"Ambos habíamos caído"
La historia de amor de Susan y Nicholas no está ni a un ápice de terminar. Luego de algunos meses de descanso, ambos vuelven a la cocina del Monroe donde explotan sus talentos culinarios. En cuanto a su vida amorosa, empiezan...
Todo había cambiado, mi vida se había vuelto de momento a otro en un surco de emociones didácticas, las cuales no podía controlar. Por más que quisiera no podía fingir la realidad, mi vida se estaba tornando peligrosa y misteriosa a grandes proporciones.
—Entonces, tú construiste los túneles.
Me encontraba a orillas del lago junto a Nicholas, mi madre y Will se encontraban dentro de la casa hablando sobre cosas triviales—o eso suponía—, el día de hoy estaba nublado, pero aún así se podía ver el sol entre las nubes.
Nicholas vestía unos shorts notablemente cómodos, una guarda camisa que dejaba ver su pecho musculoso. Su rostro a poco afeitar se veía exquisito, aquella barba definitivamente le quedaba muy bien. Yo en cambio no me había quitado mi pijama, el día de hoy estaba muy pasivo.
Suspira y se rasca la nuca, mira al cielo y luego mira hacia el lago, éste en verdad se veía fresco.
—Lo hice después de pasar todas las cosas con Stephanny—se sincera. Mi intriga era fija, no tanto como mi mirada a sus ojos—. No lo sé, simplemente hice algo por si pasaba algo, no especialmente con ella. Más bien lo hice porque me preocupaba por ti—hago una mueca—. Me preocupo por tí.
Asiento, las circunstancias eran obvias, pero aún así sentía que faltaba algo. Niego repetidas veces y Nicholas me mira extrañado, por lo que le hago saber que no es nada. La presencia de Fiorella ayer me había agitado en cierta forma, mucho más sus palabras.
Saber que cualquiera podía ser la mano derecha de Stephanny me ponía los pelos de punta. Pensaba en Zara y Katherine, no sabía de ellas desde hace una semana, desde la fiesta de piscina.
—¿Qué haces?—pregunto al ver a Nicholas hacer una llamada, al parecer con la directora de su banco.
—Estaba depositando a Fiorella—dice una vez cuelga. Ruedo los ojos y éste de cruza de brazos—. Susan, debía hacerlo. Necesito saber.
—¿Y cómo sabes que todo ésto no es solo para sacarte dinero?, ¿Y si no sabe nada?—hago un puchero. El hecho de que el tema de atención fuera su ex me colmaba la paciencia.
—Susan, amor—se sienta justo a mi lado. Trato de no ruborizarse por su cercanía, hace tiempo no me poseía de la manera que tanto deseaba y tener su cuerpo cerca, era una total tentación—. Piensa, sabes que ella vive en Londres y no sabía nada de Stephanny. ¿Cómo creés que supo de ella?, ¿Crees que vendría a Italia sólo por dinero?
Tenía ganas de asentir, pero me las aguanté. Sí, algo de razón tenía Nicholas, tenía algo de coherencia al menos.
