente me demuestra a una mujer fuerte. La conozco muy bien para percatarme que está echándome de menos.

— Ha decir verdad trabajo más que un burro, y cuando estoy solo les extraño mucho.

— No me digas, Evan. Estoy segura que ya tendrás algún entretenimiento no creo que te dediques todo el rato al trabajo. — Si como no. Como no le dé calor a Kenji, no sé qué otro pasatiempo voy a tener.

— Alysa, claro que te echo de menos. Extrañarte es la única forma que tiene mi corazón para latir por ambos. Por tí, porque me haces falta y por mí porque no quiero dejar de pensar en vosotros las personas que más quiero.

— Qué poco te pega el romanticismo chaval. Dices que te acuerdas de mí y no me llamás, ni me escribes ni nada. Yo si me acuerdo de tí cada vez que miro al cielo pidiéndole a Dios que te cuide y te proteja de cualquier lagarta y sobre todo, no tardes en volver.

— Alysa, pienso en ti más de lo que crees, te extraño y esa manera de dirigirte a mí, y en cada suspiro eres mi grito callado, debo de guardar silencio por no tenerlos a mi lado.

— ¿Evan qué comes? ¿No estarás tomando drogas?, que hay unas setas que te vuelven más tonto de lo que eres. — Me echo a reír con los comentarios de Alysa.
Seguimos hablando un rato más hasta que me entra sueño debido al horario.

Esta mañana me levanto de buen humor, tanto como para salir a correr un rato y regresar a casa donde Kenji prepara el desayuno.
Durante el desayuno le propongo a mi asistento de ir a beber esta noche y así puede decirle de una puñetera vez a Umi que la quiere.

— Venga anímate y lánzate a decirle que te gusta. — Ánimo al asistento para que saque su coraje y se declare a Umi.

— Es que me da vergüenza. Y si ella no me acepta. — Ruedo mis ojos suplicando al de arriba paciencia y resignación con este hombre.

QUIERO ALGO DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora