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Si me lo preguntan a mi diría que es horrible vivir con el remordimiento de no decirle lo que querías a esa persona que extrañas y ahora no está

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Si me lo preguntan a mi diría que es horrible vivir con el remordimiento de no decirle lo que querías a esa persona que extrañas y ahora no está. Me quedé solo, mamá era la única que me quedaba ya que papá murió en un accidente e hizo que mi madre quedara viuda. Deseo tanto tenerlos aquí conmigo pero eso es algo imposible y no me queda nada más que su recuerdo.

Recuerdo...

Mamá y yo estábamos cenando, viendo la televisión, aunque realmente no estábamos viendo nada... Sólo estaba ahí, encendida para tener algún sonido de fondo ya que nuestras cenas o comidas eran muy silenciosas. Mamá era muy reservada y educada que ni siquiera le gustaba que conversáramos cuando comíamos. Algo raro, pero no me me molestaba,o tal vez el raro era yo. Siquiera me permitía encender la televisión para no estar tan incómodo ya que yo soy todo lo contrario y me encanta tener un sonido de fondo al comer.

De repente lo que sea que estábamos viendo fue interrumpido por un anuncio noticiario, las noticias nacionales. Supongo que es algo importante o urgente porque siempre que hacían eso era porque algo malo sucedería ¿Tal vez una ataque? ¿Una tormenta de alto riesgo? Lo más probable es que sea esto último, el día estaba horrible. Todo estaba lluvioso y nublado, sin mencionar los grandes estruendos.

Solo anunciaron que el experimento M.U.T.4.N. se llevaría acabo y que es mejor que no pusieran resistencia o de lo contrario morirán.

Mamá no emitió ninguna palabra, solo se quedó quieta. Después me volteó a ver con preocupación, una gran preocupación. Ella nunca estaba así, fue la primera vez que la ví de tal manera. Sus ojos verdes estaban desorbitados, pasaba sus finas manos rápidamente sobre su cabello rubio, sus labios pintados de rojo estaban demasiado apretados.

Un relámpago alumbró toda la casa y en ese momento mamá por fin decidió hablar.

—Yo seré la que se va a ir, hijo. Aún te falta mucho que vivir. Aprovecha tu vida al máximo. No te preocupes por mi, hijo.—dijo ella sin más

—No, no...—dije negando varias veces con mi cabeza viéndola a sus ojos, tal vez quería transmitirle lo mucho que me haría falta.

—¿Recuerdas que yo estoy enferma? Me queda poco tiempo y también pueda que me encuentren una solución si me voy.—y eso era cierto. Mamá tenía cáncer.

—Pero no podría dejar que te lleven, mamá. No me lo perdonaría.—le hice saber con lágrimas en mis ojos. Era la única familia que me quedaba cerca.

—Eso supuse, ven.—dijo poniéndose de pie. Algo que yo también hice.

Entonces agarró un sartén y me pegó con una inmensa fuerza, he de admitir que dolió como los mil demonios.

—¡Mamá! ¿qué te pasa? ¿por qué me pegas?—reclamé sobando mi cabeza.

—Ay, no. Esto no funcionó. Creo que no es como en las películas.—dijo rascando su cabeza.

—¿Planeabas desmayarme?

—Olvídalo, ven.—dijo caminando hacia las escaleras. Entramos a su cuarto.—. Mira, tú irás a casa de tu mejor amigo Haddei. Su familia y yo planeamos esto. Ellos se encargarán de ti. Te amo, hijo. Jamás lo olvides. Perdona por no ser la madre que deseabas, perdona por hacerte esto. Perdón por dejarte solo pero irme es la mejor opción, pronto moriré. De igual manera ahí podrían ayudarme si es que aún funciono.—dijo entre lágrimas.

—Pero mamá, también te amo...—dije en un susurro.

Me dedicó una sonrisa y salió corriendo, cerró la puerta con llave para que no pudiese salir. Tenía que encontrar las malditas llaves, y si es que estaban ahí.

Estuve busque y busque como loco, no encontré nada. Tuve que salir y trepar por la ventana trasera lo cuál era bastante peligroso. Cuando bajé me fui directo a la sala principal para buscarla, para ver si aún estaba. Pero no, ya se la habían llevado, se la llevaron esos desgraciados, empecé a lamentarme. Mi madre se fue y ni siquiera le di un abrazo, ni siquiera le dije las cosas que tal vez ella quería escuchar de mi.
Lloré y lloré como un loco, sin parar.
Después de eso, hice lo que pidió, fui a casa de Haddei. Al entrar miré a su madre y a él abrazados, llorando. Y era de suponerse que Haddei había perdido a su padre...

El gobierno es mentiroso, todos sabíamos que se llevarían a más de una persona y algunos le creyeron, algunos se quedaron sin familia.

Todo fue una trampa, nadie pudo hacer nada. Ni siquiera huir, solo se burlaron de nosotros, nos metieron miedo y pánico, lo cuál era estratégico pero doloroso para nosotros. Solo lo hubieran hecho y ya, no teníamos porqué saberlo. Eso fue muy cruel.

Fin del recuerdo.

—Oye, ¿qué pasa por tu mente?—me pregunta Haddei.

—Nada... Solo, me es inevitable pensar en mamá, pronto será su cumpleaños. Bueno, sería.

—Oh, entiendo. Tranquilo, hermano. Ella así lo quiso y tuvo sus razones.

—Lo sé, pero es raro. Sabes, preferiría  que hubiera agonizado conmigo, al menos tendría un lugar a dónde llevarle flores. Ahora ni siquiera sé dónde esté.

—Te entiendo, todo esto es una jodida mierda. Lástima que no podemos hacer nada. También extraño a mi padre.

—Hola, chicos, creí que no los alcanzaría. ¡Me persiguió un perro! Y me caí ¡En una govnó!—exclamó Karenina agitada.

Haddei estalló en carcajadas, Nina lo golpeó en el brazo para que se
detuviera.

—Estábamos un poco decaídos pero con esa tragedia ya nos alegraste el día.—le hizo saber Haddei.

—¿Por qué tienes manchado el cachete de ¿Tierra?—pregunté.

—¡Es govnó! ¡Es escremento! ¡Es caca! De  p e r r o.—exclamó desesperada Karenina.

Yerik y yo soltamos unas grandes carcajadas, sin duda alguna esa chica era toda una tragedia.

—Dame papel, idiota.—le dijo Nina a Yerik

—le dijo Nina a Yerik

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Govnó es caca en ruso.☺

EN GUERRA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora