Capítulo 3

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Empezaba a entender un poco a Nicholas y lo que significaba su vida y sus entornos

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Empezaba a entender un poco a Nicholas y lo que significaba su vida y sus entornos. Sabía sus actitudes y pensamientos, a parte de sus gustos algo complejos. Luego del viaje al lago, recibo una llamada de parte de mi madre.

—Bueno, ya que estás muy emocionada y es una gran forma de conectar con tu hermanito/a—«oh, si»—, he pensado que deberías venir a la siguiente revisión del ginecólogo. Vendrá Will.

Bueno si, era el momento perfecto para dos cosas: conocer a mi hermano, y por otro lado conocer a mi "padrastro". Esa palabra era extraña y sumamente neófita para mí, en mi vida solo conocía la palabra mamá, y eso bastaba.

—Si, será perfecto.

Solo había sido necesario colgar y tumbarme en la cama junto a Nicholas para que este me mirara inquisitivo. Era muy intuitivo y para completar, me conocía a la perfección. Incluso aún más que yo.

—¿Lo dirás por tu cuenta o es necesario que pregunte?—pregunta fijando su atención en mí.

Me encojo de hombros, mientras hago una mueca de desinterés—Mi mamá me invitó a acompañarla a la consulta del médico.

—Estupendo, es bueno que hagas lazos desde estos momentos con tu hermano.

Carraspeó, me rasco suavemente el cuello. Aquello se había convertido en una manía, cada vez que los nervios se apoderaban de mí, sucedía.

—Irá su novio.

Entonces la cara de Nicholas paso de serena a una más asombrada. Retira la mano que se encontraba en mi cuello y levanta una ceja. Ruedo los ojos. Ahora lo entendía más.

—Aun mejor, así te familiarizas con tu papi—se ríe, y yo le lanzó unas miradas de esas que si pudieran, mataran.

—Oh, no comiences de nuevo con tus jueguitos—tomo el control del televisor y busco algunos canales. No había nada bueno—. Enserio, ¿Quién inventó estos canales?

—Pues alguien, obvio—ríe—. Ahora dime, ¿irás?

—Claro, ¿Que excusa podría darle?

No había empezado el trabajo, así que de por sí no estaba del todo ocupada. Y mi madre lo sabia, si le decía que no, sabría que era una mentira. Mi madre era tonta, pero no del todo. La cita al médico sería al sábado por la mañana, solo serían 15 minutos en una habitación. Solo con la suma de una persona completamente desconocida para mí. Tenía miedo. Lo aceptaba.

—Bueno, no te queda más que ir.

Estaba nerviosa y tenía miedo. Eso ya era obvio. Pero no iba a faltar, no iba a dejar que mi primera impresión fuera de una chica con miedo a un hombre que no le ha tocado ni un pelo, o visto. Aún no comprendía en que momento mi madre lo había conocido, siempre la veía ocupada en sus recetas y encerrada en la cocina. Bueno, en algunas ocasiones en las que la dejaba sola, los días en que me pasaba horas extras en el Monroe, o momentos así. Incluido el viaje a Londres.

Sedúceme#2✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora