- Pues, soy yo, nena. – una voz sensual, femenina, sonó de nuevo, a sus espaldas. - ¿me buscas?
Una chica, rubia de pote, pero de las que le quedan bien, con unos ojos grises, hipnotizantes, una boca con labios de fresón, más o menos de su estatura, y con un cuerpo… ¿Qué para que contar? No tenía los mejores pechos que se podían desear, eran pequeños, pero estaban bien puestos. Pero la chica era curvilínea, y estaba de infarto. ¿Por qué coño todas las chicas de Ashton tenían que ser una reverenda pasada?
- ¿Tienes algo con ella? – dijo __________, entre lagrimas.
- Eh, eh, para el carro. – le dijo la rubia de pote. – Ashton es mi mejor amigo. Yo y él no tenemos nada. Si pensaste mal sobre alguno de esos mensajes es porque Ashton y yo siempre estamos de coña… y lo de fiera, tigresa… - sonrió. – me lo llama porque puedo beber más que él cuando nos vamos de cañas.
- ¿Acaso te he preguntado, zorra? – Dijo _________, con el corazón en un puño, asqueada y muy, muy cabreada.
Recibió una bofetada. De parte de ella. No, la verdad es que no parecía una cualquiera. No como Milena… no parecía… no parecía un rollo o simplemente, una ex de Ashton.
- Tranquilízate. – le dijo Madison.
- Ya te lo ha dicho ella, ___________. – dijo Ashton. – Solo es mi mejor amiga.
___________ asintió, incrédula. Se frotó la mejilla, dolorida. ¿Quién se creía para abofetearla?
- ¿Y por que esos mensajes? – lo riñó. - ¿Eh? ¿Dime? – aun centrada en su
idea, __________, dijo lo que más le dolía. – a punto de casarnos y tu, te dedicas a gorronear con otras.
- Nena… - Madison se retiró el pelo, hacia atrás. _________ pudo ver las raíces negras, para terminar de comprobar que llevaba el pelo tintado. – Se que estás cabreada, y que ahora mismo no le harás caso a una extraña, ni mucho menos. Ashton me habla mucho de ti, y de verdad, durante todo el tiempo que hace que lo conozco, nunca lo había visto tan enamorado