Capítulo 10

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Era el momento de ser sentimental

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Era el momento de ser sentimental. La cara de mi madre era de pura sorpresa, buscando mis ojos entre la multitud de personas que se habían aglomerado a mi entorno.

Solo había bastado una sonrisa de mi parte y un asentimiento de cabeza, para que entonces comenzára a saltar de alegría.

Lágrimas de felicidad caen de mis ojos mientras todos y cada uno vienen hacia nosotros a felicitarnos, cada uno dándonos un abrazo. Mi madre—la cual se encontraba notablemente conmovida—, me estrecha en sus brazos.

—¡Ay mi pequeña! ¿Cuándo pensabas decirmelo?

Río mentalmente mientras miro a Nicholas, se encontraba feliz. Fijo mi vidta nuevamente en mi madre y le sonrío. Aquella no era la remota forma en la que le iba a decir.

Tampoco pensaba decirselo, al menos no por estos meses. La abrazo y nos quedamos así por un buen tiempo, para luego sentir en mi hombro un toque, eran las chicas.

—Te explicaré todo después—le susurro a mi madre.

Zara y Katherine se encontraban chillando de emoción, lo que me había causado montones de risas. Zara me da un fuerte abrazo y Katherine igual, teniendo al pequeño en sus brazos.

—Ser madre es una bendición—dice, mirando al bebé entre sus brazos—. Éste pequeño fué la mejor que me pasó, serás una gran madre. Eso no lo sé.

—¡Vamos a celebrar!—grita Gregory.

—¡Hey! Primero vamos a comer—le reclama Zara, todos en la mesa reímos.

La cena había sido fantástica, todos se encontraban alegres alrededor de aquella gran mesa, todos preguntando sobre el bebé.

—¿Ya saben qué será?
—pregunta Will.

—Aún no, faltan unos meses—contesta Nicholas alegre.

Este último me mira y posa su mano en mi muslo, acariciandolo. Luego de media hora donde me había consumido en la comida, todos habíamos pasado a la sala de la cabaña.

Una enorme sala, con sillones, mesas y un mini bar. Gregory me tiende un vaso lleno con jugo de manzana mientras Nicholas prende las cornetas, para luego escuchar música saliendo de esta.

Este verifíca que contiene mi vaso con evidente interes, al darse cuenta que se trata de jugo, se calma.

—Tranquilo, no voy a beber alcohol—le doy un beso en la mejilla.

—Eso espero—dice, colocando sus manos brevemente en mis nalgas, a las cuales de la una pequeña nalgada.

La fiesta o quizás, más bien, el compartir había comenzado. Gia había bajado a la sala luego de escuchar la música prenderse, corriendo hacia los brazos de su padre.

Sedúceme#2✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora