El Vampiro Celestial © [EDITANDO]

CAPÍTULO 06

«El que no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra»

------->"El grito ignorado"<------
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   Las palabras plasmada en la carta se repetía  por la cabeza del rubio, los día transcurrían lentamente y no conseguía absolutamente nada que lo llevara al secuestrado de su amada. No entendía el por qué plasmaron «apresura su investigación » sentía como sus órganos se arrugaba como hoja de papel, minimizando las pulsaciones y respiraciones con tan sólo pensar que su amada Margaret estuviese en una transición de tortura.

   Todo éste tiempo ha estado buscando respuesta de su vida, y no había pensando en Margaret. Aunque él haya leído "AUTOBOICOT de Bernando Stamepateas" él estaba seguro que primero sería ella que él, que no podía vivir sin ella.

   Dos días después de leer la carta se habían desaparecido doce personas más, eso preocupaba a Dayan, desde el primer secuestro todo se ha vuelto caótico, más desapariciones, personas muertas en el lago prohibido, Dayan estaba en pensamientos hacia todo lo que sucedía a su alrededor.

   «¿ y si el secuestro de Margarert está vinculado con el mismo secuestrador de estas personas nuevas? Quizás se una hipótesis creíble. Ahora, un licántropo nos atacó y esa bestia se encontraba acompañada de una persona con sed de venganza hacia mí, ¿eso da el entender que la persona que me está buscando es un licántropo?  ¿O serán dos personas distintas? ¡Que me lleve el diablo!— pensó analizando la situación, por lo que estaba pasando era un caos, un rompecabezas de millones de piezas que tendría que armar,  lo peor de todo que algunas piezas no se encontraba en la mesa.

   Sus compañeros juraron que lo ayudarían a encontrarla, que lucharían. Pero algo inquietaba al rubio, y eran las palabras plasmadas en la hoja;

  «¿Yo también puedo tener amigos?»

  Se le repetía por la cabeza dándole el entender que la persona que estaba detrás de todo esto iría por compañía.

  Asistía a su clase sin ningún problema, pendiente de cualquier mirada llena de odio, pero de pronto al ver a su compañero de habitación perdido en un pensamiento profundo, no Tacaba ni siquiera su comida, mirando hacia un puto especifico.

—Félix, ¿qué pasa? —preguntó mientras se acomodaba en una silla cerca de él.

—Que desde que nos agredió la bestia he estado pensando en quién podría ser, o sea, no conozco a nadie, pero sin embargo la palabra; "mi pequeño" me recuerda a alguien. —cuando miró los ojos de su compañero mostró sus grandes ojeras, y ojos rojos. —no he dormido nada pensando en eso.