**Mi yo oculto**

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La empujé en el armario de utensilios viejos dentro de la sala de química. Estaba en reparación y pintura por lo que nadie rondaba mucho por ahí hasta las cinco de la tarde.

Me besó desesperada con ruidos roncos que soltaba sobre mi boca. Crucé mi pierna entra las suyas sintiendo su erección y sonreí al saber lo rápido que se endurecía por mí.

Rompí el beso agitada. Sostuve su rostro en mis manos y acaricié su nariz con la mía, ella me miró con una expresión que no pude leer por la poca luz allí adentro.

Sus manos se fueron a mi culo y apretó frotándome en ella. Me mordí el labio inferior con nuestras frentes reposadas. Dejé un ligero beso en su boca para después tocar sus manos y llevarlas a mi parte delantera.

Yo llevaba un vestido floreado amarillo por lo que le era fácil tocar mi piel. Me alzó haciéndome soltar una leve risa entre jadeos, gemidos y besos mojados. Su lengua arrasó la mía acariciándola por completo, joder, ese contacto me llevó al cielo, incluso sentí una extraña sensación en mi estómago.

Me sentó sobre la mesada donde se lavan los recipientes y alzó la tela de mi vestido a la altura de mi cadera. Se bajó los shorts y el de maya asimismo que mi ropa interior. Me miró y leí su mirada interrogante de inmediato.

Estiré un poco mi brazo y quité un preservativo guardado en mi tobillo dentro de mi zapatilla. Ella me miró sorprendida y la miré con picardía.

Rompió el preservativo y me mostró su gorda polla parada, apuntando hacia mí mientras se lo colocaba. Me relamí los labios abriendo un poco más mis piernas sobre la mesada, esperándola.

Se acercó a la altura de mi coño y antes de entrar me miró alineándola justo en mi entrada. Apretó mi cintura y se impulsó hacia delante. Gemí al instante del mismo modo que la abracé, teniéndola cerca.

Comenzó a moverse.

Su rostro caía en mi cuello y su respiración chocaba en mi piel sensible ahí. Mi cabeza estaba hacia atrás, soltaba gemidos ahogados, frunciendo mis cejas, mi nariz. Ella pasaba su lengua por debajo de mi oreja al mismo tiempo que entraba y salía sin mucha rapidez o lentitud. No puedo describir cómo eso me hacía sentir, simplemente sé que me vuelve loca, me prende, me calienta, estoy hecha fuego y no puedo evitar querer decirle cosas.

No pude pensar, no pude. Yo tan sólo solté las palabras retenidas, debía hacerle saber.

. – Mírame mientras lo haces. – obedeció, sus ojos lucían candentes, lujuriosos.

. - ¿Te gusta estar...dentro de mí? – Me penetraba seguido, agitada.

. – ¿Te gusta joder mi coño?

. – ah, Camila – Se quejó, dejando caer su mejilla en la mía.

. – Me encanta, maldita sea. Me aprietas. Estás...Tan. Caliente. –

Mi clítoris se contraía y soltaba flujos sobre su eje. Me mordí los labios al verla cogerme así de rico.

. – ¡Oh, Laaur! Es tan grande... - agarró mis labios con su boca. Salvaje y posesiva. Exactamente como me fascina.

Comencé a correrme perdiendo el control del beso, aun así sentía su boca chupar la mía. Me mordía, arrastraba su lengua por mis labios. Apretaba y dejaba que yo vibrara en ella. Me corrí fuerte, duradero, ella no se detenía. La sentí más tensa, entrando con más brutalidad. Las tiras de mi vestidos se deslizaron por mi hombro, ella se corría dándome otro orgasmo con esa liberación que la obligaba a follarme rápido, escuchando el sonido delicioso que producía el choque entre nosotras.

Estuvo así varios minutos.

Sus calientes manos se apoyaron en mis muslos una vez que bajamos de la nube de éxtasis placentero. Me besó concentrada al mismo tiempo que acomodaba mi ropa a ciegas, sin salir de mí.

Me miró luego y quitó su polla con lentitud, un ligero goteo de mi eyaculación cubría parte de su vientre. Se alejó completamente de mí y la observé en mi posición mientras se colocaba sus shorts.

Abrió su mochila y tomó la toalla, se acercó a mí, secó un poco de sudor en mi frente y rostro al mismo tiempo que me daba besos castos.

Bajó la toalla a mi coño y limpió mi desastre seguido de agacharse y tomar mis pantis para guardarla en su mochila.

. – Para mí – Murmuró en un beso.

Me ayudó a bajarme de la mesada. Me abrazó tocando mi culo también, besando mis labios ahora con más tranquilidad.

Salimos del cuarto después de esa sesión de besos tiernos. Ella no paraba de acercarme a su rostro y besarme. Sus manos estuvieron repetidas veces en mis mejillas. Incluso llegó a dejar un camino de besos desde mi mentón yendo por mi cachete hasta mi boca.

. – Quién diría que debajo de esa niña tierna estás tú – Me susurró.

Sonreí mirando sus labios, sus manos seguían en mi cara. Otro beso más.

Se despidió con eso.

La vi alejarse por el pasillo.








. – Quién diría que yo follaría con mi crush – murmuré para mí. 

Girls need love [Pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora