El Vampiro Celestial © [EDITANDO]

CAPÍTULO 09- PARTE II

«Somos nuestro propio salvador, en una tierra parecida al infierno»

-------->"Putrefacción"<---------

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    Dayan  esperó que llegaran Dacarys y Carlos a la habitación para saber el escondite de la licántropo, eran las tres de las madrugadas y ellos no se habían manifestado. No podían dormir por la situación, necesitaban acorralar el escondite de la licántropo, porque quizás era cómplice de unos de los amenazante.

    Pero de pronto se percataron la presencia de sus amigos en la puerta, estaban exhausto.

—¿Por qué la cara de preocupado? —preguntó Dayan a los recién llegados.

—Hemos visto a un licántropo espiando afuera, lo seguimos pero es demasiado rápido. —respondió Dacarys sentándose al lado de Félix. —hola, cariño. —le dijo al moreno con una sonrisa y pellizcando su mejilla izquierda.

—Joder, bueno. Los hemos llamado por la muerte de Francisco, jugador del equipo de la institución. Vamos, Félix. Suelta el buche.

   Félix tragó con dificultad mientras que miraba los rostros de los recién llegados, le daba vergüenza recordar lo sucedido.

—Después que salí de sus casa comencé a caminar sin rumbo, pero de pronto sentí que alguien me seguía, quise huir de la persona penetrando el bosque, pero terminé perdido. Llegué a lo que parecía la cárcel, penetré el lugar para pedir ayuda desde adentro con mi móvil, pero lo que conseguí fue escuchar gritos de agonía, mi curiosidad me invadió y controló mi cuerpo asustadizo, me dejé guiar por los gritos hasta hallar una habitación con una luz blanca salir por la puerta entreabierta, me acerqué y contemplé la transformación de una licántropo, ella era blanca con cabello castaño, no pude ver su rostro bien. Intenté huir retrocediendo con pasos lentos hasta que tropecé con el cuerpo de Francisco, él sabía perfectamente a que nos estábamos enfrentando, al principio pensé que era unos de ellos, pero me salvó. Salimos del lugar tomando diferentes direcciones para confundir el rastro aromático que deja nuestro cuerpo. Yo llegué a salvo, pero después no supe más de Francisco.

   Todos escucharon atentamente las palabras de Félix con cuidado, sin interrumpir su anécdota. 

»Han encontrado el cuerpo de Francisco degollado por el Sur del centro psiquiátrico hoy en la tarde, y han venido unos agentes por la situación, estaban intentando inculpar a Dayan por su ultima pelea, pensaban que él tenía una razón para matarlo, disculpen por no haber mencionado lo sucedido, se me había olvidado por completo.

—Tranquilo, tenemos que buscar el culpable y mostrar la inocencia de Dayan, ¿y estás insinuando que esa licántropo esté vinculada con el secuestrador de Margaret? —Dayan y Félix asintieron al mismo tiempo. —perfecto, si la hallamos a ella, hallaremos al secuestrador. ¿estás preparado para ser la carnada Félix?

—¿y por qué yo?

—Ella a captado tu aroma y lo reconocerá e intentará buscarte ya que has visto quien era. —respondió el pelinegro, tenía razón.

—Iremos mañana cuando el atardecer caiga. —comentó Dayan.— si vamos ahora con esos policías rondando por la zona seremos sospechoso del homicidio.