- No te preocupes, no lo dice en serio. – dijo Madison acercándose a
__________. Le acarició la mejilla. – Siento el bofetón, cuando alguien se pone histérico, no consigo controlarme yo tampoco.- No pasa nada. – sollozó ________, agachando la cabeza y frotando ambos parpados inferiores con el pulgar de su mano derecha. Este quedó mojado al instante.
- Eh, nena, no llores. Ashton no lo dice de verdad, apuesto lo que sea a que Ashton tiene más ganas que tu de casarse. – le sonrió y la abrazó.
- Si, ya. - _________ no conocía de mucho a aquella persona. Prácticamente, por no decir nada de nada. Pero parecía –era- agradable. ___________ se zafó. – Me voy, he dejado a la niña al coche, y no quiero que la otra persona a la que más quiero en este mundo, se enfade conmigo también.
_____________ se dirigió hacia la salida, sintiendo miles de miradas clavadas en su espalda. Dio pequeñas y decididas zancadas, haciendo resonar sus tacones de aguja de charol negro en las blancas baldosas de la agencia de Snade. El agente de antes le abrió la puerta de salida. Ella se dirigió al coche. Las luces parpadearon al darle al mando de acceso. Abrió la puerta y se metió en el piloto.
- ¿Cómo estás? – dijo mirando a Naiara.
- Bien. – sonrió la niña. – Mamá ¿lloras?
- No mi vida, es que se me entró algo en el ojo.
- ¿Quieres que te sople?
- No, ya conseguí quitármelo. – le sonrió a su hija y le frotó la pierna.
____________ encendió el motor del mini y hizo maniobra para salir del callejón.
Pronto se encontró en plena carretera, agazapada del tránsito de mediodía de un domingo en Los Ángeles. Algo se le pasó por la cabeza. Algo grande, pequeño a la vez. Algo loco, pero muy… muy no sé, no sabría describirlo. ¿Romántico? No, no sería la palabra exacta.- Nai. – la llamó.
- ¿Qué? – dijo Naiara alzando la vista y sujetando a un Ken con una mano y a
una Barbie con la otra.- ¿Me acompañarías a un sitio?
- ¿A dónde?
__________ se lo explicó muy por encima.
- Pero eso duele.
- No. – mintió su madre.
- Mamá, estás loca.
___________ sonrió, negando con la cabeza y fijando la vista a la carretera.
- A veces me parece mentira que solo tengas cuatro años y medio