Capítulo 31

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Pues qué puedo añadir a esta historia con un final feliz.
Soy padre de un hermoso niño y dentro de siete meses nacerá mi segundo hijo.
Alysa me aceptó al final y en estos momentos me encuentro preparándome para asistir a la iglesia donde al final podré agradecer a Dios el haberme concedido mi mayor sueño.

— Papá estoy muy nervioso, no atino ni hacerme el nudo de la corbata.

— Espera, déjame que te ayude. No sabes lo orgullo que me siento por tí Evan. Al fin has dado el paso, vas a casarte con la mujer que amas y la madre de tus hijos. Has tardado en aceptar tus sentimientos pero más vale tarde que nunca.

— Esto...padre...usted sabía que había algo entre Alysa y yo.

— Hay cosas que aunque tratemos de ocultar saltan a la vista. Y una de ellas, ha sido permanecer al lado de Alysa amándola en silencio tratando de ocultar lo que en verdad sientes. Me alegro de que al fin hayas dado un paso muy importante como es hacerte responsable de tu mujer e hijos.

— Padre, gracias por sus palabras. Entiendo que he sido un estúpido por no haber actuado antes, pero lo importante es que estoy delante del espejo vestido como un pingüino en Navidad.

— Vayamos a la iglesia, el novio debe de esperar a la novia. — En compañía de mi padre salgo de la casa llena de mujeres con unos sombreros que dan sombra a medio pueblo. Salgo todo lo deprisa que puedo antes de que sigan besuqueándome más.

En compañía de mis damas de honor. Luis Mario, Venus y el desgracias del Richard que se va casar después que yo nos subimos en nuestras motos dirección para la iglesia.

Una vez que llegamos a la iglesia, me bajo de la moto, me arreglo el traje y junto a mis damas de honor  pasamos dentro donde ya comienzan a llegar los invitados de la boda.

— Madre mía qué nervios, cómo puede tardar tanto Alysa ni que se estuviera vistiendo de boda. — Protesto cambiando el peso de un pie a otro.

No sé cuántas veces me coloco la chaqueta, me subo los pantalones, siento como la corbata me deja sin aire. Miro la hora cada segundo, estoy que parezco que voy a parir.
Me entran unos sudores fríos por todo mi cuerpo como que la voz de mi subconsciente me dice; «te ha dejado plantado» ¿Me va dejar plantado en el altar?
No creo que Alysa me haga algo así. Pero entonces, ¿porqué tarda tanto?

De pronto se hace un silencio, la música de la marcha nupcial empieza a sonar y como es habitual todos los ojos van dirigidos al pequeño hombrecillo que camina delante de un ejército de mujeres vestidas iguales y detrás se puede ver Alysa junto a mi padre.
Nada más verla sonrío soltando el aire acumulado en mis pulmones o acabo axfisiando me.
Pero entonces se me ocurre una de mis flamantes ideas.

Camino despacio sin apartar mis ojos de la mujer que hay sentada en una silla de ruedas vestida con un hermoso vestido de novia sosteniendo entre sus manos un ramo de flores.
Las damas de honor me hacen el paseíllo mientras se escucha algún que otro murmullo.

Al llegar a la altura de Alysa me paro en seco clavando mi rodilla en el suelo extendiendo mi mano para acariciar las suyas.
Busco su mirada alzando con delicadeza su barbilla para obligarle a que me mire. Sus mejillas están rosadas, y sus ojos turquesas brillan como dos estrellas en mitad de una noche cálida.

— Alysa mi amor, quiero que sepas que antes de que le des la respuesta al sacerdote, quiero que sepas que el hecho de coincidir contigo en esta vida es algo por lo que siempre estaré agradecido, porque tú me has demostrado que al amor hay que hacerlo de todas las formas posibles, no solo es un cuerpo donde hallar calor y cobijo, también son besos y caricias, gestos y palabras con hechos que se alimentan el deseo encendiendo dentro de mí una pasión que no puedo pararla, haciendo que mi corazón comience a correr un maratón despejando así todas mis dudas.
Quiero decirte Alysa que tú eres ese amor, que se crea con el alma y se va moldeando con ternura, paciencia, cariño hasta la vejez. Después quedará el alma para ser eterno lo vivido en la tierra.

— Evan es muy hermoso lo que me has dicho. ¿Pero dónde lo has sacado?

— De la enciclopedia de la biblioteca. Soy así de romántico.

— Yo podría escribirte las letras más hermosas del mundo, pero como no hay tiempo, me limitaré a decirte lo único que es irremediablemente necesario. Te amo Evan Zabat. — Beso a mi futura mujer.
Para que no se vaya a salir corriendo la cojo en volandas poniendo nuestros rostros muy cerca para besarla apasionadamente.

— Alysa, me vuelves loco en todos los sentidos. Quizás no es mi primera vez en besarte, porque aún recuerdo la primera vez que lo hice y como mi piel se erizó con aquellos besos que me conducirían al cielo y si de algo estoy seguro es que no quiero separarme de ti nunca.

Ahora vas y lo cascas, ¿Cómo te has quedado?

Camino con Alysa en brazos la cual tiene su cabeza apoyada en el hueco de mi pecho susurrándome lo mucho que me ama.
La cargo hasta llegar al altar, dejándola despacio  en el suelo donde hay varios cojines y una alfombra roja con pétalos esparcidos.
Yo tomo asiento a su lado, delante nuestra se encuentra Aarón jugando con sus juguetes.
Junto a nosotros también están sentados en fila mis hermanas, mis padres y nuestras damas de honor.

El sacerdote comienza la misa premiando me con la pregunta del millón.
Acepto a esta mujer porque la amo de una manera inexplicable, de una forma inconfesable, hasta de un modo contradictorio.
La amo con todos mis estados de ánimo que son muchos para que mentir.
Ella es mi despertar, mis cambios de humor, la que me enoja pero acepto la reconciliación.
Alysa es sin duda la mujer por la que hoy estoy delante de Dios pidiéndole que me dé cien años de vida para no soltarla de la mano, le ruego que no me deje sin fuerzas para seguir cogiéndola en brazos y cuando sea más viejo decirle que la amo como hace veinte años atrás.
Señor, no soy un niño bueno, pero entiende que para soportar a esta mujer hay que echarle un par de huevos.
Pero yo la quiero así.
Y ahora que soy su marido solo puedo agradecer el que me hayas presentando a mi bella y alocada Alysa.

Gracias señor, prometo ser buen marido si tú me das a cambio paciencia.
Gracias Diosito.

Ah por cierto, se me olvidaba lo mejor

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Ah por cierto, se me olvidaba lo mejor.
Contar que meses después fuimos bendecidos con la llegada de la pequeña Ángela.
Y también soy tío de gemelos. Al final mi madre está más feliz que una perdiz con sus nietos.
Y yo vivo con Alysa en mi apartamento, el cual hice obras y lo adapté para Alysa. Rosi vive en el apartamento de Alysa ayudándonos con los niños.
De Thaisa solo sé que despidió al jardinero cuando el marido se enteró por Instagram que era un cornudo.
Inmediatamente se divorció de ella.
Luis Mario, encontró su nuevo amor y ya planea boda.
Kenji y Umi se casaron y han adoptado a un niño.
Mi hermana Paty nos ha sorprendido con una noticia. Se ha enamorado y pronto habrá boda.
Y yo sigo trabajando con mi adorable secretaria en mi empresa y cuando tenemos un ratito me lo monto con ella. Eso sí, siendo fiel a mi esposa.







 Eso sí, siendo fiel a mi esposa

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