___________ sonrió, recordando esos buenos tiempos, en los que por suerte, había conocido a Ashton.
- Bueno, da igual, yo quiero acompañarte. Además, tengo mis cursos de autodefensa. El único que puede tocarme el culo eres tú. – sonrió.
- Eso ni lo dudes. Es que si te ponen la mano encima, ni autodefensa, ni mierdas. Siempre llevo mi estimada Gamo PR-45 encima.
- Que miedo. – dijo _________ riendo. Ashton alzó una ceja, terminándose su café. __________ le acarició una de las mejillas. – te quiero, mucho, mucho, mi vida.
Ashton sonrió.
- ¿Vamos? Cuanto antes lleguemos a mi oficina, antes terminaré de pelearme con los que te miren.
- Hay, mi celoso. – dijo _________ dándole un beso en la frente. – Voy a pagar y ahora vengo… y me enseñas tu oficina. – sonrió y se levantó hiendo hacia el mostrador.
- Ah no. Pago yo. – se quejó Ashton.
- No, yo.
- No. Yo. – dijo él, adelantándose.
- Señora. – dijo ________, alcanzándole un billete de veinte dólares.
- No se lo coja, cóbreme a mí. – dijo Ashton, sacando de su billetera uno de veinte, también. La cajera los miraba confundidos.
- No, no. - __________ lo intentó empujar, pero no podía. Así que Ashton la cogió de la cintura, dejando su billete en el mostrador y cogiendo el de __________, y se los llevó.
- ¡Quédese el cambio! – dijo llevándose a ___________ fuera de Starbucks.
- Eres malo. – dijo __________ intentando liberarse de la cogida de Ashton. Abrió la puerta de su coche y la metió en el copiloto. Ella pareció molesta. Ashton se metió en el piloto y encendió el motor.
- No te enfades cariño. – se inclinó, poniendo cara de niño bueno, y besándola en la mejilla.
_________ suspiró.
- Es imposible enfadarse contigo. – sonrió y puso la mano en el cambio de marchas. Como solían hacer, conducir juntos… cuando Ashton cambiaba la marcha, cuando ponía la segunda, o la tercera quizás, lo hacía junto con ________. Su mano, siempre seguida de la de ella.
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