Capítulo 14

7.2K 615 36
                                    

Sus gritos retumban en todo el departamento, Rosi intenta poner paz entre nosotros algo que es un poco imposible.
La pelea de gallos ha comenzado.

— Si no te lo dije fue porque ibas a casarte con él.

—- ¿Esa es tú excusa? Nos conocemos desde pequeños, hemos compartido muchas cosas, fuiste el primero en mi vida a lo que me arrepentiré el resto de mi vida.
Sabías que el hombre con el que me iba a casar  me estaba poniendo los cuernos y vas y te callas. No te lo puedo perdonar, si hubiera sido otra persona lo entiendo, pero tú Evan no tienes suficientes argumentos para explicar porque no me contaste nada en aquel entonces, quizás hasta hubieras evitado que me encuentre en esta situación.

-— Échame también la culpa. —- Grito fuera de mí.

Los dos estamos muy enfadados tanto para acusarnos de cosas terminando por herirnos con nuestras propias palabras.
Y sí, es cierto que Alysa me ha dicho cosas demasiado hirientes.
Entiendo que pueda estar molesta conmigo por haberle ocultado la verdad, pero hemos pasado por momentos de toda clase y al parecer ella se arrepiente de esos momentos. Maldita sea.

Salgo de su apartamento batiendo una mezcla de emociones desde la desilusión hasta el chasco que me acabo de llevar.
No sólo las cosas se han puesto turbias entre nosotros, es la manera de expresarse de ella la que me ha herido.

Para calmar las penas llamo al Richard. Al parecer está vivo. Quedamos en vernos en el gimnasio.
Al menos haciendo deporte podré desestresarse un poco.

Pero no consigo centrarme en mi deporte, solo hago el bruto matándome yo solo levantando pesas como si fuera una competición.
Richard está preocupado por mí, por lo que me quita las pesas y me hace de irme a los vestuarios para cambiarnos.

-— Evan, quieres hacer ejercicio o suicidarte. Mírate, estás empapado en sudor casi te cuesta hasta respirar.

-— Estoy bien, o  eso creo. Solo necesito beber unas cervezas y verás como se me levanta la moral. Déjame que me pase por agua y nos vamos.

-— Hecho. ¿Para dónde vamos? —- Agarrando la bolsa de deporte la meto en el maletero pensando donde ir. Y como hace mucho que no sé nada sobre mí colega Luisito decido ir hacerle una visita.

Llegamos al garito, todo está lleno de hombres y algunas mujeres, Richard me mira con cara de circunstancias. Trato de convencerle de quedarnos.
Una vez estamos en la barra y varios tíos me violan con la mirada algo que me hace de sentirme  incómodo decido pasar de ellos a lo que  hago una señal a Luisito.
Él, nada más vernos sonríe empezando a bailar.

— Evan y Richard cuánto tiempo. Me alegro mucho de veros.

— Luisito sirve  unas cervezas bien fresquitas que tengo el gaznate seco.

— Perfecto. Por cierto, esta noche hay una fiesta de gays, quedaros anda. — Me volteo para mirar a Richard el cual está embelesado mirando a dos mujeres  besándose.

— Richard, no mires mucho, si no hay nada que hacer.

— Mirar no cuesta y tampoco cobran. Y ves a la morena, la de los pantalones de cuero. Esa es una compañera de trabajo, es bixsesual, creo que tengo alguna posibilidad.

— Pues nada ataca. Brindemos. — Choco la botella con mis amigos empezando a beber y reír.

El ambiente es bastante bueno, por lo que me animo a bailar con Luis Mario  y otros tíos más la conga. Richard se me ha perdido con la compañera.

Al pasar un par de horas estoy que no me tengo en pie. Se supone que el alcohol es para que olvides tus problemas, pues yo no sé qué hago gateando para llegar hasta la cama.
Duermo durante toda la noche como un ceporro, sintiendo de vez en cuando que alguien me da patadas.

QUIERO ALGO DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora