Capítulo 12

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— Eres un desgraciado, ¿verdad que sí? — Ya empieza con los insultos.
Suspiro mientras coloco los papeles que se han debido caer antes.
Me volteo para empezar la discursión.

— Tú no sabes más que insultar. ¿No puedes preguntar ceporra?

— ¿Te estás pitorreando de mí?  Me prometiste que me ayudarías, había confiando en ti y tú lo único que sabes hacer es follarte al cacho  penco de vieja que viene se abre de patas y hasta luego.
Eso es lo que sabes hacer, pasar de todo el mundo sin importarte en absoluto sus sentimientos.

— Mientes y deja a Thaisa en paz,  ni la menciones porque ella no tiene nada que ver en este asunto. — Siento arder un fuego de ira por culpa de los comentarios de Alysa.
Prefiero irme yo el primero porque veo que seré capaz de hacer cualquier locura.

— ¿Dónde vas?, aún no he terminado contigo.

— Me tienes harto Alysa, hasta los mismos catalines de que te comportes de este modo conmigo. Déjame en paz, déjame que haga mi vida a mi manera y tú apañatelas como puedas. Ahora es cuando no quiero saber nada de ti.
Si quieres tener un hijo, reza para que te ocurra un milagro, porque yo no seré quién te lo conceda.

— Evan espera.

No espero, estoy muy cabreado, tanto como para ponerme a trabajar evitando pensar en Alysa para que no me haga de hacer cualquier locura.

Ya es casi las siete de la tarde, gradezco de no haberla visto en todo el día.
Antes de ir hacia mi casa, me paro en un restaurante para comer algo.
Nada más terminar de cenar me dirijo hacia mi casa, necesito descansar un poco me siento muy agotado.

Al entrar en el edificio me cruzo con Alysa la cual va sola y muy arreglada.
Apenas nos dirigimos la palabra.
Total no me importa lo que haga.
¿O sí?

Salgo detrás de ella para preguntar dónde va.
Con chulería me responde que tiene una cita con un hombre.
Intento convencerla de que no vaya, al parecer hace oídos sordos y se monta en un taxi dejándome un poco preocupado.

Al llegar a mi apartamento, me doy una ducha, al terminar enciendo mi portátil metiéndome en la página del chat.
Leo los mensajes de los hombres que están interesados en conocer Alysa.
Al parecer no hay ninguno que vaya en serio. Solo quieren tema.
¡Qué salios de verdad!

Sigo leyendo hasta que llego a una conversación donde un hombre le invita a cenar esta noche.
Leo el lugar del restaurante, y la edad del señor.
No sé, pero mi sentido arácnido me dice que algo no funciona del todo bien.
Tampoco debo de preocuparme mucho, Alysa sabe lo que hace. Recapacito, no me fío mucho de que ande con otros hombres.
Comienzo a ponerme nervioso, me preocupa que Alysa se haya ido sola.
Justo voy a su apartamento,  alguien toca mi puerta.
Se trata de Rosi, la pobre se ve que está muy nerviosa y preocupada por Alysa.
Tranquilizo a Rosi diciéndole que yo mismo iré a buscarla para comprobar que nada le ocurra.

Me pongo una chaqueta y las deportivas  para ir en busca de mi auto.
Antes de comenzar a conducir rastreo su móvil, para eso me dedico a crear programas de seguridad.
Cuando al fin logro saber su ubicación, arranco el auto para ir en busca de Alysa.

Conduzco durante un buen rato hasta llegar al restaurante de un hotel. No se porque pero esto no me gusta para nada.

Entro en el restaurante pero está cerrado, pregunto a una señora vestida de blanco, la cual me informa que debo ir a preguntar a recepción allí me darán más información.
Agradezco a la buena señora la poca información que me ha dado y me marcho hacia recepción donde un buen hombre con cara de tener más sueño que yo me dice en qué habitación se encuentra Alysa y el señor que la acompaña, después de haber estado más de media hora inventándome más excusas que un ministro cuando va dar una charla.

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